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Maxi Falcón, papá presente

Maximiliano Falcón (26) y su esposa Florencia Pouso (31) decidieron ser papás jóvenes. Y en eso están. Domingo, el pequeño Domi, de dos años y tres meses, les giró el mundo y ellos lo asumen con amor. Peluca, estrella de Colo Colo, termina de entrenar todos los días, deja en el camarín su rol de defensa central y llega a su casa de cabeza para criar y formar a su hijo.

Llueva, haga frío o calor, ahí estarán todos los días los tres en la plaza al lado del departamento que comparten en Las Condes. Los acompañan sus dos perros. Peluquita corre con una energía envidiable que lo hace trepar por los juegos y pegarle con fuerza a la pelota de fútbol, algo similar a lo que hace su papá en la cancha. Se divierten, se abrazan y se ríen.

"Fui papá joven porque quería tener las energías para estar con mi hijo, y como mi carrera es corta, que viera a su padre jugar, entrenar, que las cosas requieren sacrificio, que hay cosas que te vas a perder, quería llevarlo a la plaza a jugar a la pelota, disfrutarlo de esa manera", cuenta el futbolista uruguayo.

Qué le cambió al ser padre.
"Ser papá te cambia todo. Antes uno tenía sus hobbies, no sé, una boludez de estar una hora acostado con el celular o jugar a la Play (Station), pero uno tiene que hacer de lado esas cosas. También tener una mujer así como la Flo, que es un siete no solo conmigo sino que con Domingo. La Flo me ha ayudado mucho a madurar, porque uno no está entrenado para ser papá, hay cosas nuevas. Para nosotros él lo es todo".

¿Qué papá quiere ser usted?
"No solo tener trabajo para que no le falte nada, sino que ser el mejor ejemplo para él y por ahí no repetir cosas de tus papás que no te gustaban, tratar de que él no las viva".

Usted creció lejos de su padre, ¿a eso se refiere? "Claro, por eso vamos todos los días a la plaza y jugamos a la pelota y les digo a mi señora y a mis amigos que por A o por B mi papá no estuvo, lo decidí conocer con 20 años, pero que no guardo rencor ni culpo a nadie. Cada uno tiene su vida, porque tampoco quiero que nadie me juzgue, porque nadie sabe lo que uno pasó u otra persona y es fácil criticar. A mí me habría encantado ir a la plaza con mi papá a jugar cuando era chico. Son cosas importantes para ml".

Domingo crecerá con un padre presente, que lo baña, lo mima.
"Siempre trato en la noche de bañarlo, a veces me duele la espalda porque entrenamos y mi señora lo baña. A mí me gusta bañarlo, nos dividimos tareas, ella le da de comer y ella lo duerme porque es mamá-mamá. Conmigo juega en el agua, le cepillo los dientes. En la tina tiene más juguetes que agua"

Y un champú que no lo haga llorar.
"Había visto una gorrita para que no le cayera a los ojitos porque podía ponerse a llorar, pero no la compré. A Domi lo bañamos dos veces, al mediodía cuando llega del jardín y a la noche, pero por el frío no le lavamos la cabeza. Antes de la siestita le secamos el pelo con el secador para que no le quede húmedo".

Es complejo que se refríe en esta época del año.
"Claro. Aparte que nació prematuro, la gente sabe la historia, por lo que hasta los dos o tres años es complicado el tema de los virus. Lo cuidamos bastante. Él a las 9 de la noche ya está durmiendo, cena temprano, lo más saludable, para que tenga una rutina que es lo más importante que hizo la Flo, para que el niño esté descansado. Domingo tiene mucha energía".

¿Le cocina?
"Sí. Le encantan la carne y las verduras, pero es alérgico al tomate. Come de todo, le encantan las lentejas ahora".

Domingo es un niño sano, entonces.
"Sí, ahora sí. Cuando nació tenía unos problemitas en el corazón, con algunos soplitos, porque nació muy chiquito también, estuvo intubado unos días. La última vez que fuimos al cardiólogo le quedaba un soplito al corazón del tamaño de un puntito y ahora nos toca control en dos meses, va avanzando espectacular y estamos muy felices".

Todo mejora.
"Sí, el otro día fuimos a emergencia porque estaba saturando 86 y yo le decía después a la Flo que uno se queja de equis cosas, pero lo más importante es la salud. Y nos dio mucha impotencia, porque estuvimos cinco horas y no podíamos hacer nada, yo decía Llévate todo, que me pase a mí y no a él . Es fuerte. Haría cualquier cosa porque no le pase nada a mi hijo, cualquier cosa".

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