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Graban a un águila almorzando sobre un poste en Moneda con Estado

"¿Tú, que eres del sur, cachai esta águila?", le preguntó a Rodrigo Cárcamo un compañero de trabajo. La tarde del lunes había cuatro personas en una oficina del segundo piso de un edificio en Moneda con Estado. "¿Cuál águila? ", respondió incrédulo Rodrigo. Su compañero estaba mirado por la ventana y apuntó hacia afuera: "Esa". Rodrigo caminó hacia él y, antes de asomarse, le dijo así por decir "¿no será un tiuque?". Le parecía más posible que en el centro de Santiago apareciera uno de esos pájaros de plumas cafés.

Rodrigo miró por la ventana y efectivamente era un águila. Parada sobre el foco de un poste del alumbrado público, almorzaba una paloma. "Por la ubicación del poste, estaba como a tres metros de nuestra ventana. Quedé alucinado", recuerda. Rodrigo abrió la ventana y el águila siguió en lo suyo. Nada la distraía. "Como que estaba acostumbrada, como que no era la primera vez que lo hacía. Eso fue Io que más intrigados nos dejó. Increíble cómo estaba adaptada a este hábitat", reflexiona.

Con la ventana abierta, las imágenes que Rodrigo pudiera captar serían más nítidas, pero esta ave rapaz podía asustarse con el próximo movimiento que él hiciera y volar hasta perderse entre los edificios. Rodrigo tenía que intentarlo. Saco el teléfono y grabó, pero tenía una preocupación. "¿Cómo lo hacía para que se viera que es pleno centro de Santiago? Por eso empecé grabando una vista del Paseo Estado y de ahí subí hasta el águila", explica.

Después publicó en Instagram (@rodrigocarcamotellez) el video, que dura 16 segundos, y recibió muchos comentarios. "Los tipos de las aves en Instagram me decían que el cielo está lleno de aves rapaces. Lo que pasa es que uno no se da cuenta, porque no mira hacia arriba", cuenta. Cinco minutos estuvo el águila en el poste.

Víctor Raimilla, biólogo, investigador de la Fundación Parque La Tapera y observador de aves, dice que el ejemplar del video es un águila mora, una especie bastante común, que habita toda Sudamérica. Se alimenta principalmente de conejos en la zona central y de liebres en la Patagonia. "Por lo que se ve en el video, su plumaje es de adulto. Esta especie alcanza su adultez como al cuarto o quinto año. Es probable que haya bajado buscando alguna presa y luego se metió bien adentro de la ciudad", explica.

El águila mora, Geranoaetus melanoleucus , también es conocida como águila paramuna o águila de páramo. Es común que penetre en las ciudades. "Solamente que hay más gente grabando o más atenta, no más", explica.

Eduardo Pavez, veterinario, director del Programa de Conservación del Cóndor Andino y ex presidente de la Unión de Ornitólogos de Chile, asegura que "en Chile se le dice águila a secas, porque es la única especie de águila que tenemos". En Argentina, por ejemplo, se utiliza el apellido "mora", porque en ese país hay más de una.

"En Santiago varios ejemplares de águila ocupan la ciudad de forma más o menos regular. Hay visitas regulares de águilas, por ejemplo, al Cerro San Cristóbal. Avanzan desde la precordillera por el cordón del Cerro Manquehue, llegan por La Pirámide al San Cristóbal y de ahí se meten a la ciudad", explica. También hay águilas en la Cordillera de la Costa, pero cree que este ejemplar llegó desde el otro lado, haciendo el camino del Manquehue.

Las áreas urbanas son atractivas para las aves rapaces, porque hay bastante disponibilidad de alimento, principalmente palomas. En la periferia, que está sufriendo con la sequía, disminuyen la vegetación y los animales que pueden servirle de alimento. La ciudad, en cambio, todavía tiene agua y se generan en ella ecosistemas que atraen a animales que pueden servir de comida.

"Los machos tienen la cabecita más redonda y el pico más corto. Se ven más menudos. Las hembras son bastante más corpulentas, tienen la cara más larga y el pico más prolongado", cuenta. Por estas características, dice, el ejemplar de Moneda con Estado es macho.

"Probablemente no es un ejemplar reproductor. Las parejas reproductoras están establecidas en zonas más agrestes, de montaña. Los que no son reproductores se meten a la ciudad regularmente", explica. Pasan un tiempo entre edificios o casas y luego vuelven a su hábitat.


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