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El proyecto que alinea satélites para que internet llegue a todas partes

Una fila de luces, perfectamente alineadas, apareció en medio de la inmensa oscuridad del cielo sureño durante la noche de este jueves. Aquel resplandor, que duró unos diez minutos, parecía un panel de luces led puesto a competir contra el brillo de las estrellas.

Un día antes, exactamente a las 23.19 horas (1 .19 horas del jueves en Florida, Estados Unidos), el proyecto Starlink, del holding aeroespacial SpaceX fundado por Elon Musk, había lanzado al espacio 60 satélites. La nave encargada de llevarlos desde la Estación de la Fuerza Espacial, ubicada en Cabo Cañaveral, hasta una altitud de 200 kilómetros desde la Tierra fue Falcon 9: el único cohete reutilizable, capaz de regresar al planeta con sus partes intactas después de haber dejado la carga en el espacio.

Starlink para todos

Marcos Díaz es el coordinador del Proyecto Satélites de la Universidad de Chile para la Investigación Aeroespacial (Suchai). Cuenta que Starlink es una constelación de satélites. O sea, que trabajan juntos. "El objetivo es proporcionar comunicaciones con un alto ancho de banda. Eso significa, por ejemplo, que uno pueda ver películas en cualquier parte del mundo, ya sea en medio del océano o en la punta de una montaña incivilizada", detalla el académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.

Para lograr eso, cuenta el investigador, primero hay que entender que existen diferentes órbitas en el espacio. Las más lejanas, dice, son las órbitas geoestacionarias que se encuentra a 35.000 kilómetros de la Tierra. Como es un lugar tan lejano, asegura, es imposible que un satélite desde esa altura funcione de manera eficaz para enviar los miles y miles de datos que se necesitan, por ejemplo, para ver una serie en streaming. Después, agrega, están las órbitas medias a unos 25.000 kilómetros y las bajas, que rondan los 500 kilómetros.

A una distancia de 500 kilómetros de la Tierra, describe Díaz, la transferencia de datos funciona mucho mejor. De hecho, los satélites Starlink, lanzados a una altitud de 200 kilómetros, seguirán subiendo por ellos mismos hasta rondar los 500 kilómetros.

"En esa órbita la latencia de comunicación es muy baja, que es el tiempo que demora en recibir o enviar un dato. El problema de eso es que a esa altura los satélites se mueven muy rápido, pasan por arriba de uno y no alcanzan a estar diez minutos y se van. O sea, la única posibilidad de que haya un enlace de comunicación continua, es decir, que no se corte la comunicación, es que venga un satélite justo detrás. Por eso es que el proyecto Starlink está calculado para contar con entre 4.000 y 12.000 satélites. Eso es lo óptimo ", relata.

La gracia de la comunicación o el intenet satelital, asegura Díaz, es que se puede acceder a él desde cualquier lado. Lo único que se le asemeja, dice, es la constelación Iridium con 64 satélites. Aunque solo sirven para obtener datos de bollas marinas, nunca para ver un videos del mar en vivo.

"Elon Musk quiere cubrir el planeta con internet, en todos los lugares. Esto ofrece la posibilidad, no solo de comunicación por Whatsapp en medio del océano, por ejemplo, sino que el monitoreo de lugares alejados, el agua, medir sensores en lugares inundables y poder transmitir imágenes en tiempo real de glaciares, tsunamis, entre otros. Pero tiene sus contras y la contaminación lumínica es una", menciona.

Kate Tice, ingeniera del área de fiabilidad de SpaceX, explicó en la transmisión en vivo del lanzamiento, que la velocidad que los usuarios pueden alcanzar hasta el momento es de 50 MB por segundo a 150 MB por segundo. Los periodos de latencia, agregó, están entre los 20 y 40 milisegundos. En el sitio web de Starlink puede encontrar más información.

"A medida que lanzamos más satélites, la velocidad de datos, la latencia y el tiempo de actividad mejorarán drásticamente", dijo.

En un documento público SpaceX aseguró que el rendimiento de Starlink no es teórico ni experimental: "más de 10.000 usuarios en Estados Unidos y el extranjero están utilizando el servicio hoy" El documento está disponible en la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos.

El programa beta de Starlink, disponible en el norte de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, cuesta $99 dólares al mes. Además, hay que pagar otros $499 dólares para acceder al kit para recibir la señal satelital. Hasta este jueves SpaceX había lanzado más de 1.000 satélites desde el 22 de febrero del 2018. Para el 2024 el plan es contar con 4.424 satélites.

Resplandor satelital

Los satélites Starlink, cuenta Díaz, son bien planos con la forma de un celular gigante y pesan 260 kilos. Además, tienen un panel solar bien largo que los cubre. El reflejo del sol en ese panel solar, cuenta el investigador, es precisamente lo que los ciudadanos sureños vieron en el cielo nocturno. "En el atardecer y en la noche misma nosotros estamos en oscuridad. Pero como el satélite está más alto, sigue viendo el sol. Entonces, lo que ocurre es que el sol se refleja en los paneles solares y eso hace que parezcan un hilo de estrellas. Se ven todos juntos en fila porque llevan pocas horas en el espacio. Luego se irán distanciando. Lo mismo ocurre al amanecer", finaliza. Ver una serie desde el celular en medio de la carretera austral, hacer una transferencia electrónica en las lagunas altiplánicas del Desierto de Atacama o mantener una videollamada camino a una isla patagónica, podrían ser una realidad de aquí a fin de año.

SpaceX, el holding aeroespacial fundado por el dueño de Tesla, Elon Musk, que busca llevar internet desde el espacio a lugares remotos sin posibilidad de conexión, ya inició sus operaciones en Chile. Tibro, que al revés se lee orbit, es el nombre de la empresa con que SpaceX debutó en Chile el 25 de julio del año 2019 y la que ha estado en conversaciones con la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) para que su proyecto Starlink pueda operar en Chile.

Pamela Gidi, subsecretaria de Telecomunicaciones, lo ratifica. "Como Subtel hemos tenido múltiples conversaciones con la filial local de la compañía Starlink, Tibro, en los últimos dos años. De hecho a fines de 2020 nos reunimos con ellos para conversar acerca de sus planes en el país".

En diciembre del año pasado, la firma solicitó una concesión para operar en Chile. En términos concretos, pidió permiso a la Subtel para instalar, operar y explotar siete estaciones satelitales terrestres, que se conectarán a la red Starlink, la constelación de más de mil satélites pequeños que orbitarán la Tierra para entregar conexión de internet de alta velocidad.

La petición contempla estaciones en las comunas de Caldera, Coquimbo (Santa Elena), Pudahuel (Noviciado), Talca (San Clemente), Puerto Saavedra, Puerto Montt y Punta Arenas, las que operarán en banda Ka.

"La solicitud, hoy está a la espera del decreto respectivo. La compañía pedirá este permiso para operar tecnología satelital, principalmente en zonas rurales o extremas con baja conectividad. Por esta razón, la empresa también solicitará un permiso experimental para comenzar a realizar pruebas en el país. Próximamente daremos a conocer los lugares donde la empresa tendrá autorización para realizar pilotos experimentales", agregó Gidi.

Starlink no es la única empresa de internet satelital que está en el país. La firma estadounidense Hughsnet ya ofrece el servicio con cobertura del 98% del territorio. En tanto, la compañía británica Oneweb también tiene instalaciones en Chile. De hecho mantiene un conflicto con Starlink por una estación en Pudahuel, según informó la subsecretaria.

"Por lo pronto queda resolver la oposición de otra empresa satelital, Oneweb, a la instalación de una estación de Starlink cerca de donde se encuentra emplazada una de su propiedad, lo que podría dilatar la parte administrativa del proceso".

Una vez que la concesión se otorgue, tendrá 10 meses para el inicio del servicio.

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