Pedro Carcuro (79) le da gracias a Dios, cuantas veces puede, al hablar de la operación a la que fue sometido el jueves 20 de junio, en la Clínica de la Universidad de los Andes. Le reemplazaron la válvula aórtica, que ya le había dado problemas hace once años. El mítico periodista de TVN y Radio Agricultura retornó a su casa este sábado y se apresta a retomar sus compromisos profesionales, entre ellos el "Pedro Pé", un nuevo programa en YouTube que alcanzó a completar un solo capítulo antes de que se le presentara la emergencia médica. "Gracias a Dios, me siento muy bien. La recuperación ha sido fantástica. No he tenido ningún inconveniente y en los próximos días voy a empezar a hacer teletrabajo para la radio Agricultura. Voy a instalar un set en la casa. Y creo que luego también estaré de vuelta en las noticias y en el área deportiva de TVN".
¿Qué le pasó, exactamente?
"Hubo un problema en la válvula aórtica, que es una entrada y salida de sangre. Me la habían reemplazado a corazón abierto hace once años. Normalmente esta válvula dura entre diez a quince años en buenas condiciones. Y, después de un montón de exámenes, se pudo comprobar que esta válvula estaba fallando. Eso me provocó retención de líquidos. Tenía las piernas hinchadas y líquido en los pulmones. La situación se fue complicando y, evidentemente, el corazón estaba comprometido. Llegamos a la conclusión que había que operar. Estaba la posibilidad de hacer la misma operación de hace once años, que es muy difícil. Dura cinco horas, a corazón abierto, con un tajo, de arriba para abajo, en el pecho. Ahora sobreponen una válvula a la antigua. No sacan la vieja y ponen una nueva encima, en una operación bastante menos invasiva, con un procedimiento por la ingle. En fin, tomamos ese camino y, afortunadamente, todo salió bien".
¿Cómo le empezaron los síntomas? ¿Le dio un ataque?
"No hubo ataque, gracias a Dios. Lo primero es que los pies y las piernas las tenía hinchadas de una manera extrema. No me podía poner los zapatos. También tenía problemas de respiración. Me angustiaba y me faltaba aire. Me abrochaba los zapatos y me cansaba. Debo decir que el equipo médico de la Clínica de la Universidad de los Andes estuvo extraordinario, desde el medico 1 hasta el asistente Z".
¿Sintió temor en algún momento?
"Uno puede ser excesivamente pretencioso o también muy temeroso, pero no fue ninguna de las dos cosas. Evidentemente, le tenía mucho respeto a la operación, pero no un miedo extremo, sino que respeto. En la noche anterior dormí y, en general, estaba tranquilo, aunque sin sentirme canchero, en el sentido de decir que esto era un partido de baby".
Pedro, cuénteme la firme, ¿tuvo miedo a morir?
"Me hace preguntas complicadas, pero que tienen una respuesta peor. Si uno dice que no tiene miedo puede parecer excesivamente canchero, pero le juro por mis hijos que no le tengo miedo a la muerte. Soy bien miedoso para muchas cosas, pero a la muerte no le tengo miedo. Entonces enfrenté con tranquilidad este procedimiento, pero tampoco con confianza desmedida, pensando, como digo yo, que era un partido de baby fútbol de domingo por la mañana, no. Sabía que había algunas complejidades, pero estaba en manos de muy buenos médicos y que había que pasar esta prueba. Afortunadamente, la pasé muy bien. Por eso me gusta ser moderado frente a una pregunta como la que me hace".
¿Por qué no teme morir?
"No sé. A mí me da miedo andar en un ferry, en un bote, andar en el agua, todo lo del mar me da miedo. A eso le tengo un temor reverencial. No soy un Superman que no le tiene miedo a nada. Le tengo miedo a muchas cosas, pero, en este caso, a la muerte la miro con respeto sabiendo que es algo ineludible y que algún día tiene que llegar. No hay otra opción".
¿Después de esta emergencia y tras 56 años de carrera, ha pensado en bajar el ritmo de trabajo?
"Si, lo tengo... Me ha servido esto. Pero ese tema hay que conversarlo aparte. Ahora déjeme salir de esto y conversamos después con calma. Estos son golpes duros que cuestan aceptarlos".
¿Y que hará ahora?
"Descansar no mucho, porque tengo compromisos pendientes, pero me voy a reintegrar con la calma necesaria, sin apurar ningún proceso".
¿Sintió el cariño de la gente?
"Le agradezco la pregunta, porque conversaba, en la clínica, con mi hijo Giovanni y mi nieta Ema sobre la importancia de generar afectos. He recibido mucho afecto en el canal y de la gente en este momento un poco complicado. Eso ayuda. Estimula cuando uno recibe afecto y hay preocupación, como que a uno le da un impulso para estar mejor dispuesto a enfrentar cada paso en una situación un poco compleja".