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Krespita Rodríguez vuelve con todo al kick boxing
Carito, la alarma. Te toca la merienda: son siete claras de huevo y una manzana", le comenta Ingrid Sepúlveda, una de las amigas más cercanas a la boxeadora Carolina "Krespita" Rodríguez, mientras ella se envuelve las manos con unas vendas naranjas para comenzar a entrenar.

Carolina estuvo un año lejos del ring, pero hace dos meses y medio comenzó la preparación para su regreso al kick boxing. Peleará este 19 de octubre, en el gimnasio municipal de Puente Alto, frente a la italiana Martina Berline, en un combate a cinco rounds, de tres minutos, por el título mundial en categoría gallo de la World Grand Prix (WGP).

La boxeadora no lanzaba patadas hace siete años y llevaba un año sin entrenar. Estaba desmotivada por no tener competencias, subió de peso, hasta llegar a los 70 kilos (ahora está pesando 58), se dedicó a administrar su propio gimnasio, a dar clases y a regalonear con su hija Megan. No ha sido fácil su vuelta al ring.

"Me dedico a las competencias y no había ni peleas ni rivales, por lo que estaba media desmotivada. Me costó volver a entrenar. Estaba media depre deportivamente hablando. No tenía las ganas hasta que me apareció esta oportunidad", confiesa Rodríguez, quien después se fue a Buenos Aires, Argentina, para prepararse para la pelea junto a Nicolás Ryske, campeón mundial de Muay Thay WKC y WKF.

¿Cuándo le llegó la propuesta, aceptó de inmediato?
No, fue más un "podría ser". Pero lo fui pensando y mis amigos me decían que era buena y que les gustaría verme otra vez en kick boxing, así que al final dije que sí.

¿Qué fue lo que más le costó?
El trabajo de piernas y la recuperación en las primeras semanas. Como llevaba tiempo en el boxeo, me recuperaba rápido en la parte superior, pero sufrí con las piernas. Al inicio tocaba el saco y me dolía. Tenía la mitad de las pernas moradas, inflamadas y con chichones. No se me pasaba el dolor y era tanto que hasta pensé en no pelear. Recién a la cuarta semana se me pasó el dolor. Aún no estoy al ciento por ciento, pero me siento bien y más fuerte.

¿Cuál fue el ritmo de entrenamiento?
A las 8:00 AM ya estábamos entrenando. Hacíamos trabajo físico, fuerza y resistencia física. En la tarde, solo trabajo técnico, en el que el entrenador se pone manoplas y te va dando instrucciones sobre qué patadas tirar.

¿Y cómo se comunicaba con su hija?
Hablábamos por videollamadas. A veces duraban dos horas porque jugábamos a las escondidas a distancia. Mi mamá e Ingrid me ayudaron mucho en eso, corrían por la casa escondiéndose con el teléfono o me ayudaban a buscarla

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