Desde 2008, Carol de la Paz (42) es la campeona chilena de karate, en la especialidad Kata, y no tiene ganas de parar. Viene llegando del Panamericano de Punta del Este, pero apenas se instaló en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), en el Estadio Nacional, donde vive, comenzó a prepararse para el Mundial de Dubái, en Emiratos Árabes Unidos, que se disputará entre el 15 y 21 de noviembre.
Comenzó con las artes marciales mixtas, como un hobby, hasta que se inclinó por el karate, a los 19 años, por influencia de su tío Luis, que practicaba Kung Fu. "Yo lo miraba con su Gi (vestimenta) y su cinturón. Me devoraba los libros que tenía y siempre quise hacer lo mismo. Cuando tuve la oportunidad lo hice", relató. Desde ese momento, no ha cejado con la Kata, que es "una secuencia de movimientos técnicos, entrelazados, de defensa y ataque. Se trata de la técnica depurada del karate. En resumen, es defensa personal. Una lucha contra adversarios imaginarios, con aplicación práctica".
Y tiene que enfrentar a rivales mucho más jóvenes. "Ahora debo competir contra niñas asquerosamente jóvenes y bellas, porque la categoría es de 16 a 99 años, literalmente. No es mi culpa. Soy la deportista más persistente del karate chileno. Ese título no me lo arrebata nadie. He visto pasar a muchos por esta ruta y yo continúo con mi camino", dijo.
-¿Por qué dice que es la más persistente?
-Soy una de las highlander (por inmortal) del equipo nacional. Creo que sólo quedan dos más de mi edad. Se ha renovado todo el equipo, pero sigo ganando en mi categoría. Los demás se han retirado todos. Yo sigo disfrutando lo que hago, porque se trata de disfrutar el camino, aunque a veces no sea tan llano. Todavía sigo aquí y como campeona de Chile, con una década de nacionales ganados.
-¿Ha visto pasar a mucha gente?
-Así es. De muchos aprendí, pero otros fueron débiles y dieron el paso al costado por un problema o por tener prioridades diferentes. ¿Cuánta gente abandona algo que desearon y se arrepiente la vida entera? No seré una de esas personas. Seguiré hasta que lo disfrute y mi salud lo permita.
-¿Qué la hace seguir compitiendo?
-Me faltan cosas por conseguir, es un desafío personal. El ser humano lo puede todo cuando quiere. No puedes flaquear al primer problema. No puedes ser cobarde. Debes vencer a tu más grande oponente: uno mismo.
-¿Cómo se siente frente a niñas asquerosamente jóvenes y bellas?
-Normal. En realidad, no lucen tan jóvenes y yo, no tan fea. Hay de todo, pero compito con niñas de entre 20 a 40 años.
-¿Ellas tienen una ventaja por ser más jóvenes?
-La ventaja la llevo yo. Esto es 70% de técnica y 30% de condición atlética. La técnica se perfecciona con los años y el nivel atlético se puede mantener.
-En todo caso, usted es joven.
-Yo también soy asquerosamente joven. No me molesta mi edad y la llevo con orgullo.
De la Paz ha debido dejar cosas de lado por su pasión: celebraciones, funerales y un novio. "No pude despedir a mi maestro japonés Inoue; a mi tío Miguel, porque estaba en Alemania en una Premier League; con mi tata llegué al entierro, luego de un Sudamericano en Brasil; y al de mi padre no alcancé a llegar. Estaba en Turquía. No fui al Mundial de 2018, entre otras cosas, por ese hecho. Lo demás se supera y hasta lo olvidas, pero eso no lo olvidas", explicó.
-¿Y qué pasó con el novio?
-Él quería que dejara el karate para tener "una vida normal", pero no transé. El karate es mi forma de vida y es bienvenido el que quiera compartirlo. El que no, que siga su camino. El karate me entregó todo: el mundo entero, culturas, idiomas, educación y valores.
En agosto, Carol llegó desde Turquía, donde vivió por seis años, pero en Santiago no tiene casa propia. "Mi opción, por el momento, es arrendar, pero no es claro por todas las actividades que tengo y porque vivo en el hotel del CAR, que para mí es cómodo, porque me permite concentrarme 100% en mi trabajo de deportista. En la vida sólo he adquirido conocimientos, que es el mayor bien que un ser humano puede poseer. Es un tesoro que quisiera compartir.