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Liam Neeson cuenta cómo actuar con su hijo los acercó tras tragedia familiar
La estrella irlandesa Liam Neeson proviene de una familia de clase trabajadora. Su madre era cocinera y su padre cuidador de una escuela de hombres. De niño, su sueño era convertirse en boxeador y a los 9 años se unió a un club liderado por un cura. Pero en 1970 decidió abandonar el ring luego de perder el conocimiento durante una pelea. Más tarde se unió al grupo teatral Lyric Player's Theater en Belfast durante dos años, pasando al Abbey Theater en Dublín en 1978. Tres años después debutó en el cine con "Excálibur" y el resto es historia.

Aunque su vida profesional no podría marchar mejor, la tragedia lo golpeó en 2009 cuando su mujer, la actriz Natasha Richardson, hija de la legendaria estrella Vanessa Redgrave y el director Tony Richardson, falleció luego de golpearse la cabeza en un accidente de ski. La pareja tenía dos hijos, Daniel y Micheál.

Destrozado después de la tragedia, Liam Neeson se dedicó totalmente a su trabajo. Ahora decidió actuar en la película "Made in Italy", coprotagonizada por su propio hijo menor, Micheál Richardson, cinta con una trama muy cercana a lo que les ocurrió a ambos en la vida real. En la historia ambos personajes regresan a la Toscana para vender la propiedad que pertenecía a la familia de la esposa y madre fallecida.

-¿Cómo se sintió trabajando con su hijo, Liam?
-Todo fue muy profesional. Conversé con Micheál antes de comenzar el rodaje y le dije "aquí hay un solo líder y ese es James D'Arcy, el director. Si quieres preguntarme algo referente a la actuación, conversemos después de que termine la jornada". Pero este tema nunca se dio, por lo que me convertí en otro compañero de actuación de mi hijo.

-¿Algo lo sorprendió?
-Micheál tiene 25 años, pero cuando rodamos tenía 23 y pensé"wow, yo no podría haber actuado de esta manera a esa edad".

-Ustedes habían trabajado como padre e hijo en "Cold pursuit" ("Venganza", 2019)
-Sí, pero en sólo dos escenas muy cortas. Tuvimos que improvisar sin diálogo y me impresionaron sus dotes de improvisación.

-¿Es verdad que al comienzo usted no estaba demasiado contento por la decisión de Micheál de dedicarse a la actuación?
-Me sentí algo molesto porque alrededor del 65% de los actores no tienen trabajo fijo. Se trata de una profesión donde impera el rechazo. Se recibe golpe tras golpe. Y aún así se necesita mantener la sensibilidad para el nuevo casting. Como padre, no deseaba que mi hijo pasara por tantos rechazos.

-Su hijo es muy buenmozo.
-Bueno, en eso se parece a mí, jajajá.

-En "Made in Italy" existen muchos paralelos con lo que les ocurrió en la vida real.
-Siempre se producen estas situaciones. Por ejemplo, no me tuve que esforzar por el hecho de que es mi hijo. Tuvimos ciertas escenas emocionales que ambos sentimos profundamente sin necesidad de intelectualizar.

-¿Cómo se supera la pena?
-Nadie tiene la respuesta. No existe una manera fácil de sobreponerse a una pena profunda. Se han escrito muchos libros sobre el tema, mucha gente gana dinero como consejeros, pero al final del día se trata de un viaje de cada persona que ha sufrido una pérdida. Y generalmente no sabemos cómo hacerlo. A veces se enfrenta hora a hora o día a día, es una lucha continua.

-¿Trabajar junto a su hijo los acercó más frente a la tragedia que les ocurrió?
-Creo que es un proceso que aún sigue. Mi hijo perdió a su madre cuando era muy pequeño y yo perdí a mi mujer hace 11 años que, como usted bien sabe, fue un golpe tremendo para mí y mi familia. Y esta cinta, aunque decirlo parece ser demasiado fácil o hippie, resultó catártica porque siento que de cierto modo abrió un portal para poder continuar nuestra conversación.

-¿Ha soñado con su esposa?
-Se me han acercado amigos muy cercanos a Natasha contándome sus sueños. Nunca he tenido sueños claros con ella. Le hablo todos los días frente a su tumba ubicada a unas pocas cuadras de nuestra casa. La visito muy seguido y le converso como si estuviera acá y no es que ella me conteste. ¿Pero sabe? También les hablo a un par de actores irlandeses que fallecieron. Me crié como católico, esto me ha hecho más religioso, más fuerte. Ciertamente cuestiono la muerte y la vida, y la posibilidad de si existe una vida en el más allá, sobre todo porque ya tengo 68 años.

-No los representa...
-Muchas gracias.

-¿En qué lugar se encuentra pasando la cuarentena?
-En mi casa en el norte del Estado de Nueva York. Tengo mucha suerte de saber que puedo pagar mi próxima comida. Y tengo que confesar que estoy muy contento porque gracias a la pandemia, he leído 30 libros. Voy en la mitad de "Crimen y castigo" de Dostoyevski y me desafié a leer "Ulises", de James Joyce, por quinta vez. Además, en mi casa tengo un buen gimnasio y una piscina en el jardín. Me acuesto cuando quiero, me levanto a la hora que deseo, ceno a la hora que se me antoja y para ser sincero, estoy feliz de no ver a nadie, jajajá.

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