Jordi Castell, quien desde hace algunas semanas está en la isla grande de Chiloé, salió a pasear muy temprano este jueves con su perro Marley, un regalón boyero de Berna de tamaño considerable, cuando empezó a escuchar un sonido muy gatuno. Tras eso vino un rescate de una minúscula minina y una cuasi adopción: el tema aún no está decidido del todo.
"Faltaban minutos para las 8 de la mañana, había mucha niebla y hacía frío porque había llovido el día anterior. De repente empecé a sentir unos alaridos que claramente eran de un gato chico desesperado que se acercó a nosotros. Me lo traje a la casa y lo sequé, ya que estaba todo mojado por el rocío. Estaba muy desnutrido y con los ojos cerrados por una infección", parte contando Jordi, quien por el problema ocular bautizó al pequeño como Topacio Alejandro, aunque de inmediato hace una corrección: "Tengo que cambiarle el sexo (es hembra), así que va a llamarse Topacio Alejandra".
-¿Está ciega?
-No tengo certeza si ve todavía. Al menos, desde ayer a hoy le frenamos la infección feroz que tenía y ya distingue cuando hay luz o alguien se acerca.
-¿No las ha llevado a un veterinario?
-Llamé a uno ayer (jueves) mismo y quedó de venir hoy (viernes)...
-En Instagram puso fotos con ella en los hombros, parece que le gusta estar ahí.
-Le gusta, pero hoy ha tenido otro comportamiento. Como ha comido más está un poco más estabilizada y se echó en el sofá donde duerme el perro. El perro con ella se huelen y tienen una armonía como si se conocieran de siempre, eso es un estrés menos y nos da mucha felicidad. Me parece que con las curaciones ha recuperado un poquito de vista y si no la recupera me da lo mismo, la voy a querer igual.
-¿Se van a quedar con ella?
-No sabemos. Al menos si el perro no se la devoró es porque vamos viento en popa a hacer crecer la familia. Yo creo que es muy pronto para tomar decisiones, pero no tengo ningún problema en que esta niñita se quede si se va a llevar tan bien con Marley.