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Este portón se abre en 3,5 segundos para evitar portonazos

Como el TAG

Alonso Mendoza, administrador de Administraciones ProUrbana, que tienen cinco comunidades a su cargo, señala que la necesidad de perfeccionar y modernizar sistemas de seguridad de los condominios no había sido una preocupación tan latente. Sin embargo, ante las constantes denuncias de portonazos en distintas comunas de Santiago, los residentes comenzaron a tomar sus resguardos.

En uno de los condominios de casas que administra se reemplazó el motor tradicional de un portón corredizo -que tarda entre 25 a 20 segundos en abrir- por uno que demora entre 2,5 a 3,5 segundos.

"Lo que posibilita el portonazo es que uno se queda un tiempo buscando la llave o el control remoto para abrir. Y en ese instante, que son segundos, los tipos ya te robaron el vehículo. La idea es que el sistema antiportonazo es que tengas un ingreso expedito", plantea.

También implementaron dispositivos electrónicos programables, muy parecido al que se usa para cobrar el TAG de las autopistas, ubicados en el parabrisas del auto.

"Esta medida permite detectar el ingreso del residente con un perímetro de seis metros. Entonces, el residente no depende de que le abra el conserje, el propio sistema lo detecta antes de que llegue y el portón se abre de manera inmediata. Se cierra cinco segundos después de que pasa el auto. El chip es detectado por las antenas en los ingresos, que divisa al vehículo", explica.

Este sistema de lectura permite la entrada o salida de vehículos con mayor rapidez, sin necesidad de bajarse del auto o presionar algún botón.

Otra medida fue la instalación de cámaras perimetrales.

"Hoy se apuesta a poner cámaras al exterior, tanto en edificios como en casas. Las cámaras que se requieren deben ser de cierta resolución, una altura y alcance importante. Se trata de cámaras que funcionan con sensores de movimiento: si pasa alguien, la cámara se dirige inmediatamente al movimiento y comienza a grabar. Son cámaras que permiten una visual nítida. Es una tecnología que tiene un alto costo, pero que asegura tener un respaldo frente a un evento de robo", menciona.

El costo del proyecto fue de $10.000.000 (cámaras $7.500.000; dispositivos electrónicos, $1.500.000; $1.000.000 motores). Se pagó 50% de anticipo, y el resto en cuotas que se cargan a los gastos comunes.

Controles de alto alcance

Samuel Zapata, administrador del Grupo Zapata, también con cinco condominios, cuenta que en un edificio ubicado en la avenida Kennedy, en Las Condes, cambiaron los dos motores de los portones corredizos, ya que el tiempo de apertura era demasiado.

"Antes, el residente tenía que llegar frente al portón para que recibiera la señal del control remoto y estando al frente, tenía que esperar a que se abriera. Ahí había uno o dos minutos de espera y eso era lo que estaba generando el riesgo. Buscamos tecnología de motores que disminuyera el tiempo de apertura: ahora se abren en dos segundos y una vez que entra el vehículo, el portón se cierra".

También modificaron los receptores de los controles: ahora los residentes pueden abrir sobre los diez metros de distancia.

"Al principio tuvimos algunos incidentes, ya que los vehículos no estaban acostumbrados. Por ejemplo, si un auto ingresaba, y venía un segundo, se cerraba el portón para el segundo vehículo que entraba, pero fue tema de adaptación. Lo que debe hacer el segundo residente que viene entrando es volver a accionar el botón de apertura. El portón va a detectar que son dos vehículos que marcaron, por lo tanto, van a estar abierto para que entren dos vehículos", explica.

Los motores y los controles manuales le costaron cerca de $2.000.000 a la comunidad.

En un edificio de Santiago Centro se instalaron botones de pánico, que se activan con un control remoto y emiten un sonido disuasivo. La alarma está ubicada sobre el portón de acceso.

"Las cámaras o los botones son medidas disuasivas, pero no son métodos preventivos", precisa Zapata.

Desplazamiento

Maurizio Siri, representante legal de Smart Admin, que actualmente administra cuatro condominios en Santiago, dice que una de las medidas que implementó en uno de los edificios fue encajonar el portón dentro del inmueble.

"Se desplazó el portón hacia dentro. La idea es que el auto quedara dentro de la propiedad, aun estando fuera del portón. O sea, el portón quede dentro de la fachada", explica.

Ese movimiento le salió $900.000 a la comunidad.

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