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Ingeniero de la UC integra equipo que se someterá a las extremas condiciones de una base lunar
El chileno Sebasthian, así con th, Ogalde, se propuso ser el primer astronauta y a sus 26 años tiene bien avanzado el camino. Este ingeniero de la Universidad Católica es uno de los ocho seleccionados para formar parte de Asclepios, una misión análoga o de simulación, diseñada para testear qué problemas podrían enfrentar quienes en el futuro vivan en una base en la luna o en Marte, por ejemplo. "No vamos a ir al espacio, pero vamos a hacer lo que hacen los astronautas que van al espacio", cuenta.

Space@yourService, una organización que promueve las ciencias espaciales en la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL), Suiza, convocó a estudiantes de todo el mundo para participar en esta aventura y recibió alrededor de 200 postulaciones. "Después de cuatro fases de selección, que duraron como dos meses, quedamos seis más dos de backup. Es lo que siempre se hace cuando se seleccionan astronautas: tener dos de backup o de reemplazo", explica. Sus compañeros, cuatro hombres y tres mujeres, provienen de Francia, Bélgica y Suiza.

Luego de enviar su currículum y un video en el que explicaba por qué debía ser seleccionado, se enfrentó a la primera prueba en serio. "Era un examen que también hacen los astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA). Para ser astronauta, no sólo tienes que saber muchas cosas. También tienes que procesar datos rápidamente y tener buena memoria y capacidades aritméticas veloces", recuerda. Uno de los ejercicios fue sumar dos números, cada uno de más de tres dígitos, que aparecían en una pantalla. ¿Qué dificultad puede tener eso? Bueno, los números desaparecían luego de unos cuantos segundos y había que confiar en la memoria.

Cuando la tripulación de Asclepios fue seleccionada, fue el turno del entrenamiento físico. Entre el 13 y el 16 de febrero pasado, en Crans-Montana, en los Alpes suizos, el equipo tuvo que bucear bajo una capa de hielo, ante la supervisión del astronauta suizo Claude Nicollier. "La experiencia fue muy divertida. Es súper extraño estar buceando de noche. Tienes una pared de hielo arriba y simplemente lo haces en total oscuridad, porque apagamos la luz en cierto momento. Es una sensación que deben sentir mucho los astronautas, porque finalmente están en un tubo de hojalata dando una vuelta a la Tierra cada 90 minutos", cuenta. El fin de semana pasado, en un subterráneo de la EPFL, el equipo pasó a otra fase de entrenamiento. "Teníamos recursos limitados, teníamos que minimizar la cantidad de agua que utilizábamos para todo. Nos dividimos en equipos y construimos un radiotelescopio. Había una cámara funcionando las 24 horas, para analizar nuestro comportamiento, la manera en que trabajábamos, en conjunto o no, si existían roces y cómo los manejábamos", cuenta. "Uno se vuelve una herramienta de la humanidad, en una extensión de la humanidad. Todo lo que uno piensa por su cuenta, como persona, queda en segundo plano, porque uno tiene que seguir una planificación", agrega.

Asclepios, bautizada así en honor al dios griego de la medicina y de la curación, se desarrollará propiamente tal en abril. "Vamos a estar una semana en un sector cerrado en las montañas, en Suiza, completamente aislados y dirigidos por un control de misión, igual que en las expediciones espaciales. No vamos a poder salir sin un traje espacial y sólo se podrán hacer salidas en las cercanías, solamente para hacer tareas específicas", explica.

Ogalde se toma su sueño muy en serio. En la UC se especializó en microelectrónica y telecomunicaciones. En el Politécnico de Turín, Italia, cursa un magíster en mecatrónica, disciplina que sirve para crear robots. No sólo eso. "Fui de intercambio a Rusia, sólo para aprender el idioma", recuerda. La razón es que actualmente la única nave que transporta astronautas a la Estación Espacial Internacional es la rusa Soyuz TMA, que despega del cosmódromo de Baikonur, precisamente en ese país.

Klaus Von Storch se preparó en la NASA para ser astronauta, mientras era piloto de la Fuerza Aérea, pero no alcanzó a viajar al espacio. Sebasthian se contactó con él a través de Linkedin, la red social especializada en generar contactos laborales, y le preguntó si era conveniente hacer un curso de piloto civil. "Me dejó un mensaje que decía que era algo que podía ser decisivo a la hora de ir al espacio. Fue totalmente un buen consejo", recuerda el ingeniero, que acaba de iniciar las clases para volar. "Al final lo que importa es que todo Chile se ponga la meta de poner a una persona en el espacio. No es una especie de competencia, es una visión país. Los más importante de poner una persona en el espacio es el hecho de que generaría inspiración en otras generaciones", cuenta.

En septiembre próximo se matriculará en el Project PoSSUM, de la NASA, que, según su sitio en Internet, es "el único programa que te prepara para ser un astronauta científico ciudadano". En otras palabras, un astronauta no militar.

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