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Médicos explican cómo multiplicaron por 4 las camas con ventilación mecánica en la RM
Al inicio de la pandemia en la Región Metropolitana había 438 camas de cuidados intensivos, repartidas entre los servicios de salud públicos y privados. Tomás Regueira, presidente de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), cuenta que a partir de la segunda quincena de junio, fecha en que el coronavirus copó los servicios de urgencia, las camas habilitadas para cuidados intensivos llegaron a 1.873. "Pasamos rozando la ventilación mecánica porque llegamos a tener casi 1.800 pacientes ventilados a mediados de junio (exactamente, 1.743). Hoy, viernes 17 de julio, tenemos 1.250. De todas maneras, estamos crecidos como en un 280% respecto de las 438 camas que tuvimos al inicio de la pandemia", asegura el médico.

Gonzalo Menchaca, director del Hospital Sótero del Río, relata que mientras el nuevo virus comenzaba a propagarse por los continentes, en Chile aprovecharon de prepararse y estudiar. Transformaron unidades pediátricas en atención intensiva de adultos, adaptaron máquinas de anestesia en ventiladores mecánicos y capacitaron a personas que nunca en su vida habían pisado una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

"Aprendimos de los que tuvieron que hacerlo violentamente, que fueron los italianos y los españoles. Siempre estuvimos en contacto con ellos. En marzo supimos que esto se venía duro. Todo el equipo médico empezó a estudiar de inmediato", describe.

En el Sótero del Río, menciona el pediatra, pasaron de tener 24 camas de cuidados intensivos a 103. "Pero usé máximo unas 95. Estaba casi a tope, pero nosotros estamos acostumbrados a vivir al límite. No sólo aumentamos las camas, son los ventiladores, la red de oxígeno, los medicamentos y los elementos de protección personal", asegura.

Cuenta Menchaca que para reconvertir camas no sólo se requiere moverlas de lugar e instalarles un ventilador mecánico al lado.

"Para convertir una sala común en una de intensivo, hay que mover tabiques, modificar redes, cambiar infraestructura. Una cama normal necesita dos enchufes eléctricos, pero una de intensivo necesita diez. Una cama normal necesita una red de oxígeno, una de intensivo necesita dos puntos de oxígeno y uno de aire comprimido, salvo que tenga un compresor. Además, las distancias entre camas son mayores porque debes poner una serie de máquinas al lado. Por lo tanto, una sala que era para seis, la conviertes en una de cuatro. Metimos más de 100 camas moviendo tabiques", explica.

Agrega que también tuvieron que poner paneles de vidrio entre pacientes, con el fin de evitar las infecciones intrahopitalarias. "Pusimos tabiques vidriados entre cama y cama, un tabique con aluminio y vidrio. Esto fue un trabajo de ingeniería fina que normalmente demora un año, pero lo hicimos en semanas. Lo bueno es que varias de estas mejoras quedaron para el hospital", finaliza.

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