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Claudia Conserva

Aunque su familia le pidió mantener en privado todo el proceso que pasó al enfrentar un cáncer de mama triple negativo que le detectaron en junio de 2022, Claudia Conserva (49) se dejó llevar por la porfía y registró cada una de las etapas de su cura: quimioterapia y cirugía incluidas.

Tras terminar con la emisión de su documental que armó, "Brava" emitido por TVN, la animadora anunció en el último episodio que el tratamiento había funcionado y ante esos alentadores resultados, decidió retomar su trabajo en TV+ y volver a la televisión a mediados de junio.

¿Cómo se siente actualmente?
"La próxima semana me reúno con el oncólogo y ahí me darán las pautas de cómo y cada cuánto vamos a hacer chequeos. Terminaron la quimioterapia, la operación, radioterapia y varios otros procedimientos. Tal como dije en Brava: gané la primera batalla. Ojalá haya ganado la guerra, pero hay que ser muy cautelosa, ya que es una enfermedad que puede regresar incluso diez años después. Mi salud mental y física está asimilando el año vivido y ya me siento mejor".

En "Brava", Pollo Valdivia, su marido, se vio como su principal apoyo.
"El Pollo fue el pilar de todo y de todos (tienen dos hijos: Renato, de 21 y Matilda, de 19 años), se entregó por completo a cuidarme, escucharme, sostenerme y darme la fuerza para enfrentar las dificultades. Un hombre que estuvo a la altura de la situación y que me hace admirarlo cada día más. Ambos tomamos plena conciencia de la fragilidad de la vida y decidimos cuidarnos y gozarnos para aprovechar lo más que podamos esta vida juntos".

¿Por qué insistió en hacer el documental si incluso él no estaba de acuerdo al principio?
"Mi familia me hizo saber su malestar cuando empecé a grabarme, absolutamente entendible. No había nada concreto que indicara que sobreviviría y en caso de que fracasara todo, no querían tener un registro mío así. Yo creo que nunca pensaron que se me iba a ocurrir compartir esas imágenes".

¿Qué la hizo compartirlas?
"Luego de varios meses y cuando supe que iba bien encaminado el tratamiento, les dije que haría un documental. Me aconsejaron que no lo hiciera público porque era algo muy íntimo, sentían pudor y que no era necesario exponerme de esa manera. Los escuché, lo pensé y les pedí perdón por provocarles más sufrimiento, pero les dije que lo iba a hacer igual. Sentí que debía hacerlo, que era irresponsable de mi parte no advertir sobre la importancia de hacerse un examen a tiempo... Había escuchado que era duro el tratamiento, pero jamás imaginé lo que viví y viven muchos pacientes. Sentí que era mi deber expresar la importancia que juega la familia y recalcar que es un drama familiar. Y lo hice. No hubo forma de detenerme. Incluso a días de la exhibición, los que sabían me preguntaban si estaba segura de lo que estaba haciendo y mi respuesta siempre fue sí".

¿Cómo se plantea el futuro?
"Todavía estoy asimilando y meditando cómo quiero vivir lo que me queda de vida. Seguramente descubriré muchas cosas más, pero por ahora escuchar mi cuerpo, tratarlo con todo el cuidado que merece, sentir que nada es tan importante, no andar apurada ni estresada, meditar a diario, cambiar mi alimentación, hacer ejercicio, detenerme a observar y disfrutar de la naturaleza, ver crecer mis árboles, regar".

¿Cuál es su respuesta ante las críticas a "Brava" por usar lenguaje bélico y "explotar el morbo"?
"Me parecieron respetables, hay muchas palabras que van cambiando y quizás en unos años hablemos de abordar la enfermedad. Respecto a otros cuestionamientos, como sensacionalismo o híper dramatización que vinieron de parte de la Asociación de pacientes oncológicos, me llamó la atención porque mostré lo que viví, ni más ni menos... Hubo debate y se instaló el tema. Logró que muchas mujeres se estén haciendo su mamografía".

¿O sea que quedó conforme con el resultado?
"Me emocionó hacer Brava porque siento que era necesario mostrar lo triste y dolorosa que es esta enfermedad de manera real, sin exagerar nada, sólo con honestidad".

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