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Harold Cohen (37) compró este deportivo y lo trajo desde Estados Unidos para Héctor Olivares (70)

Hace diez años que Harold Cohen (37) y Héctor Olivares (70) son inseparables. "Yo no tengo relación con mi padre biológico, él me abandonó. Por ende, Héctor, en cierta manera, me adoptó como un hijo putativo. Nuestra relación es muy cercana, extremadamente sana y transparente, casi sanguínea", dice Cohen, international business y empresario naviero, quien sorprendió a Olivares regalándole un Ford Mustang Fastback 350 traído desde Estados Unidos.

Todo comenzó cuando Cohen, que se fue a vivir a Wilmington, Delaware (EE.UU.) a los 17 años, no tenía dónde guardar su BMW cuando venía a Chile. Como Olivares vive en una parcela en San Bernardo, un día le ofreció que lo dejara allí sin pedirle nada a cambio. Desde entonces se formó un lazo de confianza entre los dos, que consagraron creando la sociedad Cohen y Olivares: desde EE.UU. importan cámaras frigoríficas y generadores, entre otros aparatos relacionados con el transporte camionero, rubro en el cual Olivares trabajó por 40 años. De ahí nació su "amor por las tuercas", cuenta.

"Toda la vida hemos tenido autos en nuestra casa. Soy fanático de los clásicos de Ford. Hace 10 años tuve un Falcon, pero al final lo vendí en $2.500.000 porque me aburrió. Me puse viejo. Mi sueño siempre fue tener un Mustang, ya que dentro de los amantes de los autos un Mustang es un Mustang, poh!", afirma Olivares, quien es padre de tres hijas.

Cohen vivió escuchando el sueño de su padre putativo pero nunca le prestó tanta atención, hasta que, en agosto del año pasado, en medio de un paseo que ambos realizaban por San Bernardo, Olivares le dijo a Cohen que tenía que decirle "algo".

"Me asusté, así que le dije que qué pasaba. No me quería decir, por Io que detuve la camioneta. Cómprame el Ford y yo te lo pago , me dijo. Así, emocionado, y yo pensando poco menos que me diría que estaba enfermo o algo terrible. Con eso me di cuenta de que él no quería el Ford como algo material, sino que como algo humano. Era el regalo de su vida", relata Cohen, quien es dueño de la empresa Pacific Cargo, de embarcaciones Wilmington- Valparaíso, Chile.

Desde entonces, el empresario naviero no dejó de buscar el anhelado Mustang. En octubre pasado, a través de Marketplace de Facebook dio con el Mustang Fastback 350 (1964.5). "Cuando fui a verlo a New Jersey fue amor a primera vista. El dueño era un coleccionista de Mustang clásicos, de entre 1964 a 1966. En dos días formalizamos la compra, lo fui a buscar en un tráiler y lo tuve guardado en mi casa como dos meses sin que Héctor supiera", detalla.

En diciembre lo subió a unos de sus barcos y lo envió a Valparaíso. Al llegar a Chile, Io recibióél mismo para pasar los controles de las Aduanas y del SAG. "Sus hijas se encargaron de mandarlo a hacer un trámite adonde su contadora y en ese momento yo aproveché para esconder el auto en el taller de su casa y encintarlo".

Cuando Olivares volvió a su hogar, sus hijas y Cohen, con cámara encendida, le dijeron que siguiera un cordel que lo llevaba a la puerta del recinto. "Les decía que no me jodieran, que estaba cansado, hasta que me convencieron. Me pasaron un Mustang Fastback 350 de juguete y adentro tenía unas llaves. Abrí el portón y no lo podía creer. Se me cayeron las lágrimas", cuenta Olivares, que ya estrenó el deportivo por las calles de San Bernardo. Eso sí, no lo saca mucho porque "tengo miedo de que me lo roben, así es que prefiero que pase la pandemia para escaparme al autódromo Villa Olímpica de Quilpué, a ver carreras de autos", afirma.

Como nuevo

Según explica Mauricio Muñoz, fundador del Club Mustang de Chile, el Fastback 350 es un modelo diseñado por el famoso Carroll Shelby a mediados de los 60. "La marca quería hacer un modelo más deportivo que el coupé original. Por eso se le cambió el pilar trasero y lo convirtieron en Fastback. Se le realizaron potenciaciones en la suspensión, ocuparon los frenos de los sedanes grandes de Ford y se le añadieron más caballos de potencia, llegando a superar los 300 hp", sostiene.

Afirma que el modelo obsequiado a Héctor Olivares es 1964.5 porque "entre medio estaban las pruebas y, seguramente, este auto se hizo en ese período de transición, donde se medían los funcionamientos de la carrocería".

Una vez que se dio a conocer el video en Facebook, el dueño de Valera Automotriz, Camilo Valera, conoció la historia del auto y le impactó, así que Io contactó para regalarle un "detailing". Este es un proceso donde "mediante técnicas de pulido le damos un brillo extremo a la pintura y la protegemos con un tratamiento llamado sellado cerámico, el que lo dejó brillante y de exposición".

En eso trabajaron cinco personas y tardaron 12 horas en su taller ubicado en Av. Padre Hurtado Sur 240, Las Condes (@VaIeraautomotriz). Dicho proceso tiene un valor de 9350.000, con una duración de un año. Los precios aumentan según el tiempo en que el cliente quiera que se mantenga intacto el pulido, precisa.

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