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en Valdivia hay viveros de plantas carnívoras
Bautizadas como "mascotas vegetales", las denominadas plantas carnívoras ganan simpatía y se imponen entre suculentas y cactus. No tienen dientes ni mastican, solo atrapan bichos. "Está de moda tenerlas en la casa y hay dos rangos etarios que se sienten atraídos por ellas: los niños y el profesional joven que quiere tener algo más que no sea el gomero", precisa Francisco Cavieres de Florart. "Y de paso, se puede ahorrar el tarro de insecticida. Es una opción natural para controlar moscas, zancudos y otros insectos dentro del hogar", agrega la ecóloga Jadille Mussa de la Universidad Central de Chile.

Reina de las carnívoras

"Las que se comercializan legalmente en Chile no requieren de un cuidado especial. La reina de la carnívoras es la Dionaea muscipula o comúnmente llamada Venus atrapamoscas. Es como una planta de interior que debe recibir buena cantidad de luz. El agua para ella debe ser desmineralizada o purificada y hay que ponerla en un plato, sobre ella la mata. No evolucionó para absorber nutrientes del agua potable (cloro y minerales) y su tierra es una especie de musgo. La alimentación la obtiene de los insectos que caza", cuenta, desde Valdivia, Francisco Cavieres donde tiene más de 10 mil de estas plantas originarias de zonas pantanosas y humedales de Estados Unidos. "El agua en el plato o bandeja es el más recomendado porque por el método de la capilaridad, la planta absorbe el líquido por sus raíces", precisa Mussa.

Urbano Ramírez, de Exoplant_Curicó, da otro atributo de la Venus atrapamoscas: "La boca de la trampa (las dos hojas) puede llegar a crecer hasta seis centímetros y necesitan luz varias horas al día. Su valor depende de los años de la planta", destaca.

El precio, en general, de la Venus atrapamoscas oscila entre los 6 mil pesos a los 25 mil.

Atracción fatal

"Son muy lindas y la estrategia para atraer a los insectos voladores (moscas mosquitos, zancudos, polillas) y rastreros (hormigas) son sus feromonas que liberan olores y colores. Los olores son imperceptibles para el ser humano y como los insectos ven en ultravioletas los llamativos colores de la planta los atraen", resalta Mussa.

Para detectar su comida cuenta con la ayuda de pelos sensores en la superficie de las hojas de captura. Un primer contacto con el pelo sensor no es suficiente para cerrar la trampa. Un segundo contacto en menos de 30 segundos, y el órgano de captura se cerrará sobre su presa. Mientras intenta escapar, el insecto vuelve a tocar repetidamente el pelo sensor. Esto provoca el cierre hermético de la trampa.

"La planta libera enzimas que le permiten digerir al insecto y la carcasa de este la desecha", agrega Mussa. "Cualquier ser vivo (insecto) le sirve porque al cazarlos hay pelea y adentro de su trampa libera enzimas", reitera Cavieres desde la capital de la Región de Los Ríos (https://bit.ly/20cUzh6).

Chilensis y sudafricana

Otra que también se vende en Chile es la Drosera capensis, proveniente de Sudáfrica. "Es una planta con ramas parecidas al ciboulette con muchos filamentos y en cada uno de ellos tiene un pegamento donde se pegan los bichos. La planta lo detecta y empieza a enrollarse para que no se escape. Luego, actúan las enzimas y lo digiere", precisa Cavieres y da un dato: "Esta planta tiene una pariente chilena que es la Drosera uniflora, que se puede encontrar desde Valdivia a Chiloé. Sus hojas tienen glándulas que producen una emulsión muy viscosa con la que atrapa su alimento", comenta la ecóloga y menciona además a la Pinguicula antarctica. "Uno puede pensar que las zonas extremas carecen de insectos, pero no es así", acota Mussa.

Planta mascota

Pablo Gross de Feroxcactus.cl comenta que "se ha instalado el concepto de planta mascota porque es la única que da señales de movilidad. Los niños, por ejemplo, la cuidan como si fuese un pez y solo requiere de un sistema de iluminación básico".

Manuel Valencia adoptó a una Venus atrapamoscas a la que bautizó como "Marilyn". Cuenta muerto de la risa que no siguió las instrucciones de cuidado. "Le di agua de la llave y no filtrada. La pobre no tenía energía y cuando se comió una mosca no tuvo fuerza para digerirla y se murió, la planta". Comenta que "no son grandes. Mi Marilyn tenía una boca de dos centímetros (la trampa) y no más de 10 centímetros de alto". Recuerda que todos los que la conocieron quedaron encantados con ella y reconoce que a la pobre Marilyn no supo cuidarla.

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