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Desaparece misteriosamente legendaria espada Durandal en Francia

Una espada conocida como la "Excalibur francesa" desapareció del Museo de la Batalla de Poitiers en Francia. Llamada Durandal, la espada es una reliquia histórica vinculada a la mitología y se cree que perteneció al legendario caballero y espadachín Roldán, comandante del rey Carlomagno. Las autoridades están investigando el incidente y presumen que fue un robo, tras las primeras indagaciones. Durandal es una de las espadas más famosas de la historia, y su desaparición ha generado conmoción en la comunidad histórica y cultural de Francia.

Espada inaccesible

La misteriosa desaparición, según la investigación, se habría producido "entre la noche del 12 al 22 de junio". Si se confirma que fue un robo, sería toda una hazaña. La espada no solo estaba dentro de un santuario con acceso restringido (por más de 1.300 años, según la narrativa popular), sino que además estaba a 10 metros de altura, ensartada en una roca y encadenada en un santuario prácticamente inaccesible. Esta semana las autoridades hicieron público el duro golpe al patrimonio francés. "Echaremos de menos Durandal, forma parte de Rocamadour desde hace siglos, no hay guía que no la muestre durante su visita. Rocamadour se siente despojado de una parte de sí mismo, aunque sea una leyenda, los destinos de nuestro pueblo y esta espada están unidos", declaró la alcaldesa del municipio local, Dominique Lenfant, sobre uno de sus principales atractivos turísticos.

Excalibur francesa

La espada francesa posee un enorme simbolismo. Se la compara con la leyenda de la espada Excalibur: la famosa arma de metal que perteneció al Rey Arturo y fue inspiración para un abundante catálogo de películas, series y libros, que se encuentra en la Toscana, Italia, en la Capilla de Montesiepi. José Pedro Hernández, académico historiador de la Universidad de Las Américas, dice que la espada de Durandal es una reliquia de gran importancia histórica y cultural para la ciudad de Rocamadour y para Francia en general. "Según la tradición, fue empuñada por el legendario caballero Roldán durante la batalla de Roncesvalles en el año 778. Fue valeroso porque fue una batalla encarnizada, donde la lucha se convirtió en un poderoso símbolo de gallardía, de lucha y coraje", destaca.

La levenda

"Cuenta la leyenda", agrega Hernández, "que después de la batalla, cuando Roldán resultó herido y estaba agonizando, entregó la espada a un ángel que la llevó al pueblo de Rocamadour y la incrustó en una roca maciza", relata José Pedro Hernández. "Esto se recordó como un acto de sacrificio y el legado que trajo esta batalla, lo que después se convirtió en una parte fundamental de la identidad y del folklore de la ciudad, transformando a Durandal en un objeto de devoción. Incluso se generó una especie de peregrinación", resalta.

Prototipo

"El valor de la espada de Durandal reside en su lazo indisociable a la figura de Roldán, personaje de naturaleza histórica sobre el cual, a decir verdad, sabemos muy poco", comenta Leonardo Carrera, doctor en Historia y académico de la Universidad Autónoma. "La única fuente contemporánea que lo menciona es Eginardo en su Vida de Carlomagno, escrita a principios del siglo IX, donde lo retrata como un gobernador de la marca de Bretaña". El académico plantea que un objeto inanimado tuviera su propio nombre, "resulta expresivo de su relevancia, como si de un ser viviente se tratara", compara.

Tragedia

"Lo interesante del relato es que, en una suerte de vaticinio funesto de lo que por estos días acaba de pasar, la espada protagoniza un trágico y triste final: Roldán, moribundo, trata de romperla contra un peñasco para que no cayera en poder de los sarracenos o paganos, acto que fue en vano y que alimentó el mito de su carácter indestructible. Al ver que no podía romper la espada, tomó la decisión de sumergirla en el agua, donde debía permanecer perdida hasta el fin del mundo", resume Leonardo Carrera. Para el doctor en historia, que la conexión entre la espada del Cantar de Roldán con la de Rocamadour corresponda a una leyenda, "eso en ningún caso inhabilita el valor histórico de esta última pieza, un valor que, a mi juicio, no tiene tanto que ver con lo que es, sino con lo que representa: el preciado e indivisible objeto de quien se convirtiera en el prototipo del caballero cristiano para devenir, más tarde, en modelo del caballero francés", resume.

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