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Investigador documentó que en Chile se usa la palabra pisco desde 1717
Cristián Cofré ha hurgado en la historia de sus orígenes tanto como para descubrir que entre sus antepasados hubo reyes de Castilla, Aragón y León (León es su segundo apellido) y que a través de ellos está vinculado con personajes célebres del Medioevo como Rodrigo Díaz de Vivar (el Cid Campeador).

"No es algo tan exótico", dice Cofré. "Los chilenos no lo saben o no lo vislumbran, pero podemos retroceder hasta la Edad Media y emparentarnos con familias europeas bien conocidas. Imagínate alguien que vivió en el 1100. Tenemos mil años más hasta hoy, que equivalen a unas 30 generaciones, con muchos hijos. La probabilidad de que uno descienda de ellas es altísima", explica el ingeniero y genealogista, intrigado desde su niñez por la identidad de sus ancestros y siempre atraído por la lectura de documentos que posiblemente "nadie ha consultado en siglos" para escudriñar en su procedencia y la de otros.

Nacido en 1977, director del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas, Cofré ha dedicado más de dos décadas a indagar en la historia de apellidos, pueblos, expresiones y productos de consumo habitual. Entre los últimos se encuentra el pisco, destilado que, según un estudio que publicó recientemente y que realizó en conjunto con el historiador Daniel Stewart, recibía ese nombre en Chile ya en 1717 (hasta ahora, la fecha establecida era 1733, en el Valle del Elqui).

"El hallazgo consiste en registros que dan cuenta de 25 botijas de pisco en la bodega de la viña de la hacienda Alhué", explica el genealogista. "Diplomáticos e historiadores peruanos dicen que esas botijas fueron traídas desde Pisco, Perú, y que por eso tienen ese nombre. Pero en Alhué no vivían más de 100 personas entonces, la mitad adultos, así es que no tenía ningún sentido traer pisco a ese lugar. En Alhué estaba todo para destilar, por lo demás, y lo hacían: la viña, los alambiques, las botijas y la mano de obra".

-¿Qué efecto tiene este descubrimiento en la disputa por el origen del pisco Chile- Perú?
-Nos va orientando hacia el origen. Nuestros vecinos peruanos se ponen incómodos con estos descubrimientos, porque el primer registro que ellos tienen data de 1825 y nosotros vamos cada vez más atrás. Los peruanos quieren ser los dueños únicos del nombre. A nosotros nos da lo mismo y decimos, y probablemente así sea, que son historias paralelas.

-En otra arista de los orígenes, en su sitio web hay un artículo sobre el ADN chileno: 49% nativo americano, 44% europeo. Es bueno recordarlo.
-Prácticamente la mitad de nuestra herencia es de nativos americanos y somos muy malos para reconocerla. Pasa al revés también: en la zona de la Araucanía, donde uno esperaría que el mestizaje hubiera sido menor, hay sangre europea. En Chile, nadie se escapa del mestizaje, de la mezcla de sangres, ya sea de clase alta o baja. Todos tenemos componentes de nativos americanos y europeos, al menos. El componente africano oscila un poquito: es más fuerte en el norte y decrece hacia el sur. En Punta Arenas es prácticamente 0.

-Dentro de los apellidos que ha estudiado es interesante Marambio, originalmente Barambio, procedente del País Vasco.
-Cuando uno investiga, empieza a darse cuenta de cómo eran las personas y a comprenderlas. Barambio es un lugar en Vizcaya, es un apellido toponímico. El Barambio que vino a Chile era un comerciante muy exitoso: vendía ganado, vinos, lo que se pudiera negociar. Era extraordinario, su actividad era inaudita. No sé si alguien podría hacer lo mismo hoy, incluso con las ventajas tecnológicas que hay. Tenía a sus hermanos en Lima, les enviaba mercaderías, les ponía seguros... Era asombroso. Bueno, lo que pasa con los apellidos es que, como las palabras, van evolucionando y así fue como Barambio pasó a ser Marambio. Entonces, los curas y oficiales de gobierno escribían a mano y de oídas.

-El origen de la sal de Cáhuil, muy cotizada, está entre sus relatos más entusiastas.
-En 1751, hace 270 años, hubo un terremoto y un maremoto que ingresó con fuerza a la laguna de Cáhuil. Había unas lagunas pequeñas alrededor y quedaron salobres. A la gente de Cáhuil, que jamás había trabajado la sal, se le ocurrió entonces hacer salinas. La primera cosecha fue en 1752. Una catástrofe se transformó en una oportunidad para que la zona pudiera crecer económicamente.

-¿Qué estudio ha sido el más sorprendente para usted?
-Te voy a contar lo que más me ha emocionado, que tiene que ver con personas que ahora son adultas y que fueron adoptadas de forma irregular. Una de las experiencias más bonitas fue haber encontrado, usando el ADN y la genealogía, a los padres biológicos de una persona con esa experiencia. Estamos hablando de gente que no sabe nada de sus orígenes y encontrar a otros con los que comparte gestos, rasgos físicos, es lo que me ha provocado la mayor emoción.

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