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Wilma González capea el Covid en casa de su suegra
El food truck que Wilma González (36 años) compró en febrero pasado está estacionado afuera de la casa de su suegro. Un poco más allá, en el mismo condominio, la modelo española se encuentra viviendo con su hijo Noah (9) en la casa de la mamá de su pololo, Nicolás Seguel (24). "Somos una familia moderna. El 24 de mayo celebramos mi cumpleaños todos juntos y fue muy bonito", comenta ella.

La ex participante del reality "Mundos opuestos" (Canal 13) tenía todo listo para comenzar un nuevo emprendimiento en marzo. "Me iba a instalar con el food truck afuera de una sede del Duoc. Tenía los permisos aprobados y firmados, la burocracia resuelta", relata ella. "Desde el estallido social empezó a bajar la cantidad de trabajo fijo (hace clases de entrenamiento funcional en empresas y gimnasios), por eso pensé que era buena idea invertir en un negocio de comida. Pero ya con el inicio de la pandemia terminó de caer todo", explica Wilma, quien ha ido captando clientes para hacerles entrenamiento personalizado vía zoom desde el living de la casa de su suegra.

-¿Cómo le ha ido laboralmente?
-Mejor, pero no me daba para pagar el alquiler del departamento, cubrir los gastos de Noah, costear la comida y además, pagar el crédito que pedí para cancelar el food truck. No me gusta hablar de números, pero te puedo decir que debo varios millones de pesos. Más encima cuando empezó la pandemia pedí otro crédito para aplazar durante tres meses el pago del primero. Me subieron los intereses por esta prórroga y debo empezar a pagar todo el 1 de julio. Justo llegó la propuesta de mi suegra que nos viniéramos a vivir a su casa. Con Nico, que está estudiando ingeniería civil y trabaja arreglando computadores y teléfonos, estábamos bien agobiados con los gastos.

-Con lo que está ganando haciendo clases, ¿le alcanza para qué?
-Cancelar los dos créditos, el plan de salud de la isapre y algunos caprichitos de Noah. Gonzalo (Egas, su ex pareja) también me ayuda con los gastos de mi hijo. Noah pasa una semana con él y otra conmigo. Pero atención que no quiero parecer que me estoy quejando porque hay gente que está pasando hambre, que lo está pasando mal con esta pandemia. Yo al menos tengo comida, techo y abrigo. Estoy con mi pareja, mi hijo y con gente que me quiere. Soy una agradecida.

-¿Cómo ha funcionado la convivencia familiar?
-Bien, pero es cuático llegar con un pack. Porque me vine hasta con mi perro. Estamos con mi suegra, su mamá y los dos hermanos menores de Nico. Nos repartimos las tareas de la casa y nos turnamos para cocinar. El papá vive a cuatro casas de nosotros y viene muy seguido para acá. Al principio yo andaba muy tímida y pedía permiso para todo. Pero acá son buenos para echar la talla y eso me sirvió para entrar en confianza. Y debo reconocer que al principio también lloré bastante.

-¿Por qué?
-Me costó dejar mis cosas, el departamento. Era el lugar que armé con Noah después de que me separé de Gonzalo. Sentía que me había podido levantar sola y construir mi espacio. Sentir que no me la pude fue frustrante. Vendí algunos muebles y otros los estoy donando para ayudar a gente que lo necesita.

-¿Siempre se ha llevado bien con sus suegros?
-Sí, mi suegra es muy joven. Tengo casi la misma diferencia de edad con Nico y su mamá, y nos parecemos mucho. A las dos semanas de estar juntos como pareja, salimos a comer los cuatro. Yo me preocupé de que me conocieran para que se quedaran tranquilos por la diferencia de edad. Ahora me quieren mucho y son muy cariñosos con Noah.

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