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Daniel Sánchez y su look motoquero

El psicólogo Daniel Sánchez, doctor en educación, académico de la Universidad Central y ocasional visitante de matinales, compró una Vespa G TS Super 300 año 2013 hace nueve años. Se la compró a un tío suyo que se iba a vivir a Estados Unidos. Lo hizo porque pensó que podía ser una buena inversión; no porque le gusten las motos.

"Me salía como tres chauchas, por eso le dije a él que se la compraba. Después me enteré de que es una motocicleta un poco cara. Pagué menos de la mitad del precio de mercado. La moto tenía 900 km y estaba nueva", cuenta.

"Nunca me gustaron las motos. No me llamaban la atención en lo más mínimo. No sabía ni andar en una: nunca en mi vida me subí. De hecho, conseguí que alguien con camioneta la fuera a buscar y la dejara en mi casa. No sabía ni cómo se prendía.

Cuando la probó, se entusiasmó.

"Es un vehículo precioso y cómodo; es una maravilla, un lujo. Uno se conecta con la ciudad de otra manera; de una forma mucho más perceptiva. Ensayé y saqué la licencia tipo C para manejarla", comenta.

Reconoce que la ocupa poco, ya que los días de verano le molesta andar con la calurosa ropa de seguridad que exige la ley para transitar en estos vehículos (chaqueta, pantalones y guantes resistentes, calzado cerrado y casco). En invierno hace frío, llueve o hay llovizna.

"La uso para hacer algún trámite al centro o cuando tengo que ir al supermercado. Es más fácil moverse y también más rápido. También la ocupo cuando no tengo disponible mi auto. En esos casos la utilizo para ir al trabajo", añade.

-¿Fue difícil aprender a manejarla?
-No, pero requiere de algunas consideraciones. El auto se equilibra por sus cuatro ruedas. En la moto el punto de equilibrio es el conductor. Por lo mismo, hay que tener mucha habilidad. Por otro lado, uno debe ser bastante cuidadoso. Cuando ando en la calle y hay un taco, me quedo en el mismo lugar detenido. No ando entremedio de los autos o subiéndome a las veredas. También soy muy cuidadoso con la velocidad. En moto es fácil andar rápido. Mi motocicleta es automática. La prendo y acelero: es todo lo que tengo que hacer.

Un mundo de colores

Sánchez destaca en sus apariciones en la televisión por los llamativos colores con los que viste.

"Tengo una facilidad de no seguir las normas. Me sentí cómodo la primera vez que me empecé a vestir más colorido. Antes ocupaba ropa oscura y me sentía como apagado. Una vez compré una camisa rosada y ahí se me abrió el mundo. Entendí que el color y el diseño es otra manera de expresarme. Junté toda la ropa negra que tenía y la fui a regalar a una iglesia", rememora.

Su Vespa es negra, por eso compró colores bien colorinches para resaltar.

"Pese a que el negro no es un color que me gusta, creo que eso me impulsa a ponerme ropa más llamativa. Mis guantes son blancos con naranja; la chaqueta es gris con negro; el casco tiene hartos colores: verde, rojo, blanco, amarillo; los zapatos son plateados; cordones diferentes y bufandas fosforescentes. Se ve algo particular en las calles: una moto negra con un tipo multicolor", relata.

-¿Qué le dicen sus alumnos cuando lo ven llegar?
-Muchos me gritan: "¡Buena pinta, profe!". Mis estudiantes están acostumbrados, pero los más nuevos me miran un poco más raro. La gente de la calle me mira más. Me da lo mismo que alguien me diga que me veo feo: no me importa.

Costos de mantención

El académico asegura que es un vehículo que consume casi nada de bencina.

"Mi trabajo queda a diez kilómetros de mi casa, ida y vuelta son 20. En cuatro días consumo dos litros de bencina, es decir, SI .800 a la semana, por lo que gasto como $8.000 en moverme. Con cuatro litros llego a Valparaíso. Son súper económicas, por eso han proliferado tanto", señala.

Eso sí, como es una marca italiana, las mantenciones no son baratas.

"Se hacen cada 10.000 kilómetros y salen como $160.000. La mía tiene 6.000 kilómetros, por lo que no le corresponde ninguna. Le hago mantención una vez al año: la limpio, le cambio aceite, reviso los niveles, los frenos. Pero para un vehículo chico es caro. Es equivalente a la mantención de un auto, que cuesta 9200.000. De todas maneras, hay que hacerlas porque si no, se echa a perder".

-¿Le gustaría venderla?
-Sí, de hecho, quiero venderla y comprarme una de otro color y más nueva. Hay amarillas, blancas y rojas. Dejarla después de tantos años igual me da un poco de nostalgia. Hoy la moto tiene 6.000 kilómetros recorridos, por lo que está nueva. La moto emula las motonetas antiguas y eso la hace muy bonita.

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