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Guaguas cambiadas de Coyhaique
El 7 de enero de 1993 nacieron once niños en el Hospital Regional de Coyhaique. Entre ellos, Felipe Redlich Galleguillos y Sebastián Mansilla Mansilla. Uno nació a las 9 de la mañana y el otro a las 11.15 horas.

Ese día la señora Patricia Galleguillos recibió en sus brazos a su hijo biológico, luego en un momento se despertó y vio que a su lado tenía una niña. Eso evidentemente la inquietó y posteriormente la descontroló. Finalmente le pasaron a Felipe. Como ella seguía con las dudas, para tranquilizarla le dijeron que no se preocupara, que ese sí era su hijo, ya que ese día sólo había nacido un niño de sexo masculino.

La mujer nunca olvidó. En 2017, luego de realizarse dos test de ADN, Felipe Redlich descubrió que quienes lo habían criado y con quienes había compartido toda su vida, en realidad no eran sus padres.

La mujer que había concebido a Felipe era Rina Mansilla, quien a su vez se había llevado a casa al verdadero hijo de Patricia, a quien llamaron Sebastián. Una familia vivía en Coyhaique y la otra en Puerto Aysén. Nunca supieron unos de otros, hasta que ambos niños ya tenían 24 años y se reveló la terrible confusión ocurrida en el hospital.

Ambas familias afectadas presentaron una demanda civil por daño moral y el lunes la jueza de Letras Dalia Illezca emitió el fallo de primera instancia.

"Las circunstancias descritas, como resulta evidente, han producido en los actores un daño moral indudable, (...) que tiene su fundamento en el sufrimiento y dolor que han debido soportar como consecuencia del deficiente e irregular servicio prestado por los demandados", dice el fallo. Y agrega que el hecho les "ha dañado, que ha conmocionado sus vidas actuales, con el dolor y aflicción que ello conlleva, alterando su vida familiar, sus afectos, planes y condiciones de vida".

La jueza ordenó una indemnización de 200 millones para cada uno de los hijos afectados. Ambas madres y un padre recibirán 180 millones y los hermanos de Felipe y de Sebastián (3) serán indemnizados con 70 millones cada uno.

Cuando se reveló esta historia, ambas familias se reunieron y los jóvenes se relacionaron con sus padres biológicos. Lo siguen haciendo, pero ha sido difícil. Así lo explica el abogado de los afectados, Marcos Gallegos.

"Lo que a ellos les interesa es tratar de recuperar de alguna forma la normalidad, porque ahora están pasando por una situación bastante compleja de adaptarse entre ellos y debo decirle que no les ha sido nada de fácil, ha sido muy complicado", dice el abogado.

-¿Cómo está la relación entre los afectados?
-Hoy en día las relaciones están intentando llevarse de una manera relativamente normal. No ha sido fácil, ha sido bien complejo. Les cuesta mucho adaptarse. De hecho, no se han podido adaptar, pero están haciendo grandes esfuerzos.

-¿Cómo ha sido el proceso entre ambas familias?
-Es un proceso muy difícil. Hay dos familias con formas de ver la vida distinta. Ellos han tenido que luchar con un juicio y, además, que es lo que más les importa a ellos, cómo lograr rehacer sus vidas. Le puedo dar fe de que hasta el día de hoy todavía no rehacen sus vidas. Se esfuerzan harto, ponen harto de su parte, pero el panorama es tan complejo, porque se desconocen unos a otros, no se conocen. Eso provoca más distanciamientos. Pero se esfuerzan día a día y hacen un gran esfuerzo para acostumbrarse a esta nueva realidad. Tratan de sociabilizar entre ellos, pero hay días buenos y días malos, como en todas las familias. El problema es que esta familia se creó de un día para otro.

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