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Luciano Chiang
Al cabo de una década de perfeccionamiento en Estados Unidos, coronada con un doctorado en ingeniería en Stanford University, Luciano Chiang (60) regresó a Chile a principios de la década de 1990 para hacer clases en la Universidad Católica. Por primera vez en Santiago, el ingeniero civil mecánico, originario de Concepción y exalumno de la U. de Concepción, pudo vivir la experiencia de una ciudad mal planificada en lo vial y congestionada por los vehículos particulares.

A diario, el académico debía recorrer, en las horas punta de la mañana y la tarde, los 25 kilómetros que separan su casa en Las Condes del campus San Joaquín, en Macul. En su auto, el viaje le tomaba cerca de una hora y 1 5 minutos, con un total de dos horas y media por jornada (1 50 minutos).

"Tuve varias motos en mi juventud, desde una Honda 125 sesentera hasta una CB 400 que vendí al partir al extranjero. Pensé que era una etapa superada, pero cuando me enfrenté a esta situación insostenible, supe que había una solución y esa era la moto. Así que 20 años más tarde opté por una CBX 250 para recuperar la habilidad, la destreza y la confianza", rememora.

Luego de cuatro años con esta última, el académico del departamento de Ingeniería Mecánica y Metalúrgica de la UC buscó algo más. Dice que, tras una meticulosa investigación, dio en 2014 con un vehículo de dos ruedas que le permitiera andar más seguro, confortable y rápido. Su elección fue la Yamaha MT 09, una estilo naked propulsada por un motor de tres cilindros en línea que suman 850 centímetros cúbicos.

"El modelo estaba recién introduciéndose en Chile, por lo que investigué bastante antes de decidin Finalmente, fue lo mejor que encontré en la relación entre peso (188 kilos) y potencia (113 caballos de fuerza), aunque también consideré el precio, que era prácticamente la mitad de lo que costaba una moto equivalente de marca europea", asegura Chiang.

Otro factor primordial para inclinarse por este modelo fue la altura del asiento (81 5 milímetros). Chiang afirma que hay fabricantes que diseñan con la mira puesta en consumidores de mayor estatura que el promedio chileno, por lo que afirmarse en la punta de los dedos de los pies en un semáforo se hace incómodo y riesgoso. Es algo que no le sucede con la MT 09, cuyo bajo centro de gravedad la hace además maniobrable y le brinda gran estabilidad, asegura.

Pero lo que le parece el logro más fundamental es que, según sus cálculos, el mismo trayecto de ida y vuelta que antes implicaba 2,5 horas (1 50 minutos) hoy lo hace en 1,3 hora (80 minutos). Así, el ahorro diario de tiempo alcanza a 70 minutos, lo que en una semana son 350 minutos, poco menos de seis horas.

"Si consideramos 220 días hábiles trabajados en el año, el total de horas que me ahorro en traslado cada temporada es de 256,7, es decir, el equivalente a 32,1 días. Eso, sin considerar el ahorro de tiempo cuando debo ir a una reunión fuera de la oficina. No hay dónde perderse con la cantidad de cosas que se pueden hacer aprovechando mejor el tiempo", celebra.

El reloj no es lo único que le rinde mejor al académico de la UC sobre las dos ruedas, pues el gasto en combustible también ha registrado una considerable baja. Así lo resume: "A bordo de un automóvil que ofrece 10 km/l, cubrir los 11.000 kilómetros que recorro anualmente significan 1.100 litros de bencina. En cambio, si hago lo mismo en mi moto, que entrega 23 km/l, ocupo 478 litros. Eso es un ahorro de 622 litros".

En dinero, con la gasolina de 93 octanos a $820 el litro, le significa gastar $510.040 menos al año, ya que cargar la moto le sale $391.960 (versus $902.000 que le significaría cargar el auto).

"Muchas veces, la gente compra sin analizar primero y termina optando por tecnologías obsoletas y motores ineficientes. Para mí lo más importante es el tiempo que recupero para mi familia y mi trabajo, evitando perderlo metido en un taco", finaliza.

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