El 6 de diciembre pasado, la ex Miss Chile Verónica Roberts (39) cumplió un anhelo de vida. Tras cuatro años de buscar hijos junto a su marido, el sicólogo Fernando Farías (43), recorrido que tuvo una pérdida, un certificado de infertilidad y tres procesos de inseminaciones intrauterinas frustradas, logró convertirse en madre: a las 11:44 de esa jornada, luego de cuatro horas de trabajo de parto, Carolina Paz llegó al mundo con 36 semanas de gestación.
"Fue maravilloso recibirla. Fue parto normal, yo siempre había querido parto normal... fue un sueño hecho realidad para mí", recuerda la kinesióloga, quien durante su embarazo tuvo que superar varias complicaciones más. Además de contagiarse en julio con Covid, en septiembre se sometió a un cerclaje (procedimiento que consiste en una sutura en el cuello uterino, que impide partos muy precoces), escenario que la obligó a realizar reposo absoluto durante tres meses.
"Al momento del nacimiento, todas las molestias, los problemas, pasaron no a un segundo o tercer plano, sino a un enésimo plano... la felicidad era mayor", retoma ella, pese a que los eventos subsiguientes a la llegada de su hija tuvieron mucho de nervios. "Las horas posteriores fueron complicadas", asegura.
-¿Qué ocurrió, Verónica?
-A ella tuvieron que llevarla a la UCI por un distrés respiratorio (insuficiencia respiratoria), porque sus pulmones no estaban suficientemente desarrollados. Hay que recordar que es una guagüita prematura. Entonces, tuvo complicaciones respiratorias. Yo creo que tuve un apego de cinco minutos, que fue que me la pusieron encima después del parto. La pude ver, contemplar un poquito, hasta que el neonatólogo se la tuvo que llevar. Estuvo hospitalizada, conectada a oxígeno.
-¿Cómo enfrentó eso?
-Obviamente ahí lloré. Me dio miedo, me dio impotencia. Es que es complicado, no es para menos... Si bien es cierto que fue duro todo lo que nos pasó antes, fue distinta la sensación porque esto ya no nos pasaba a nosotros, sino a nuestra hija... da lo mismo lo que me pase a mí, lo importante es ella. El miedo es distinto. Verla conectada duele, da pena.
-Complicado.
-Sí, pero ya cuando me dejaron ir a verla, cuando me dejaron levantarme para hacerlo, que fue como a las seis de la tarde de ese día, me tranquilicé un poco. Ahí tuvimos el primer abrazo de verdad, mucho apego. La pude tomar en brazos a pesar de que estaba conectada. Y ahí empezamos la lactancia.
-¿Mientras su guagua estaba conectada empezó la lactancia?
-Sí, y por suerte no tuvimos ningún problema... todo funcionó bien. Tuvimos un muy buen acople. Obviamente una tiene incertidumbres propias de no saber, de cómo va a hacer, típicas dudas que tenemos las madres primerizas. Pero lo bonito es que fue de una. Entonces, ¿sabes? No puedo pensar mal de ese momento. Sí, fue súper duro, pero estamos bien y ahora hemos tenido una lactancia preciosa.
Según cuenta Verónica, Carolina Paz estuvo 24 horas en la UCI para luego regresar con ella. "Hay guagüitas que pasan en incubadora y con oxígeno durante meses. Y esta es una guerrera, estuvo un día. Después la llevaron a la pieza con nosotros, pero luego hubo otra complicación".
-¿Qué ocurrió?
-Ella, por ser prematura, tenía la bilirrubina muy alta y se la tuvieron que llevar de nuevo hospitalizada. A una fototerapia, que es como una incubadora, parecida a un solárium, donde se controla la bilirrubina. Y es chistoso, porque la ponían con los ojos tapados, como un verdadero solárium. Esa fototerapia ayuda que la bilirrubina baje. Estuvo hospitalizada ahí. Y era lo mismo. Tenía que darle cada tres horas leche, mientras ella estaba en su terapia. Le tocaron duros sus primeros días.
Siempre de acuerdo con la madre, al quinto de día de clínica progenitora y retoña pudieron irse de alta hasta su departamento. "Como estuvo internada, aún mi familia no puede conocerla, porque además nos dieron indicaciones de que durante el primer mes no se expusiera a aglomeraciones con gente. Así que estamos nosotras dos y mi marido. Estamos felices, porque ella está bien"