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Dueña de la casa con el socavón

Magdalena Xalamihua vivía hace un año en su terreno propio en la localidad de Santa María Zacatepec, en el estado de Puebla, en México. Junto a su esposo y otros familiares habían edificado su casa en construcción sólida y ahora estaban planeando hacer una ampliación y hacer un segundo piso a la vivienda. Pero el fin de semana pasado los planes familiares llegaron a su fin porque un megasocavón de casi 100 metros de diámetro se abrió en su verde terreno y ahora la casa que edificó está a punto de caerse.

Con el avance de los días, la profundidad y el diámetro del forado en el terreno se han ido ampliando. Además tiene agua en el fondo. El miércoles medía 86 por 73 metros y este viernes ese diámetro es aún mayor: el eje más grande del socavón alcanza los 97 metros, el eje menor mide 83 metros y de profundidad el forado tiene 15 metros.


Origen desconocido

Como el agujero en el terreno creció, este viernes ya se cayó el primer pedazo de la casa en peligro al fondo del abismo: un muro perimetral quedó al interior del socavón. De acuerdo al diario local "Sol de Puebla", el nuevo desplome fue a las 5 de la mañana y los testigos escucharon un estruendo y luego el ruido del material cayendo al fondo.

Las autoridades han acordonado la zona, para evitar que se acerquen curiosos y turistas. Las medidas del agujero son tomadas diariamente gracias a vuelos de dron, dijo la secretaria de la gobernación local, Ana María Hill. El origen del fenómeno es desconocido hasta ahora, pero hay desplegados en terreno diez investigadores del Instituto Politécnico Nacional de México (IPN) que investigan las causas y que tienen 25 días para entregar un informe preliminar.

Beatriz Manrique, secretaria de mediombiente de Puebla dice que se puede deber "a un reblandecimiento de la tierra de cultivo".

"Solo disfrutamos un año"

Desde Puebla, Magdalena Xalamihua cuenta al teléfono que no va desde el miércoles a su predio, de 228 metros cuadrados, porque es muy difícil para ella y lo único que le interesa a su familia ahora es saber qué va pasar, dónde van a vivir en el futuro. Al ser consultada sobre cómo fue el momento en que se produjo el socavón, se le escucha abatida y explica que no quiere recordarlo. 'Ya dije cómo fue todo, los hechos ya están", dice afectada. "Ese día escuchamos un estruendo, salimos al campo y mi suegro se dio cuenta de que ya había un socavón, me acerqué a verlo. Mi hija quería hacerlo también, pero no la dejé, porque vi que la tierra se movía y fue un susto muy grande, y pues ahorita ya está enorme y no sabemos si crezca más", le dijo la misma Magdalena al "Sol de Puebla". Los vecinos y curiosos que se han acercado a ver el fenómeno dicen que "se oye como las olas del mar o un río bravo".

La dueña de casa cuenta que en su hogar vivían seis personas: su esposo Heriberto Sánchez y ella, sus dos hijos de 13 y II años y los padres de él. "Nos sentimos mal al ver cómo se cae pedazo a pedazo, nos duele mucho. No estamos bien. Nos ayudó el presidente de acá y por eso ahora estamos en una casa albergados, pero no sabemos nada de las autoridades del estado si alguien nos va a reubicar, porque es lo que queremos, que nos reubiquen".

Calabazas y frijoles

Dice que la última celebración que hicieron fue la del cumpleaños de su hija, que cumplió 13 el 16 de mayo, pero que celebraron el 15. "Todos los recuerdos que tenemos los tenemos en el corazón. Mi marido también está dolido. También se pregunta si el gobierno se va a acercar a nosotros. Y cómo dice él, lo material va y viene pero una vida no. Gracias a dios que no nos pasó nada a nosotros", agrega.

-¿Cuánto tiempo alcanzaron a vivir en la casa?
-Solo disfrutamos un año y pues créeme que quedan en nuestros corazones los recuerdos de la casa. La estábamos construyendo entre los familiares, ya íbamos para la planta de arriba. Lo poco que teníamos lo estábamos disfrutando y lo tenemos en el corazón. Tenía mi jardín, estaba yo contenta, sembré frijol, calabazas, aguacate, tenía mi pozo de agua, me daba gusto estar ahí viviendo. Ahora si que mi casa se viene poco a poco, de a cachitos para abajo y no sabemos en qué momento se va a hundir todo.

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