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Pagan $520.000 al mes para irse a trabajar lejos de todo

Cristian Sagredo, ingeniero civil de 27 años, estaba buscando trabajo cuando postuló a Servicio País en 2020. Resultó elegido y de su natal Concepción se trasladó en marzo pasado a vivir un año en la comuna de Santa Bárbara, ubicada en la misma región del Biobío, pero que el joven no conocía.

"Es una decisión potente irte sin conocer a nadie, sin tener los contactos, pero acá he crecido tanto en los conocimientos técnicos como en las habilidades blandas", reconoce el profesional, quien desde marzo se encuentra en Santa Bárbara junto a un abogado y un geógrafo. Los tres conforman el grupo multidisciplinario de Servicio País en el lugar.

Su principal foco es trabajar en el tema de acceso al agua potable, una de las dificultades en la zona y que abordan en alianza con la municipalidad.

"Hay muchas comunidades rurales que se abastecen a través de camiones aljibes o pozos que ellas mismos crean, pero realmente no es una solución viable ni tampoco que se pueda mantener en el tiempo", advierte el ingeniero. "Hemos estado diseñando y actualizando proyectos, con todo el tema técnico ingenieril que conlleva: cálculos hidráulicos, diseño de tuberías".

Su rol también es apoyar a las juntas de vecinos y agrupaciones locales, un trabajo totalmente nuevo para Cristian.

"Cuando llegué mis compañeros eran mucho más experimentados en hablar frente a personas, yo no Io había desarrollado mucho, no formaba parte de mis habilidades blandas. Gracias a ellos he ido adquiriendo esa habilidad de estar dirigiendo una reunión", valora.

Postulaciones abiertas

El caso de Cristián Sagredo es un ejemplo de cómo funciona Servicio País, iniciativa que hoy está buscando a 252 personas para llevarlas por una temporada a 101 comunas a lo largo del país, la mayoría en sectores rurales.

"Estamos convocando a profesionales jóvenes, que no necesitan experiencia laboral previa, para poder trasladarse durante un año a vivir y trabajar con comunidades que viven en situación de pobreza, vulnerabilidad y aislamiento", explica Catalina Littin, directora ejecutiva de Fundación Superación de la Pobreza.

El requisito es ser titulado de una carrera de educación superior de al menos ocho semestres; puede ser técnica o universitaria.

Los elegidos recibirán un sueldo bruto de 9520.000. "Les va a permitir pagar la vivienda, los gastos básicos. Tenemos una diferencia por zonas; sabemos que en algunas el costo de la vida es más alto y ahí tenemos un incremento mayor de los aportes, para asegurarnos que puedan cubrir sus necesidades básicas", aclara Littin.

Los jóvenes son asignados a las comunas en pareja o tríos que generalmente viven juntos, Io que les permite compartir los gastos.

"Esto va acompañado de un seguro de salud y más de 300 horas de capacitación en políticas públicas, trabajo municipal, entre muchas otras materias. También nos encargamos de todos los gastos de traslado a la ida y, por supuesto, al finalizar el programa", agrega la directora.

Postulaciones hasta el 15 de noviembre en serviciopais.cl. Los resultados se conocerán en enero y el trabajo comienza en marzo del 2022.

Algunos se quedan

En los 26 años de Servicio País han participado 5.847 profesionales. De ellos, 23% se quedó a trabajar en la misma comuna donde fueron destinados una vez que finalizó el programa; 39% permaneció en la región a la que fueron asignados.

"Muchos de ellos trabajando en el servicio público, eso es otro aporte. Nosotros formamos profesionales que hacen una diferencia en los municipios en los cuales se insertan, porque tienen una mirada distinta respecto a la superación de la pobreza y el trabajo con las comunidades", comenta Catalina Littin.


"Te abre los ojos"

Camila Contreras, ingeniera en medio ambiente, pasó de su natal Linares al soleado paisaje de Tierra Amarilla, Región de Atacama. "Fue un poco chocante venir de todo verde al desierto", confiesa.

En la comuna trabaja en conjunto con una historiadora. "Ella es del área social y yo soy más de la ingeniería, pero logramos complementar los conocimientos de ambas", sostiene. En estos meses han realizado talleres de oficios para la tercera edad, un libro de hierbas medicinales de la zona y huertos familiares con la comunidad indígena colla.

"El programa te abre los ojos a otras realidades, aprendes a poner tus conocimientos en favor de otras personas. Es una oportunidad enriquecedora", asegura.

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