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Titi Ahubert

Cuenta que aún la reconocen en la calle, le piden selfies y le preguntan cuándo la verán otra vez en pantalla, pero Titi Ahubert no quiere saber nada con la vorágine de la televisión. Ya tuvo suficiente cuando fue catalogada como la fundadora de la farándula tras un enfrentamiento con Daniella Campos en una discoteque por Iván Zamorano en 1999. Años después su rostro volvió a las portadas por un romance con el cantante mexicano Cristián Castro, aunque antes fue modelo de Don Francisco y trabajó también en un programa con Fernando Alarcón.

"Hace 25 años que no aparezco en los medios, ahora recién acepté una invitación a la nueva temporada de La divina comida ", dice. "Tener periodistas parados afuera de tu casa todo el día no fue fácil, colapsé, no estaba acostumbrada, era muy joven", reconoce hoy a sus 45 años.

Tras abandonar el matinal de CHV en la época de Patricio Strahovsky se fue a vivir a México con su primer esposo, el abogado español Luis Prados, que llegó a ser gerente de Televisa, hizo publicidad para Guess, estudió joyería y separada con una guagua de un año y tres meses (hoy Isabella tiene 18) volvió a Chile en 2006. "Era difícil encontrar trabajo o andar en micro", describe. Al poco tiempo se emparejó con su actual marido, se casó y tuvo dos hijos más: Colomba, de 14 y Marco, de II.

En ese entonces empezó a estudiar cerámica y hace tres años logró armar el taller "La puerta roja" junto a seis amigas. "Trabajamos en eso, hacemos platos, los vendemos, súper low profile (bajo perfil). A mí siempre me han gustado las artes y las manualidades".

¿Por qué decidió estudiar cerámica?
"Hace trece años me llamó la atención y me metí a clases en un taller en Vitacura con Catalina Zarhi, que es súper importante. Después la dejé para independizarme con mis amigas"

¿Tienen taller físico y tienda virtual?
"Sí, tenemos taller físico y mi mejor amiga tiene una cuenta de Instagram (@manacastillo) en la que ofrecemos las piezas. Oye, la idea de esto es meter la cerámica al horno para gratinar, no le pasa nada, no explota y es bonita".

¿Se mantiene con eso?
"Creo que gano harto en el taller de cerámica, no es tanto tampoco, pero da para sobrevivir".

¿Cómo se dividen las ganancias?
"Cada una vende lo suyo y el resto es para pagar el arriendo, los gastos comunes, el gas, el agua, etc.".

¿Qué diseña?
"Platos, tazas y me encantan las esculturas, es Io que más hago. He hecho hartos buda, parejas de enamorados, ceniceros, centros de mesa con distintas formas".

¿Imparte clases de cerámica también?
"A veces sí y a veces no. Cuando me avisa mi amiga le ayudo porque tiene muchos estudiantes".

¿Volvería a la TV, a un reality, por ejemplo?
"Me encanta la televisión, pero no me gusta lo que veo hoy en día, hay gente muy agresiva. No soy del estilo dejemos mal al otro, porque quién soy yo para juzgar, cada uno tiene su vida, todos hemos cometido errores. No estoy dispuesta a la mala onda. Necesito la plata, porque tampoco soy millonaria, sino una persona común y corriente, pero no me expondría a que me maltraten. No iría a un reality, no me interesa. Volvería a un panel de conversación donde uno lo pase bien y con algo rico para picar".

¿Mantiene alguna amistad de su época televisiva?
"La Paulina Nin, la quiero mucho, es un excelente ser humano, hablamos todos los días. Ella me visita, porque yo soy floja para salir"

Mamá por tres

Advierte que aparte del taller de cerámica se dedica bastante a su casa. "Me gusta atender a mi familia, soy la que prepara los desayunos, los almuerzos y la comida. También voy a buscar a cada uno al colegio porque mis tres hijos van a colegios distintos. El mismo colegio no sirve para todos, hay que buscar la identidad de cada niño", plantea.

Se declara como "la mejor cocinera del mundo". "Sé que suena pesado, pero es verdad. Imagínate que no cocino un solo plato, cocino en la mañana y en la noche. Hago platos distintos y lo que tú me pidas". "Mi primer marido cocinaba muy rico y fui aprendiendo de a poco, porque antes era vegetariana. Hoy a mis hijos les doy de todo: carne, pastel de choclo, pollo asado con papas doradas, arroz árabe".

Además, regularmente, Titi Ahubert asiste a la sinagoga porque para darle una sorpresa a su marido (el empresario Daniel Sauer), se convirtió al judaísmo hace siete años. "Estudié un año entero en la sinagoga y me gustó la religión, porque es de hermandad y existe el perdón" afirma.

¿Cómo se definiría como mamá de tres adolescentes?
"Soy cero aprensiva, pero trato de ser mamá antes de amiga. Soy permisiva, invitan amigos y vienen a comer todos acá. Siento harto cariño por los amigos de mis hijos".

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