-->

Escribe y presiona enter

On
Sergio Rojas vive con su mamá

Aunque a Sergio Rojas le tiran tallas en "Me Late Prime" de TV+ con su edad y deslizan que anda por sobre las cuatro décadas, él prefiere no ahondar y sólo dice que está en los treinta y siempre. "Para mí es importante cómo uno se siente, además en la tele es súper etérea la edad, ves gente de setenta años que se ve de cincuenta".

Hay algo que no tiene problema en confirmar; que a su indeterminada edad, vive con su mamá, Clarisa Lorca, y no le interesa mudarse. De hecho, en su vida sólo ha vivido fuera por seis meses, cuando estuvo trabajando en Pelarco en la era en que Raquel Argandoña fue alcaldesa. ¿Su papá? Están separados, Rojas no lo ve hace 20 años.

"El 80% del tiempo nos llevamos bien con mi mamá, pero hay un porcentaje en el que peleamos por la convivencia. Ella es mamá y va a serlo durante el resto de su vida, entonces nunca me va a ver como un igual y siempre será como un hijo".

Le toca enfrentar algunas transgresiones. En la última semana, su mamá lo retó porque estaba tomando agua con hielo a pesar de tener dolor de colon y también porque bebía una copa de espumante durante el live de Instagram "Que te lo digo", que finalmente le quitó. "Cualquier persona que viva con su madre sabe que ante sus ojos siempre va a ser un niño; si quiero estar todo el día acostado, no puedo, es su casa y tengo que ir a almorzar a la mesa, son sus reglas".

-Sergio, ¿ayudas con alguna cuenta de la casa?
-Desde hace harto tiempo que asumí la economía de la casa, pero eso no me da ningún derecho sobre el bien inmueble; acá se hace lo que ella dice, más allá de que yo me haga cargo de las cuentas, ella es la dueña de la casa.

-Se suele creer que quien paga las cuentas es quien manda.
-Tengo amigos que se hacen cargo de las cuentas de la casa, y disponen de ella, pero en mi caso yo tengo derecho al uso, pero no al sobreuso. No tiene ninguna doble lectura ni hay otra opción, acá todo se rige bajo ella.

-Pero, ¿se enoja su mamá si no hace la cama?
-Es que nos turnamos. Mi mamá odia el desorden. Como yo entro a trabajar más tarde, lo usual es que yo deje las camas hechas, ordene y después me vaya, pero no hay una pizarra con las tareas de cada día.

-¿Alguna vez se quiso ir?
-Miles de veces. Son crisis que vienen cada seis meses, a veces me voy a casa de mi hermana, pero después de dos o tres días, vuelvo. Acá tengo seguridad, realidad, vivo en un barrio, tengo una plaza con juegos públicos, conozco a todos mis vecinos y hasta planté semillas en el parque municipal.

-En el programa lo molestan harto porque vive con su mamá.
-No entienden cómo a mi edad, teniendo trabajo, no quiero destetarme. Yo siento que si a uno no le molesta vivir con los papás, no tiene porque dejar de hacerlo, no hay una norma de que tienes treinta años y te vas. Uno tiene que estar donde se sienta cómodo.

-Pero, ¿no se posterga su vida personal por vivir con su mamá?
-Hasta el momento no lo siento así. Si quiero hacer algo, lo hago afuera. Siento que si tengo una pareja, construiré mi propio hogar, pero por ahora no tengo necesidad, no quiero irme a una casa solo, a hablar con las paredes. No creo que la soledad sea tan bonita, prefiero conversar y comer acompañado. Es que lo pasó muy bien así.

Volver a casa

Nelson Morales, sociólogo y académico de Universidad Mayor, explica que ya desde antes del estallido social que muchos profesionales jóvenes estaban volviendo a casas de sus padres, incapaces de sustentarse en independencia. "Tras el 18/0 se develó que esta promesa de modernización no alcanzaba para todos". El fenómeno, sugiere, es muy diferente al de las generaciones previas, que en muchos casos, sin siquiera tener un cartón, sacaban casas e hijos adelante.

Explica que el contexto actual es mundial: "Se calcula que en Estados Unidos el 50% de las personas entre 21-37 años recibe algún tipo de ayuda económica de sus padres". Para muchos se posterga la adultez. "Quizás, después de esta crisis, se pueda normalizar el hecho de vivir con los padres o de generar estrategias novedosas de sobrevivencia más prolongadas en el tiempo, por la razón que sea, sobre todo si no hay compromisos de pareja ni hijos".

La sicóloga Sofía Fielder, vocera de psicologachile.cl, sugiere que si se vive con los papás, se aporte en las cuentas. "Si hay cierta dependencia económica se genera un juego de poder de una persona por sobre la otra, por eso hay que delimitar lo que el treintañero aporte al hogar. Eso demarca a la persona como más independiente".

Click para comentar