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Me niego a terminar haciendo justicia por mis propias manos

"No es un ajuste de cuentas, están mintiendo. A él lo confundieron con otro auto", dice entre el enojo y la pena Pablo, abuelo de Agustina, la niña de diez años que murió luego de que el vehículo de su padre recibiera una serie de disparos en la comuna de Maipú, la noche del sábado. El hombre dice que está destrozado. Está parado fuera de la comisaría más cercana a su casa y habla con los ojos vidriosos.

Según cuenta, el auto Chery Tiggo 3 de color blanco en que viajaban es igual al de otra persona que se mueve por el barrio de edificios celestes, escaleras cruzadas y varios graffiti en los muros donde él vive.

"Los autos son iguales, pero el otro tiene los vidrios polarizados", precisa.

Los disparos ocurrieron cuando la niña y su padre transitaban por calle La Galaxia con Inca de Oro, a eso de las 10:00 de la noche. El la había ido a recoger donde sus abuelos maternos. Tres de los tiros impactaron en la pequeña, uno de los cuales se alojó en el tórax y le arrebató la vida mientras la atendían en el hospital El Carmen.

"Los impactos balísticos habrían sido dirigidos directamente en contra del vehículo", dijo el fiscal del caso, Paul Martinson, del equipo contra el crimen organizado.

Su abuelo cuenta que cuando llegaron al centro de salud con la niña, el policía que estaba a cargo no los trató bien. "Nos dijo que, si no nos portábamos bien, nos iban a pedir control de identidad a todos. La jefa del OS-9 que llegó nos pidió disculpas. ¿Cómo nos van a pedir control de identidad a nosotros si somos la familia?", se pregunta con tristeza.

Cuando regresó al barrio, cuenta, dos policías parecían custodiar el lugar del tiroteo mientras miraban el celular. "Yo les pedí que por favor pusieran esas cosas amarillas (cintas de seguridad para aislar el perímetro)", cuenta con tono de frustración. "Ninguna autoridad se ha acercado a la familia. Ella lamentablemente fue víctima de la violencia que hay acá. Carabineros les tiene miedo a los traficantes, a los ladrones porque ellos tienen más poder de fuego", comenta Pablo. "¿Quién nos va a devolver a la niña? Mañana va a ser otra Agustina, pasado otro Agustín. ¿Quién frena esto?".

El abuelo relata que fue varias veces a la comisaría en la madrugada y durante la mañana de este domingo para saber qué estaba pasando, pero nadie le daba ninguna respuesta, lo que terminó cansándole. Incluso dice que él sabe quiénes dispararon y se lo ha dicho a la policía, quienes solo le responden que hay que esperar la investigación.

"Sabemos quienes son, sabemos por qué motivo, sabemos dónde están, sabemos todo eso. Tengo que moverme yo, porque aquí nadie hace nada. No quiero terminar haciendo justicia por mis propias manos", indica. El Presidente Gabriel Boric reaccionó ante la muerte de Agustina: "Nos conmueve, nos desgarra y nos indigna el asesinato de una niña de diez años en Maipú. Pero por sobre todo nos moviliza a perseguir con más fuerza esta delincuencia cobarde e inmisericorde'.

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