“Son 155 años desde que se creó la primera escuela de párvulos pública en Santiago, y mira todo el tiempo que ha pasado. Y nunca una educadora de párvulos había tenido un Premio Nacional”.
Ayer, María Victoria Peralta Espinosa (69) no ocultaba su orgullo luego de enterarse de que, de forma unánime, el jurado integrado por la ministra Marcela Cubillos y los rectores Ennio Vivaldi (U. de Chile), Jaime Espinosa (UMCE) y Diego Durán (UC del Maule), además del galardonado 2017, Abraham Magendzo, decidieron otorgarle el reconocimiento en educación.
Según el comité, la académica “ha realizado un importante trabajo de formación inicial y capacitación docente en el país y en Latinoamérica, asesorías en políticas públicas y programas para la primera infancia”.
Añadieron que la galardonada ha contribuido en la “elaboración de currículos para párvulos, donde ha ejercido un liderazgo a nivel nacional e internacional”.
Actualmente, la educadora de párvulos es directora del magíster en Educación Infantil de la U. Central y directora del Comité Chileno de la Organización Mundial de Educación Preescolar. Entre 1990 y 1998 fue directora de la Junji.
La primera instancia se dio ayer en el Mineduc, donde recibió el saludo de las autoridades. “Me tomé un poquito la libertad de decírselo a la ministra, con mucho cariño. Todavía, a esta altura de la vida, tenemos en los niveles de transición a una educadora de párvulos con 45 niños en una sala. ¿Te puedes imaginar lo que es trabajar con ese número de niños en una sala, normalmente (con el diseño y tamaño) de una escuela? A la educadora no les queda otra que tenerlos sentados casi todo el día”.
Del mismo modo, la profesora critica que “estamos perdiendo un poco el norte de cuál es el sentido de la educación parvularia, que por algo se llama así y no preescolar”.
Cuenta que hay pequeños que tienen “cuadernos llenos de tareas para la casa (...). En este siglo, con tantas posibilidades, nuestros niños están llenando palotes y pintándolos, no están creando”.
Ayer, María Victoria Peralta Espinosa (69) no ocultaba su orgullo luego de enterarse de que, de forma unánime, el jurado integrado por la ministra Marcela Cubillos y los rectores Ennio Vivaldi (U. de Chile), Jaime Espinosa (UMCE) y Diego Durán (UC del Maule), además del galardonado 2017, Abraham Magendzo, decidieron otorgarle el reconocimiento en educación.
Según el comité, la académica “ha realizado un importante trabajo de formación inicial y capacitación docente en el país y en Latinoamérica, asesorías en políticas públicas y programas para la primera infancia”.
Añadieron que la galardonada ha contribuido en la “elaboración de currículos para párvulos, donde ha ejercido un liderazgo a nivel nacional e internacional”.
Actualmente, la educadora de párvulos es directora del magíster en Educación Infantil de la U. Central y directora del Comité Chileno de la Organización Mundial de Educación Preescolar. Entre 1990 y 1998 fue directora de la Junji.
Reivindicación
Para Peralta, el reconocimiento es una suerte de reivindicación. De hecho, sobre la educación parvularia asegura que “es un nivel un poquito olvidado, a veces”, a pesar de que se trabaja “en los ambientes más difíciles, complicados, lejanos, con muchas carencias a veces”. Pero cree que el premio, el cual se lo otorga a todo el sector, “nos puede ayudar a tener más voz”.La primera instancia se dio ayer en el Mineduc, donde recibió el saludo de las autoridades. “Me tomé un poquito la libertad de decírselo a la ministra, con mucho cariño. Todavía, a esta altura de la vida, tenemos en los niveles de transición a una educadora de párvulos con 45 niños en una sala. ¿Te puedes imaginar lo que es trabajar con ese número de niños en una sala, normalmente (con el diseño y tamaño) de una escuela? A la educadora no les queda otra que tenerlos sentados casi todo el día”.
Del mismo modo, la profesora critica que “estamos perdiendo un poco el norte de cuál es el sentido de la educación parvularia, que por algo se llama así y no preescolar”.
Cuenta que hay pequeños que tienen “cuadernos llenos de tareas para la casa (...). En este siglo, con tantas posibilidades, nuestros niños están llenando palotes y pintándolos, no están creando”.