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Por qué son tan importantes para la ciencia los contagiados asintomáticos
El nuevo coronavirus es una fotografía borrosa. Los científicos identificaron su genoma, definieron la manera de testear a los infectados y se pusieron de acuerdo en cómo controlar a la población vulnerable. Pero para lograr la imagen nítida, coinciden, falta la pieza clave: las personas asintomáticas. Esas que tuvieron el virus y que nunca desarrollaron síntomas.

Asintomáticos

Alejandro Dinamarca, doctor en Biología Molecular, dice que un asintomático es un diseminador de virus. Alguien que sigue la vida como si nada, pero infecta a quien se le cruce. En cambio, una persona sintomática es quien tiene el virus y desarrolla síntomas porque el patógeno comienza a replicarse en sus células.

"Replica su información genética y hace que las células fabriquen la partícula viral infectiva. La acumulación de esas partículas dentro de la célula implica que se destruyan, liberando el virus para iniciar otro ciclo de infección. Eso es lo que daña tejidos, órganos y sistemas (genera los síntomas)", define el investigador de la Universidad de Valparaíso.

Dinamarca enseña que el virus también tiene otras estrategias de multiplicarse. Por ejemplo, inyectando su material genético en las células, pero sin que se active la fabricación de las partículas virales.

"De esta forma, el virus permanece silente, es decir no inicia el ciclo de replicación o lo hace muy lento, por lo tanto las células no se ven dañadas y no hay síntomas, pero si diseminación".

Completar el puzzle

Identificar a los asintomáticos es el nuevo objetivo mundial. En el Imperial College London, por ejemplo, los investigadores elaboraron un modelo matemático de predicción, publicado en la revista científica "Nature", en el que estimaron que las infecciones indocumentadas en China fueron la fuente de infección para el 79% de los casos reportados.

"Los asintomáticos son la pieza clave del juego para comprender de verdad cuál es el impacto de esta infección. De momento, solo sabemos de los pacientes que presentan síntomas", explica Fabiola Osorio, presidenta de la Asociación Chilena de Inmunología.

Diseminadores silenciosos

Cuenta Osorio que los asintomáticos son un enigma. No tienen idea de que están enfermos, pero tienen la capacidad de infectar a la población.

"Comprenderlos, entender su respuesta inmunológica, saber cómo transmiten la enfermedad y determinar cuánto demoran en estar recuperados es indispensable", asegura la investigadora del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Para la inmunóloga conocer a los asintomáticos a corto plazo también tiene una importancia económica. Al estar sectores completos en cuarentena no se sabe quién está infectado y quién no. "Con los estudios se podrá determinar si los asintomáticos que se expusieron al virus pueden defenderse del patógeno a largo plazo. O sea, que no volverán a infectarse. Se llama memoria inmunológica y es muy importante para volver a hacer una vida normal", reflexiona.

El virólogo Nicolás Muena compara la manera de infectar del MERS y el SARS-COV-2. "Pensábamos, al principio, que los que contagiaban eran los sintomáticos. Claro, en ese caso es mucho más fácil resolver la propagación del virus porque los metemos a todos en cuarentena. Eso pasó con el MERS-CoV (el coronavirus originado en Oriente Medio el 2012). Se contuvo el virus porque se transmitía por medio de los sintomáticos", destalla el investigador de la Fundación Ciencia y Vida. En este caso no pasa eso.

Maneras de detectarlos

Un desafío, asegura el doctor en Biología Molecular Alejandro Dinamarca, es idear el método que se debe utilizar para detectar a los asintomáticos. "Lo lógico es testear a toda la población, individuo por individuo, tenga o no síntomas. Pero esto realmente es casi imposible, por lo que se apuesta a tener una cantidad de personas analizadas, que sea representativa de la población en una ciudad, región o país", explica.

Agrega que la revista "Nature" publicó un artículo sobre una forma de analizar a grupos amplios de población. "Al menos tres países han comenzado a monitorear al SARS-COV-2 en las aguas servidas en plantas de tratamiento. Esto permite, sin analizar a la población asintomática, establecer si el virus está presente (en desechos orgánicos)", explica el investigador.

La inmunóloga Fabiola Osorio relata que en Alemania empezaron a medir los anticuerpos, moléculas del sistema inmune que indican que alguien tuvo el virus, en poblaciones grandes. "Munich fue una de las regiones más afectadas. Harán un muestreo amplio para determinar cuántos realmente estuvieron infectados. Medirán anticuerpos cada tres meses (para observar la inmunidad). Uno así entiende la panorámica y puede hacer proyecciones".

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