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Cómo se almacenan las copas
En los bares cuelgan boca abajo, en las casas de las abuelas lucen relucientes en una vitrina, los amigos solteros las tienen en el minibar, listas para usar. No hay una regla universal que defina cómo se deben almacenar las copas y, muchas veces, su posición es parte de la decoración de la casa. Sin embargo, científicamente sí hay un principio que zanja el debate.

El doctor en Ingeniería y Ciencia de Materiales Cristóbal Montalba, académico de la Universidad de Talca, explica que las copas, al igual que los vasos y las tazas, pertenecen a la familia de materiales cerámicos.

"Lo recomendable sería guardarlos boca arriba para evitar conservar malos olores, dado que tanto el vidrio como las cerámicas son herméticos. Por ejemplo, si seco un vaso con un trapo con mal olor y lo pongo boca abajo, ese hedor tendería a mantenerse de forma más intensa debido a esta característica. Al tenerlos boca arriba se podrán ventilar mejor", explica.

A nivel de propiedades mecánicas, estos materiales son duros y frágiles.

"Esto se traduce en alta resistencia a la compresión. Al caerse, no se deforman, se rompen", asegura Montalba.

En cuanto a la forma de apilarlos, sostiene que los cerámicos poseen alta resistencia mecánica al apilamiento, por lo que pueden soportar de buena forma este tipo de esfuerzo.

"No obstante, considerando el peso de los materiales cerámicos, un apilamiento excesivo de platos y tazas pueden deteriorar el mobiliario que los contiene", advierte.

Visión científica

Juan Carlos Espinoza, docente de Bioquímica del Instituto de Química y Bioquímica de la Universidad de Valparaíso, coincide en que es recomendable guardarlos boca arriba: así se ventilan mejor.

También sugiere mantenerlos en un gabinete cerrado para evitar la contaminación.

"Hay materiales en suspensión en el aire que pueden caer dentro de los utensilios. Por más que los guardes limpios, si no lo usas durante una semana y lo guardas en contacto directo con la atmósfera, es probable que haya materiales en suspensión que caigan. Por eso hay que volver a lavarlo antes de utilizarlo".

La doctora en Biociencias Moleculares y directora de la Escuela de Biotecnología de la Universidad Mayor, Annette Trombert, concuerda en que se deben guardar dentro de un mueble con puerta.

"Vivimos en un país sísmico y esto contendría los elementos en caso de temblor o terremoto, evitando accidentes. Así se mantienen protegidos, lejos del polvo y menos disponibles para niños pequeños que pueden romperlos y hacerse daño. No es necesario poner algo en la superficie de apoyo en la medida en que esta esté limpia y seca", precisa.

"Se pueden almacenar boca arriba o boca abajo. Sin embargo, si se encuentran en un lugar abierto es mejor que estén boca abajo para evitar que el polvo y otras cosas puedan caer dentro", puntualiza.

Independiente de cómo se ubiquen -añade-, copas y vasos deben lavarse adecuadamente con una solución jabonosa, enjuagarse con abundante agua y dejarse secar.

"También se pueden secar con toalla absorbente o con un paño de cocina limpio y seco, así se evita el daño a los muebles por la humedad. Lavar y secar correctamente la loza es parte de las medidas de higiene que se deben tener para evitar microorganismos que causen enfermedades", detalla.

Malos olores

Montalba menciona que las cerámicas son inertes respecto a lo que contienen, por lo que los malos olores se pueden originar producto de un mal lavado o secado.

"Si realizamos un mal lavado y secado de cualquier elemento de cocina, quedarán con mal olor, lo que se traduce en un cambio en la sensación de alimentos y líquidos", asegura.

"Cuando quedan húmedos y/o mal lavados (con restos de azúcar, el líquido o comida que contenían), se favorece el crecimiento de microorganismos, como hongos y bacterias, que pueden causar malos olores. Es sumamente importante lavar y secar adecuadamente vasos, tazas y copas, siempre con detergente y bien enjuagados con agua", insiste Trombert.

Copas colgadas

Annette Trombert, de la U. Mayor, señala que las copas se suelen colgar porque son elementos más inestables.

"Es fácil que si se pasan a llevar, caigan y se rompan. Son de materiales más frágiles, pues el vidrio que las compone suele ser más delgado que aquel que conforma un vaso, por ejemplo. Tazas y vasos son de materiales más robustos y durables, y su superficie y peso está mejor distribuidos en el objeto, lo que los hace más estables. Las copas colgadas quedan menos disponibles a los niños pequeños y es menos probable que se caigan. Si no se tiene cómo colgarlas, lo ideal es mantenerlas en un lugar o mueble con puerta, o dentro de la caja en que se compran", dice.

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