Desde los 90 que no se observaban tantos ejemplares, época en que no superaban los 100, especialmente con abundancia del agua.
Brito dice que El Yali, que tiene una entrada de agua salada, la que fue aprovechada por los jesuitas desde 1600, desde hacía una década que estaba casi seco. "Hoy (este miércoles) llovió acá, en la zona de San Antonio, pero no debemos cantar victoria. Tendría que seguir lloviendo así hasta octubre, aproximadamente, para que el humedal mantenga el agua y muchas especies puedan reproducirse", advierte.
Explica que al agua debe activar las semillas que se mantienen latentes en el fango desde el comienzo de la sequía, crezcan las plantas y con ello se pueblen de pequeños invertebrados, principal alimento de los flamencos, por ejemplo. Esto permitiría que muchos de ellos anidarán allí.
"Alguna vez fueron numerosos los flamencos en Chile central, pero la urbanización, la desecación de humedales, los cazadores y otras causas han terminado por hacerlos más escasos de apreciarlos", dice Brito.