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Macarena Figueroa
Macarena Figueroa, iquiqueña de 25 años, campeona nacional absoluta de bikini fitness por cuatro años consecutivos y medalla de bronce de esa misma categoría en los Juegos Panamericanos Lima 2019, se tituló de enfermera en abril del año pasado. Había postergado su debut en el mundo laboral para dedicarse a su disciplina, hasta marzo de este año, cuando llegó la pandemia del Covid-19.

"En febrero aparecieron los primeros casos de Covid-19 aquí en Iquique, Región de Tarapacá y me puse a buscar trabajo altiro. Salió una oportunidad en el Centro de Salud Familiar Cirujano Aguirre (Cesfam), para la campaña de vacunación contra la influenza. Por la pandemia, tuvimos que salir a vacunar a las casas, puerta a puerta, y nos topamos con muchos pacientes Covid", relata Figueroa.

Uno de los sectores donde le ha tocado inocular a la enfermera y su equipo es la población Jorge inostroza de Iquique. "Las vacunas contra la influenza eran para los grupos de riesgo: menores de 10 años, embarazadas, enfermos crónicos y mayores de 65 años. Pero los pacientes Covid también querían vacunarse y se aglomeraban en la calle para pedirla. No podíamos inocularlos porque ya tenían el virus y no sabíamos cómo podía reaccionar su organismo", explica.

Atrás quedaron los días de ropa deportiva para Figueroa. Ahora viste sagradamente una pechera desechable, mascarilla quirúrgica y escudo facial. "Ha sido un cambio drástico. Empezar la vida laboral durante la pandemia ha sido muy difícil; me ha hecho madurar un montón. Son muchos sentimientos encontrados. En la calle ves personas contagiadas, sin mascarilla, y por otro lado, algunos colegas del Cesfam han caído por el virus", confiesa.

Siete comidas

Figueroa cuenta que lo más complejo de su nueva rutina en el Cesfam, además de las dificultades para entrenar, ha sido organizarse para seguir su estricta dieta de siete comidas diarias.

"El fisicoculturismo está ligado al aumento de la masa muscular, por eso la cantidad de comidas, principalmente proteínas, carbohidratos y vegetales. Mi entrenador me ayuda con tips para preparar recetas más fáciles y nutritivas, pero ha sido una odisea mantener la dieta en el trabajo. Ando para todos lados con mis tupper y muchas veces tengo que comer en la calle cuando estamos en terreno o en el Cesfam", explica la enfermera.

-Dígame un ejemplo de su menú.
-A las 7 horas consumo 80 gramos de avena, una rebanada de pan integral y cuatro huevos sin aceite; al mediodía, 100 gramos de arroz con 120 gramos de pollo; a las 15 horas, 150 gramos de camote más 120 gramos de salmón y ensaladas; a las 17 horas como 100 gramos de arroz, una lata de atún y una manzana; a las 18 horas, un batido de proteínas y una fruta; a las 20 horas, papas cocidas con pollo y por último, a las 22 horas, pescado con ensaladas.

-¿De dónde saca tiempo para preparar todas esas porciones?
-El domingo es el único día que no entreno, se supone que es mi día de descanso, pero ahora me la paso cocinando para congelar y tener listas las comidas de la semana. No podría hacerlo de otro modo.

-¿Cómo ha mantenido su entrenamiento?
-Aún con pandemia y mi trabajo en el Cesfam trato de seguir haciendo mi cardio en ayuno. Para eso me levanto a las 5.40 horas. He tratado de mantener la intensidad de mi entrenamiento pero ha sido muy difícil. Estaba acostumbrada con las máquinas del gimnasio y a levantar peso, pero ahora tengo que improvisar con unos elásticos y un par de mancuernas. Mi entrenador me ayuda con las rutinas y también con la nutrición. Cuando salgo del trabajo llegó a entrenar.

-¿Post pandemia seguirá como enfermera o volverá a competir?
-La enfermería y el fisicoculturismo son mis dos grandes pasiones y quiero hacer todo para compatibilizarlas. Será algo nuevo porque antes de la pandemia yo no trabajaba todavía; la mitad del día entrenaba y la otra mitad me preparaba mis comidas. Ahora estoy desde las 7.45 hasta las 16.30 horas en el Cesfam, pero tendré que organizarme para que funcione.

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