Previo al reto, una carta manuscrita y cierto debate sobre la crianza, hay que establecer que la comunicadora Rosemarie Dietz (37) desayunaba en un hotel osornino la mañana del miércoles recién pasado. No estaba sola. Junto a la recordada participante de "Mekano" se encontraba su pareja, Cristóbal González (47), y también Catalina, hija de ambos, de un año y siete meses de edad, protagonista de una acción que trajo consecuencias insospechadas.
Rosemarie recuerda: "Estábamos comiendo y Catalina comenzó a pescar la comida y tirarla al piso. Entonces, le dije, Catalina, eso no se hace, amor, no se bota la comida . A la segunda vez le dije, Catalina, no . Y a la tercera ya le dije, te voy a pegar si sigues, eso no se hace . Pero le dije eso sólo como fórmula para advertirle, yo nunca le he pegado. Imagínate, ella es lo más importante que tengo".
¿La regañó?
"Claro, yo soy de la idea de que a los niños hay que educarlos con amor, pero también con disciplina. Hay que corregir cuando se necesite. Mi mamá era muy alemana en ese sentido, bien estructurada. Entonces, yo trato de inculcarle esos valores y el respeto a mi niña".
El incidente con la guagua prosiguió. "Después de un rato, con Cristóbal y Catalina nos levantamos brevemente de la mesa y cuando regresamos a nuestro sitio nos encontramos una carta escrita a mano. Era de otra comensal que estaba cerca de nosotros, debe haber tenido unos 30 años y andaba de negro. Cuando leímos lo que decía no lo podíamos creer".
La misiva en cuestión, sin firma visible, decía lo siguiente: "¡HoIa! No pude evitar escuchar cómo amenaza a su bebé (en relación a) que de no modificar su comportamiento le pegará y fuerte . Le recuerdo que el maltrato físico y sicológico a un menor de edad en Chile está penado".
"Te juro que con Cristóbal quedamos en shock, se nos desfiguró la cara. Nosotros como papás siempre tratamos de hacer lo mejor por nuestra hija, yo me considero una mamá súper dedicada, pero esto me golpeó, encontré injusto que esta persona insinuara que estábamos maltratando a nuestra hija", retoma Rosemarie, algo emocionada.
Se escucha triste.
"Quedé shockeada y triste, es que uno se cuestiona. Yo estoy todo el día con mi hija, guiándola, tratando de hacer lo mejor, siempre con respeto y amor. Pero si mi hija no se porta bien, y por ejemplo, bota la comida, la voy a corregir. Yo hago eso para que el día de mañana ella sea educada y buena persona".
Según relata Rosemarie, la misteriosa mujer desapareció luego de entregarles la carta. "Me hubiese gustado explicarle y conversar su punto de vista, pero no dio la cara y se fue. Nunca la vimos después. Me dolió que ella, sin saber cómo somos con Catita, haya cuestionado nuestra forma de crianza".
Quizás ella encontró fuerte que usted dijera que le iba a pegar.
"Pegar es una palabra fuerte, es verdad. Pero yo no lo hice con agresividad. Era para poner en alerta a mi hija. Pero desde eso a llegar a que te digan que eres maltratadora, sabiendo que no lo eres, duele. Duele porque te cuestionas como madre. Pero dándole otra vuelta, al final yo creo que esto tiene que ver con las diferencias en crianza, con los distintos estilos".
¿Cuál es su estilo?
"Estoy súper en desacuerdo con esas mamás modernas que les permiten hacer todo a los niños y que no se les puede decir nada, porque son delicados, en el sentido de que se les puede dañar sicológicamente. Creo que al no brindarles parámetros claros a los niños, cuando ellos crecen no siguen normas básicas de comportamiento y pasan un montón de cosas que vivimos hoy: que hay cabros chicos que no respetan a nadie y que hay mucho niño de cristal. Yo soy más de la enseñanza antigua, con mucho amor, pero también con disciplina".
Crianzas polarizadas
"Sin conocer el detalle del caso, puedo decir que es muy complicado dar opiniones sobre el estilo de crianza cuando se desconoce el funcionamiento de una familia", inicia Keryma Acevedo, neuróloga infantil de UC CHRISTUS, quien considera "invasivo" opinar sin tener datos específicos. "A los niños se les debe educar y eso también involucra llamar la atención", propone.Para la sicóloga infanto-juvenil María Olga Herreros, docente de la PUCV, existen "marcos muy rígidos en la crianza". "Estos parten desde ideas de que jamás habría que ponerle límites al niño, hasta las ideas más antiguas, donde una de las maneras es aleccionarlo a los golpes. Entre esos extremos se suele mover el debate", ilustra ella.
¿Está polarizado?
"Claro. Si una mamá le dice a su niña deja de hacer eso o si no te voy a pegar y alguien más juzga eso como una declaración de violencia intrafamiliar, podemos ver que todo está muy polarizado en los territorios de la crianza".
"Nunca hay que esperar que los niños tan chicos hagan lo que los papás dicen. Ellos actúan en base a lo que los papás hacen", interviene Maribel Corcuera, sicóloga experta en crianza, quien informa respecto a ese ámbito vía Instagram (@maribel_corcuera, 26 mil seguidores). "En el caso de esta niña de un año 7 meses, ella no tiene la capacidad aún de autorregularse social y emocionalmente. Los niños a esa edad se guían por la emoción, la intuición, el reflejo y el instinto. Entonces, si ella está haciendo algo que le gusta y le dicen que no, es lo mismo que le hablen en chino", explica.
