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Marlene de la Fuente
En tiempos normales, Marlene de la Fuente trota 10 kilómetros diarios. Es un circuito que la periodista se armó cerca de su casa en Las Condes e incluye "cerros y un sendero plano. "Me demoro 40 a 50 minutos, es rica esa sensación de correr al aire libre", dice. Además, su rutina deportiva consta de "entrenamientos funcionales en la Clínica Etma. Hago spinning y trabajo localizado con un personal trainer".

Con el cierre de los gimnasios y el establecimiento de la cuarentena obligatoria en siete comunas de Santiago -seis desde las 22 horas de este jueves- la rutina física de Marlene sufrió variaciones: ahora todo es indoor y a ratos la acompaña un maniquí que ella llama Bob, que está hecho de plastisol por fuera. Yo lo había dejado de lado, pero ahora lo retomamos los cinco", dice refiriéndose a los cuatro hijos que tiene con el periodista Iván Núñez.

-En el video que compartió en instagram se la ve golpeando con mucho entusiasmo a Bob. ¿Puede describir de qué se trata esa rutina?
-Con Bob practico tres golpes. Jab, que es un golpe recto hacia la cara. La patada circular donde golpeo con el empeine o la canilla y cross, que es un golpe de puño que se ejecuta con el brazo que está atrás, dependiendo el lado de guardia en que me encuentre.

-¿Cuáles son los beneficios de hacer boxeo, Marlene?
-Boto la tensión del momento. Se activa la endorfina y quedas con más alegría y energía para seguir adelante. Estamos viviendo una situación estresante, estoy sola con mis cinco hijos y Bob ha sido un buen aliado.


-¿Usted le enseña a sus hijos cómo golpear?
-Claro, porque no es llegar y pegarle. Te puedes fracturar una muñeca. He tenido clases de boxeo y sé manejar las posturas. Lo simpático de Bob es que se ajusta al tamaño de la persona. Lo pasamos re bien con él. Pongo reggaetón y después terminamos bailando juntos.

Marlene explica que todas las mañanas, luego de ver los temas relacionados con el funcionamiento de la casa, entrena sola durante una hora: 30 minutos de body combat y 30 minutos de focalizado. "Hago 500 abdominales diarios", asegura.

En las tardes viene la práctica de ejercicios con los hijos: "No les exijo horario para levantarse, pero sí que hagamos deporte. Les hago estaciones de trabajo con Bob. Bajamos y subimos corriendo las escaleras de la casa y hacemos sentadillas, estocadas y abdominales".

Los beneficios del deporte

"Las endorfinas son sustancias, proteínas que se producen en el cerebro, específicamente en la hipófisis y el hipotálamo, que generan bienestar tanto físico como mental en el organismo. A nivel físico regulan el dolor crónico, la sensación de descanso, agrado y relajo en el cuerpo. A nivel mental mejoran la concentración, disminuyen la ansiedad y la irritabilidad. Eso porque trabajan combinadas con neurotransmisores cerebrales como la dopamina y la neuroadrenalina", explica el doctor Patricio Ruedi, neurólogo de la Clínica Las Condes.

"La liberación de endorfinas aumenta con el placer sexual y cuando se comen chocolates. Practicar deportes también es una fuente importante de liberación de endorfinas y está al alcance de todos", agrega el profesional.

Pero Ruedi advierte que el deporte "se debe hacer de manera controlada. Si la persona es sana puede empezar con 15 minutos diarios de caminata en una trotadora o haciendo bicicleta estática. Si se trata de alguien fumador, hipertenso, con diabetes u obeso es mejor hacer una evaluación médica previamente".

-¿Sirve cualquier tipo de deporte?
-El que le acomode más a cada uno. Yoga, Pilates y Tai-chi son beneficiosos también. Tal vez no tiene tanto esfuerzo físico, pero ayuda al estado mental. Lo importante es practicar ejercicios de manera regular, media hora cuatro a cinco veces a la semana está bien.

-A nivel cerebral, ¿qué pasa cuando estamos estresados?
-Cuando alguien está estresado por orden del cerebro se liberan a nivel de las glándulas suprarrenales catecolaminas endógenas o adrenalina. Eso produce alteraciones del pulso, de la presión arterial, de la estimulación de la sudoración, de los movimientos intestinales. También deprimen el sistema inmunitario. Una persona sometida a estrés crónico tiene mayor riesgo de contraer enfermedades virales, como las que estamos viendo hoy, e infecciones bacterianas. También aumenta el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares y cardiovasculares. A largo plazo provoca problemas de concentración y memoria.

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