-->

Escribe y presiona enter

On
Empresa francesa muestra plan piloto para llevar agua  de una isla a otra en Aysén
En Isla Las Huichas lo conocen como el francesito. Los vecinos lo abrazan cada vez que pueden, los niños le dicen que es el señor del agua y doña Gloria, mandamás de la pensión que lo aloja desde hace dos años, lo atiende como a un prócer comunal.

"Después de firmar el contrato, una docena de personas se acercó a abrazarme, me sacaron lágrimas. Dijeron que iban a ayudarme para que esto funcionara", cuenta Félix Bogliolo, fundador de Via Marina, empresa francesa de ingeniería y construcción. La misma que diseñó y presentó al Ministerio de Obras Públicas el proyecto Aquatacama: una carretera hídrica submarina que pretende trasladar agua dulce desde Concepción a Mejillones.

El que está implementando en la Isla Las Huichas es el piloto de ese más grande.

Bogliolo firmó un contrato con el Comité de Agua Potable Rural de la Isla Las Huichas, que pertenece a la comuna de Aysén, en octubre pasado. En un plazo de dos años, asegura, aquella comunidad de 2.500 habitantes por fin tendrá agua suficiente para abastecerse sanitariamente. "Hasta les alcanzará para generar industrias", cuenta el empresario francés.

Ducto submarino

A unos 15 kilómetros al oeste de Las Huichas se encuentra la gran Isla Melchon En ese lugar, explica Bogliolo, está el Río Brenner, que es el desagüe del lago Francisco Encina. En ese lugar, a una altura de unos 50 metros sobre el nivel del mar, donde el agua dulce aún no se mezcla con la salada, la empresa francesa instalará una toma de agua.

"Como está en altitud, no necesitamos energía para extraerla, el agua cae por gravedad hasta llegar a la otra isla. No necesitamos bombas de impulsión en este piloto", confirma.

El agua dulce, describe el empresario, se trasladará 15 kilómetros, de una isla a otra, mediante un ducto submarino, con un diámetro de 50 centímetros. "El ducto, desde la toma de agua hasta que llega al mar, será sostenido por pilotes. La idea es que vaya sobre el río para no interferir con los ecosistemas. Una vez que llega al mar se transforma en ducto submarino", dice.

-¿Es flexible el tubo, señor Bogliolo?
-¿Quieres verlo?

El empresario francés saca un mini ducto submarino de su mochila. Dentro de él hay un montón de carpetas metidas a la fuerza para optimizar el espacio. "Obsérvalo. Está compuesto de fibras textiles termoplásticas. Imagínate una manguera de bombero, simplemente esto es un poco mayor. La de Bomberos tiene un diámetro de 10 centímetros, ésta de acá debe medir unos 30. Es totalmente flexible. Por el ducto pasarán 10 litros de agua por segundo, lo que abastece con 200 litros a cada habitante y además sobra para que puedan generan industrias", describe Bogliolo, mientras utiliza como el marco de una foto el trozo de ducto, que no es de la misma medida del que se va a instalar entre las dos islas.

Para que el ducto no flote, agrega, se lastra. "Es como un mono porfiado que tiene peso muerto de muchas toneladas. Se mueve con el oleaje", dice.

-¿Por qué es blanco?
-El material es así. Poco importa si está en el fondo marino, a una profundidad de 200 metros. Ahora, si te gusta verde, puedo pintarlo para que te quedes contenta.

Isla sin agua

Marcelo Prambs, secretario comunal de Planificación de la Municipalidad de Aysén, a la que pertenece Las Huichas, dice que la isla prácticamente no tiene agua dulce. "Existen dos estanques para potabilizar la poca agua que hay, pero como está sobre árboles tepú, tiene un color café. Causa malestares estomacales. Tenemos una desaladora, pero su funcionamiento es caro", dice.

Bogliolo cuenta que cuando se estableció la comunidad, se instalaron piscinas para captar agua lluvia. Pero los habitantes aumentaron a 2.500 y cada vez llueve menos. "Es una isla sin ríos ni pozos subterráneos. Allí todo es roca, no hay posibilidad de agua dulce que no sea de la lluvia o traída desde otro lugar", describe.

-¿Por qué el ducto submarino tiene más beneficios que una desaladora?
-Una desaladora grande genera dos metros cúbicos por segundo. Según un estudio de Corfo, en el norte del país la necesidad es de 378 metros cúbicos por segundo. El consumo energético de una desaladora es de 4 kilowatts hora por metro cúbico producido. Nosotros, en el otro proyecto Aquatacama, consumiríamos menos de 1. En promedio, la desalación cuesta 1 dólar por metro cúbico producido, pero eso depende de las normas ambientales que se le apliquen. En California y Australia eso sube hasta 4 dólares el metro cúbico.

Click para comentar