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Chilenos que teletrabajan en otro país pagan todo con tarjeta de crédito

"Portugal es un país que me gusta mucho. Vine de vacaciones hace un tiempo y me encantó su calidad de vida, clima, acceso a servicios y sus playas. También es una nación que me permitía venir con una visa rápida. Les planteé a mis jefes sobre la posibilidad de trabajar desde Lisboa y no tuvieron ningún problema: fue un voto pleno de confianza", cuenta la abogada de la Universidad de Chile, Macarena Vera (28), radicada hace dos meses en Portugal.

Miembro del estudio jurídico RGS Abogados y especializada en el área corporativa, Vera asesora a empresas en materia tributaria. Como todos los abogados de la compañía se fueron a teletrabajar a distintos puntos del país, ella prefirió hacerlo desde Europa.

"Nuestra dinámica implica realizar constantes reuniones con nuestros clientes. Para llevar a cabo las citas nos conectamos a través de plataformas digitales. La pandemia comprobó que el teletrabajo es posible", admite.

"Viajé con la visa D7, que es muy solicitada por nómades digitales. Es para cualquier persona que pueda acreditar ingresos de fuente extranjera. La obtienen empresarios y profesionales de otros países. Dura un año y es renovable por dos años. Me demoré un mes y medio en tramitarla", señala.

Le depositan el sueldo en la cuenta corriente nacional y paga con la tarjeta de crédito internacional, que puede pagar por internet. Si necesita efectivo, recurre a sus ahorros porque juntó una buena cantidad antes de viajar. También tiene la posibilidad de hacer giros en cajeros automáticos de la red Cirrus, a la cual están adscritos los bancos chilenos, por una comisión proporcional al monto girado.

-¿Le rinde el sueldo en Lisboa?

-Sí, me rinde harto la plata acá. El costo de vida no es muy alto: es bastante similar al de Chile. Para ser Europa, Portugal es uno de los países más barato. Para uno que está con sueldos extranjeros conviene mucho. La movilización es barata. Hay una tarjeta para usar en el transporte público (trenes, tranvía, barcos) y cuesta unos $37.000 mensuales: con eso uno se puede mover todo Io que quieras. El arriendo es un poco más caro. En mi caso comparto un departamento bien ubicado con otros tres chicos: un francés y dos alemanes. Nos sale el equivalente a $I .OOO.OOO entre todos. El gimnasio me cuesta $56.000, aunque hay más baratos.

-¿Le gusta la vida por allá?
-Como en la mañana no trabajo, ocupo ese tiempo para ir al gimnasio, comprar algo, ir a la playa. El único inconveniente sería con el tema del horario. La diferencia hace que me pierda panoramas durante la tarde noche en Lisboa.

Trabaja con metas

La ingeniera en computación de la Universidad Católica Valentina Rojas (25) está desde julio en Europa. Trabaja hace un año y medio desarrollando software para una firma chilena.

Un colega suyo se fue a teletrabajar a Lisboa y eso le dio la pauta para pedir permiso. No hubo problemas.

"Hay un montón de herramientas para trabajar en computación de manera remota: eso favoreció que fuese tan fácil trabajar desde otro país. Otros lo hacen desde Estados Unidos, Europa y otras partes de Chile. La gracia es que trabajamos con deadline. La compañía trabaja 100% de manera remota", señala.

¿Cómo lo hace con la diferencia horaria? "Tenemos cinco horas de diferencia. Entro en el mismo horario de Chile (de 9 AM a 18 horas): parto desde las 11 0 a mediodía. Me encanta ese horario, ya que puedo aprovechar mejor la mañana. Puedo ir al supermercado, gimnasio, ir a mis clases de alemán: hago de todo en la mañana".

Ahora está pasando unos meses en Portugal y desde noviembre piensa radicarse en Alemania. También recibe su sueldo en la cuenta corriente nacional.

"Me pagan en pesos chilenos. Recibo un poco más de lo que sería como un sueldo mínimo en Alemania ($1.400.000). Comparto los gastos con mi novio, quien también vino por pega. Vivimos súper bien. Pagamos $560.000 por un departamento de un dormitorio. En Berlín nos iremos a uno que nos sale $460.000 a cada uno, compartiendo con otra persona más. Alemania es muy caro, mucho más que Portugal", señala.

Un mes y medio en Chicago

El ingeniero civil José Benavente (25) se fue a Chicago, Estados Unidos, en junio. Un amigo suyo lo invitó a pasar unos días de descanso y luego se animó a decirles a sus jefes que quería teletrabajar desde allá por un mes.

"Trabajo en una empresa de energías renovables y mi rol está más enfocado en el área de gestión: mi pega es estar más frente al PC, no tanto de ir a terreno. Mis jefes no me pusieron peros. Como me dieron el permiso, sentía mucho el compromiso de cumplir bien y de que sepan que no se habían equivocado en dármelo", manifiesta.

También recibe el sueldo en pesos chilenos y sus gastos no son tan altos porque se hospedó en la casa de su amigo.

¿Cómo le fue? "Él estaba haciendo su tesis y yo trabajaba, cada uno en la suya. El edificio tenía oficinas, la conexión a internet nunca me falló", asegura.

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