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540 cámaras vigilan a clientes y locatarios de la Vega Central

"Supongamos", dice Manuel Caro, gerente general de la Vega Central, "supongamos que a la Vega llega alguien que no tiene idea de la cantidad de cámaras de vigilancia que tenemos, de los guardias de seguridad que circulan sin parar, de los inspectores que vigilan el libre acceso a los pasillos y accesos, y que no sabe tampoco del nivel de compromiso de los locatarios con la seguridad del recinto. Y supongamos que a esta persona se le ocurre la loca idea de agarrar un celular que no le pertenece y sale arrancando. Esa persona no avanza ni cien metros y ya está detenida".

No deja de otorgarle cierta elocuencia a su sentencia el hecho de que mientras habla, Manuel Caro mira de reojo las dos pantallas gigantes que tiene en su oficina donde aparecen algunas de las cientos de imágenes que se graban sin pausa en la Vega Central. Imágenes a color, con alta resolución, supervisadas además por decenas de ojos distribuidos en dos centrales de monitoreo.

"Tenemos 540 cámaras de vigilancia", prosigue Caro. "No hay pasillo que no tenga su cámara de seguridad fija, además de algunas cámaras que pueden rotar. Tenemos un total de 45 guardias repartidos en tres turnos, que monitorean las 24 horas al día. Tenemos 24 inspectores de patio, que vigilan el libre acceso a los pasillos, pero que también participan de la seguridad. Y tenemos a los locatarios. Entonces, cuando esta persona agarra el celular, inmediatamente se activa un protocolo súper rápido: cerramos todas las puertas de acceso, que son ocho, acuden al lugar todos los guardias, pero también locatarios, y a ese señor se le detiene y se le esposa mientras llega Carabineros. La vega es un oasis. Afuera ya es otra cosa, pero dentro, es un oasis de seguridad".

Nadie mejor que Caro para atestiguarlo. La mañana del miércoles fue víctima de una encerrona en la Autopista del Sol, la tercera que sufre. En la Vega Central nunca le ha pasado nada.

"Acá dentro es muy, pero muy inusual que haya robos. Y cuando ocurren, se trata de hurtos. Gente que estira las manos. Y con la plata que se maneja adentro, tampoco hay riesgos. El peligro surge cuando el locatario va con todo el efectivo al banco para hacer un depósito. Por eso, la mayoría de los locatarios tiene contratado un servicio de transporte de valores", aclara Caro.

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