Todo esto tiene una razón científica. Christian Palavecino, doctor en biología celular y molecular, explica que las frazadas alojan a un montón de microorganismos.
"Los malos olores siempre se producen por la descomposición de algo. En las frazadas es por la descomposición de la materia orgánica, como restos de comida, polvo, suciedad, grasa de las manos y de la piel, cabello humano y de mascotas. Toda esta materia orgánica sirve de alimento o sustrato para el crecimiento de bacterias y hongos. La humedad y el calor aceleran el metabolismo de esos microorganismos y, por lo tanto, la descomposición y producción de mal olor", detalla el investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la U. Central.
Cómo guardarlas
Palavecino recalca que si guarda una frazada sucia, la materia orgánica seguirá descomponiéndose durante meses. Al menos, dice, uno debiera ventilarlas bien antes de guardarlas."Para almacenarlas, necesariamente deben estar secas, limpias y por supuesto debe ser en un lugar seco, como el armario. Pueden rociarse previamente con soluciones desinfectantes para disminuir la carga microbiana; también pueden colocarse bolsitas con productos que atrapan la humedad, como la sílica", sugiere.
Coincide Antonella Casaccia, gerenta comercial de la fábrica textil El Castillo, quien añade que la humedad es fatal para las frazadas.
"Guárdelas en alguna bolsa de tela porosa que las proteja del polvo y que permita que la frazada se ventile. Generalmente, el envase original es el empaque ideal". También recomienda ponerle saquitos de lavanda, laurel, clavo de olor, pimienta negra, canela o cítricos (naranjas y limones), para que los tejidos absorban un olor agradable durante estos meses.
Cómo lavarlas
"El detergente líquido penetra mejor las fibras porque se disuelve más rápidamente. Si no se tiene una lavadora lo suficientemente grande, puede lavar la frazada en la tina del baño. Debe dejarla remojar toda la noche en detergente; luego enjuagar con abundante agua y secar lo mejor que se pueda", recomienda Palavecino.El doctor en microbiología Víctor Silva, director de la Escuela de Tecnología Médica de la U. Mayor, también recomienda ventilarlas y asegurarse de que reciban mucha luz del sol.
"Los rayos ultravioleta ayudan a controlar la carga microbiana que se acumula en ellas. Se deben lavar cada 4 0 6 meses. Eso ayuda a eliminar el polvo y otros detritus (residuos) que estén en la ropa de cama, y a disminuir la presencia de microorganismos que muchas veces son los que provocan alergias".
Antonella Casaccia dice que si la frazada ha pasado el invierno cubierta por una colcha, basta lavarla una vez en el verano. "Las frazadas de lana se deben lavar a mano, siguiendo siempre las instrucciones que aparecen en las etiquetas. Hay algunas que se pueden meter en la lavadora en el programa para lana. Muchas personas las mandan a la tintorería, pero ahí cumplen con lavarlas en frío y luego las someten a secado a altas temperaturas, lo que puede dañarlas", advierte.
Higroscopicidad
Existen de distintos tipos de frazadas: desde las sintéticas, hechas con productos plásticos derivados del petróleo (como el polar, acrílico o poliéster) hasta las de fibras naturales (lana de oveja, alpaca y algodón).Antonella Casaccia, de la fábrica textil El Castillo, recomienda lo natural: "Tienen una propiedad llamada higroscopicidad, que es la capacidad de absorber la humedad y llevarla al exterior sin que la persona se sienta mojada. La lana es retardante al fuego, resistente, bactericida, ecológica, biodegradable, renovable y amigable con el medio ambiente. Las frazadas sintéticas -como el polar o sherpa- no son higroscópicas: como no dejan que la transpiración salga al exterior, entregan un calor húmedo y desagradable".