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Acusado del crimen de la detective Vivanco insistió en su inocencia

"Para este lado", dijo Leonel Contreras, haciendo un gesto con la mano izquierda. "Escuché el disparo por el lado izquierdo".

Es el primer día del juicio oral por el crimen de la detective Valeria Vivanco, y Contreras, único imputado, intenta demostrar su inocencia declarando en el estrado, renunciando a su derecho a guardar silencio.

Ese disparo del que habla fue el que, asegura, le causó la muerte a la detective Vivanco, y es la teoría central de su defensa para, por lo menos, instalar la duda razonable sobre su culpabilidad.

La tragedia ocurrió a las 15:30 horas del domingo 13 de junio del 2021. Esa tarde, Contreras y otros tres detectives de la Brigada de Homicidios de la PDI patrullaban en la comuna de La Granja a bordo de un Kia Morning gris. Conducía el vehículo el subcomisario Felipe Gallardo. Como copiloto iba la subinspectora Vivanco. Inmediatamente detrás de ella viajaba Contreras y detrás del chofer iba sentada la subinspectora María Norambuena. El orden de los asientos es central en este caso.

En la intersección de las calles Santo Tomás y Las Parcelas, los policías decidieron hacerles un control de identidad a los dos ocupantes de un Kia Rio 5, porque ese auto, según la base de datos de que disponían, aparecía involucrado en un homicidio cometido en Puente Alto.

Lo que pasó después

El subinspector Gallardo le cerró el paso al vehículo sospechoso atravesando en diagonal y de izquierda a derecha, el auto que él conducía. Así, cuando los detectives Vivanco y Contreras se bajaron del auto, quedaron frente al auto de los sospechosos. En cambio, para enfrentar ese auto, el subinspector Gallardo debió rodear el vehículo policial por delante, mientras que la detective Norambuena lo rodeó por detrás.

En ese plano, los que quedaron a la izquierda de Contreras eran los ocupantes del auto sospechoso más los detectives Vivanco y Gallardo.

Por supuesto, ninguna tragedia hubiese ocurrido si los sospechosos se hubiesen sometido al control de identidad, pero, lejos de detenerse, hicieron el amago de atropellar a la detective Vivanco y enseguida arrancaron. Entonces se escucharon unos disparos y Vivanco cayó al suelo.

Según la defensa, el autor del disparo habría sido Gallardo, o por lo menos existen posibilidades ciertas de que pudo haberlo hecho, porque su posición y el ángulo de tiro concuerda con el impacto que recibió la detective. Pero una cosa es decirlo y otra es demostrarlo, y la fiscalía asegura que tiene pruebas contundentes que inculpan a Contreras.

Para empezar, una prueba balística que demostraría que la bala que mató a la PDI salió de la pistola que portaba Contreras. Segundo, la declaración de siete peritos balísticos que explicarían la concordancia entre el impacto que recibió la detective y la posición en que se encontraba Contreras, en cuanto a ángulo de tiro y distancia. Y tercero, un análisis planimétrico que demostraría que la detective se interpuso, por un instante, en la trayectoria entre Contreras y los sospechosos. En otras palabras, y siguiendo esta hipótesis, Contreras, queriendo dispararle a los sospechosos, terminó disparándole a su compañera.

En el estrado, Contreras también dio a entender que los carabineros que realizaron la reconstitución de escena del baleo, estaban predispuestos a colocarlo en cierta posición inculpatoria y no en el lugar que él les indicaba. Y también se esforzó en demostrar que, aún no siendo amigo de Vivanco, por lo menos tenía cierta cercanía con ella, acaso para descartar un homicidio intencional.

La fiscalía pide 15 años de prisión por el delito de homicidio simple. La defensa plantea, en cambio, la absolución, o, en su defecto, el homicidio involuntario.

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