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A la venta la Casona San Ignacio, lugar que alojó a patriotas, realistas y faranduleros

"La historia de las casas de San Ignacio se inicia con la figura del hidalgo don Juan Antonio de Araoz, pasado de 20 años a Indias desde su Oñate natal en 1730". Con esa frase, el arquitecto Hernán Rodríguez Villegas inicia la reseña de la propiedad que se ve en estas fotos, que tras 27 años de vida como centro de eventos busca nuevo dueño mediante de una licitación a sobre cerrado a cargo del grupo Tattersall GDA y con un monto mínimo de 85.000 UF -cerca de 3,5 millones de dólares- que se llevará a cabo de manera online este 28 de enero.

"Las Casas de San Ignacio tienen una ubicación muy pública y emblemática, cerca del camino Los Libertadores, y se ha sostenido muy bien gracias a la calidad de su arquitectura, pese a que estuvo muchos años muy deteriorada", asegura Rodríguez, ex profesor de la Universidad Católica y actual director del Museo Andino de la Viña Santa Rita.

Nacida a mediados del siglo XVIII llamada así dada la relación entre su primer dueño y la Orden de los Jesuitas, Araoz construyó una parroquia y una casona en sus terrenos para dicho grupo religioso en 1757, que pudo administrarla hasta su expulsión de Latinoamérica en 1767. De ahí, el terreno estuvo en manos de la Corona hasta que el único descendiente de Araoz, Francisco de Borja Araoz Fontecilla la recupera.

¿Y que hay con eso? Que en 1768 Araoz Fontecilla contrae nupcias con Damiana de la Carrera Cuevas, tía de los famosos hermanos Carrera, y la casa se vuelve clave para los patriotas que viajaban entre Mendoza y Santiago, dada su ubicación próxima a dicha ruta.

Realistas y patriotas

Fueron Manuel y Dolores, hijos de Araoz y de la Carrera criados en la casona, los nuevos personajes a cargo de la propiedad, lo que derivó en una particular situación: chocaron bajo dicho techo realistas y patriotas, como cuenta Rodríguez.

"Con el tiempo la propiedad pasa a ser administrada por Tomás de Figueroa, esposo de Dolores, quien dirigió una especie de levantamiento militar que terminó trágicamente. Entonces se mueven bajo el mismo techo una línea realista hasta la muerte y una línea patriota que también dura hasta la muerte", agrega Rodríguez.

Manuel abrazaría la causa patriota dada la cercanía con sus primos, los Carrera.


Alcurnia política

"Otra generación notable es la de los Figueroa Larraín, que disfrutó de la casa mientras eran actores clave en la vida política y social. Estuvieron Guillermo Figueroa Larraín, ex presidente de la República; Javier Ángel, presidente de la Corte Suprema, Joaquín Figueroa Larraín, fundador del Museo Histórico Nacional y donante de su colección para el museo", agrega el arquitecto.

Ellos serían los últimos grandes moradores, pues como cuenta Juan Carrasco, alcalde de Quilicura, la casa quedó medianamente en el olvido hasta bien entrado el siglo XX, cuando la Corporación de la Reforma Agraria entrega de una serie de terrenos al municipio.

"Junto a la Hacienda Quilicura y el Cementerio Municipal, que tiene más de 100 años, fueron terrenos que en su momento estuvieron bajo el mando de la CORA y que se entregaron a la municipalidad", asegura Carrasco.

La propiedad sería protegida el año 1980 cuando la casona y la parroquia fueron declaradas Monumento Histórico Nacional.

Hit noventero

"Antes de que la comprara yo era de un señor que la perdió a manos de la Financiera Fusa", cuenta Arturo Amenábar, actual dueño del terreno de 10.000 metros cuadrados y 750 construidos, adquirido el año 94.

"Tuvimos que restaurarla, coordinando con arquitectos y el Consejo de Monumentos Nacionales porque estaba en muy mal estado", agrega el empresario.

Por sus pasillos, recuerda Amenábar, pasaron algunas figuras populares de la década de los 90 y 00.

"Viñuela se casó ahí en su momento y muchos de la Selección Nacional pasaron, ya que Ronald Fuentes, del equipo que fue a Francia 98 se casó ahí", narra el propietario.

Recuerda Amenábar que Marcelo Salas estuvo cerca de contraer nupcias en el lugar, aunque reculó por problemas de producción con el todavía dueño del inmueble.

Y aunque el lugar brilló como centro de eventos, la licitación abre la puerta para que tenga destinos menos bohemios, como opina el alcalde de Quilicura, dada su importancia histórica.

"La casona es muy importante como hito histórico del país y sería ideal que el Consejo de Monumentos pueda considerar la compra del terreno para poder devolverlo como patrimonio al público", asegura Carrasco.

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