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Gonzalo Jara habla de su vida en México lejos de su familia
Gonzalo Jara se mete a una peluquería en pleno centro de Morelia. Desde ahí pide unos minutos. "Mi compadre Chino (Rodrigo Millar) me trajo y me atendieron, inmediatamente", dice Jarita, quien hace unas semanas se instaló en tierras mexicanas para defender el mismo equipo donde está Jorge Valdivia, otro de sus grandes amigos, Sebastián Vegas, Martín Rodríguez y el técnico argentino Pablo Guede.

"Desde inicios de enero que estaba esta opción. Yo estaba feliz en Estudiantes de La Plata, pero me quedaban seis meses de contrato y Pablo siempre me quiso. Analizamos la opción y me vine por un año. Estoy feliz. En verdad todo es muy tranquilo acá. ¿Peligroso? Para nada. Con el Chino hablábamos el otro día y teníamos la misma opinión. Mientras no estés donde corras peligro no te pasará nada. Acá me han tratado muy bien. Más encima están mis amigos...", agrega el bicampeón de América.

-Cayó parado, entonces Jarita.
-Ayuda bastante llegar donde hay amigos y donde hay un buen técnico como Pablo Guede. No lo conocía, pero en estas semanas me he dado cuenta que es muy cercano al jugador. Te dice las cosas. Tiene cosas de varios entrenadores que tuve, como el mismo Gabi Milito, Seba Beccacece, entre otros.

-Cuando volvió a Chile deslizó que era para quedarse e incluso para terminar su carrera en la U. ¿Qué pasó?
-Esa era mi idea. Primero era acabar con mi contrato en la U, donde siempre quise jugar y fui campeón. Pero después se dieron otras circunstancias. El club colectivamente no anduvo, aunque fuimos campeones. Yo, por mi parte, también hago mi autocrítica. Algunos querían, y yo también, jugar lo mismo de la Selección, pero los jugadores no eran los mismos. Ahora yo asumo mi responsabilidad. Siempre.

-En su última etapa en la U daba la impresión que estaba desencantado y hasta se le veía con ganas de colgar los botines. ¿Fue tan así?
-La pasé mal, al final. Y claro se me pasaron muchas cosas por la cabeza. Yo quería retirarme en el equipo de toda mi vida, pero bueno. Ahí vino esa posibilidad de Estudiantes y me reencanté. Llegué a una gran institución y a un fútbol muy competitivo. Jugué, anduve bien. Me habría quedado también, pero apareció Morelia.

-Su intención cuando vino a la U era también por un tema familiar. Argentina no era tan lejos, ¿pero México, Jarita?
-Claro esa era la idea inicial. Y cuando apareció Estudiantes nos fuimos todos, pero Roksana (su esposa) estaba embarazada y se fue a Chile para estar sus últimos meses antes de que naciera Ignacia. De hecho, no pude estar en el parto porque estaba en la Copa América. Pero llegué al otro día a Chile para conocer a mi linda hija. Después tuve vacaciones y me fui a Argentina con mis hijos Nicolás y Lucas. Roksana se quedó en Chile.

-¿Y los niños por qué no se quedaron en Chile?
-Porque estaban en el colegio en Argentina. Entonces tuve que hacer de papá y mamá en La Plata. Mis tiempos calzaban porque los pasaba a dejar al colegio y en las tardes los pasaba a buscan El tema era complicado cuando jugaba en la semana o un sábado porque tenía que concentrarme los viernes. Entonces ahí Nicolás cuidaba a Lucas. Me daba lata pero mis hijos aperraron muy bien.

-En Argentina era llevadero el tema, ¿pero en México?
-Bueno, me vine solo. Ellos tenían que estudiar en Chile. El Nico no dio la PAA.

-¡Quéeee! Se le cayó el carnet, Gonzalo. Ahora es la PSU.
-Oooh, verdad. Bueno, no dio la PSU y ahora veremos qué hace o si se prepara para el próximo año. Y el Luquitas está en el colegio. Además la Ignacia está chiquitita. Así que me tocó venirme a Morelia. Espero traerlos pronto.

-El futbolista está acostumbrado, pero para alguien que decidió volver a Chile y después partir otra vez es complicado.
-Es complicado porque uno los extraña. Los echo mucho de menos y eso me complica, pero me toca apechugar nomás. Acá, como te decía, tengo amigos y eso ayuda bastante. La ciudad es bonita, se come bien, lo habitual, pero con muchas salsas picantes. Espero quedarme.

-Menos mal que la tecnología ayuda en ese sentido.
-Sí, obvio. Diariamente, hablamos por FaceTime. Si no existiera eso me moriría de pena. Las tecnologías permiten tener un contacto más cercano con la familia. Para qué me voy a hacer el valiente si uno sufre cuando está lejos. No me haga hablar más que me da pena. Terminando el torneo me voy de una a verlos.

-¿Llevó violín supongo porque sus compadres están con sus familias?
-Jajajá. Sí, pero los veo siempre en el club, almorzamos juntos, vemos los partidos. Entonces no creo que quieran verme mucho, jajajá. Pero todo bien.

-¿Cómo está el Mago? ¿Sabía de la demanda que presentó a Colo Colo?
-El Mago está feliz con su familia. Ahora se está recuperando. No le he preguntado por eso, pero está contento. Para mí es un extraordinario jugador y un gran amigo. El talento que tiene no se encuentra en cualquier parte. ¿Lo llevaría a la Selección? Esa es decisión del profesor, pero yo lo llevo siempre. Bueno y ya sabes que también está Millar, quien fue uno de los que me decía que me viniera. Con Seba Vegas hablamos mucho y con Martín (Rodríguez) también.

-¿Qué fue de su campo? ¿Se dedicará a tener una lechería?
-Ahí está, caminando. En verdad me gusta mucho estar allá en el sur. Los niños también lo pasan muy bien. Ahí vamos viendo. Ahora espero hacer bien las cosas.

También quiero llegar a la Selección.
Yo quería retirarme en el equipo de toda mi vida, pero bueno. Ahí vino esa posibilidad de Estudiantes y me reencanté

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