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Karen Frías instaló 16 cámaras en su parcela

Hace cerca de dos meses que Luis Lecaros, gerente de la empresa de seguridad Lec Protec, recibió una petición poco común: instalar cámaras dentro del dormitorio de una de sus clientas.

"Es que los clientes piensan que en cualquier momento pueden despertarse con alguien en la casa", cuenta.

En total, ha instalado 16 cámaras en la parcela de 3.000 metros cuadrados de la influencer de li festyle Karen Frías, (@karencita_frias_linda2 en Instagram, 247.000 seguidores). El número de cámaras si bien es alto, a Lecaros no le parece demasiado.

"He llegado a instalar 32 en una parcela. Ahora la gente quiere sentirse segura. Hay cámaras hasta en las juntas de vecinos. De verdad es algo muy recurrente", dice el ejecutivo.

En el caso de Frías, quien vive con sus cuatro hijos, se instalaron las cámaras para evitar robos y también por su condición de figura pública: quiere protegerse de sus detractores. "Desde algunos perfiles me escriben: Vamos a llegar a tu casa . Y aunque sé que no, me dejan pensando: ¿Y si pasa? ¿Si alguien que no está en sus cabales me hace algo ?", confiesa.

¿Es aprensiva como mamá?

"Sí. A mi hija que tiene 23 años la fui a dejar y a buscar al colegio hasta cuarto medio. Es que de repente salgo y ninguno me contesta el celular y están todo el día con el teléfono en la mano. Me entra una ansiedad heavy . Ahora me meto a las cámaras y me quedo tranquila, sé que si no me contestan es porque no me pescan, nomás".

¿Cómo es criar con las cámaras?
"De repente igual hacen maldades y se echan la culpa el uno al otro. Les digo que voy a revisar las cámaras, que es mejor que sean sinceros y dicen altiro quién fue el que la embarró".

¿Aceptan bien sus hijos que los mantengan tan monitoreados?
'Los más grandes me dijeron al tiro que no pusiera cámaras en sus dormitorios y les dije que no se preocupen, respeto su privacidad. Pero la única que tiene acceso a las cámaras soy yo porque en mi pieza me desvisto. Imagínate que todos tuvieran acceso a eso".

¿Está bien? La sicóloga Varinia Signorelli dice que hay que tener ojo con estos muñequeos: "Si espío para ver si alguien me está mintiendo, se puede generar alguna especie de suspicacia. A veces uno cae en el error de decirles a los niños: yo sé todo lo que haces porque te estoy mirando por la cámara y esas cosas pueden generar una sensación de poca privacidad".

En el dormitorio

Mauricio Montiel, director ejecutivo de ClickHouse, que se especializa en monitoreo del hogar, dice que es un riesgo real que hackeen las cámaras, por eso la gente evitar ponerlas en el dormitorio.

'El contenido de grabación puede caer en las manos equivocadas. Si alguien se da el trabajo de hackear cámaras, lo más probable es que sea con muy malos propósitos", plantea.

Pedro Huichalaf, abogado e investigador del Centro de Ciberseguridad de la Universidad Mayor, explica que lo ideal es comprar las cámaras de alguna empresa responsable y verificar las actualizaciones de seguridad.

"Generalmente traen por defecto un nombre de usuario y contraseña para acceder, eso hay que cambiarlo porque si no, los delincuentes informáticos acceden más fácilmente", advierte. Frías, por su parte, asegura que le costó acostumbrarse a tener una cámara en la pieza. "No te voy a negar que yo decía: Dios mío ¿Y si el joven que me instaló las cámaras tiene acceso? Estuve como tres semanas vistiéndome en el baño, pero ahora ya me olvidé de que están. Una se acostumbra".

¿No le da miedo que alguien hackee el sistema?
"Lo he pensado, pero prefiero la seguridad de la casa. El niño que me instaló las cámaras me decía que la gente normalmente no pone cámaras en el interior del dormitorio, que no le gusta que se invada esa privacidad".

16 cámaras no deja de ser un número importante.
"Mis hijos me lo dijeron, pero como me separé y me quedé con mis hijos en una parcela grande, siento que es algo que me da más seguridad".

¿Tienen audio?
"No. Lo pensé, pero después pensé que iba a a escuchar a mis hijos decir esta vieja tal por cual y que era mejor no invadirlos tanto. Mis amigos vienen y me preguntan lo mismo, les costó creerme que no. No me querían contar ninguna copucha porque pensaba que los estaba grabando".

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