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Vitamina Sánchez cambió en Chile

Pablo Vitamina Sánchez cuenta que el primer acercamiento que tuvo con Chile fue exactamente hace 25 años. En 1996, Universidad Católica buscaba con urgencia un reemplazante de Néstor Raúl Gorosito. Fue entonces cuando Harold Mayne-Nicholls, quien era gerente del fútbol de los cruzados, lo contactó para que se pusiera la camiseta de la UC.

El actual entrenador de Audax Italiano era una de las figuras de Rosario Central, o que despertó el interés en San Carlos de Apoquindo. "La Católica siempre se caracterizó por tener buenos volantes de creación. Antes estuvieron, de los que me acuerdo, la Vieja Reinoso, el Pipo Gorosito. Después vinieron Dani Garnero y Rubén Capria. Yo agradecí que me llamaran, pero como tenia las aspiraciones de jugar en Europa partí al Feyenoord de Holanda, donde hice buenas campañas y compartí con jugadores de la talla de Ronald Kôeman, Giovanni van Bronckhorst y Henrik Larsson, entre otros", cuenta.

Su paso por Holanda y otros clubes le sirvieron para definir el estilo que le gusta plasmar en sus equipos. Antes de llegar a Chile, primero pasó por Banfield, Rosario Central y Oriente Petrolero. Luego de algunos años sin ejercer apareció el llamado de Universidad de Concepción en 2013 para una tarea titánica: subir a Primera. "En un momento pensé que se me pasaría el tiempo y nunca más dirigiría. Recibí el llamado del club, me vine. Fue complejo en el inicio, pero demostramos que fuimos el mejor equipo en el ascenso", indica Sánchez, quien el 26 de mayo de 2013, luego de igualar 1-1 con Curicó, logró subir con El Campanil a pocos meses de asumir.

El mismo día que consiguió el ascenso tomó una determinación drástica en su vida. En ese entonces, con 40 años, decidió dejar en forma definitiva el cigarrillo. Ocho años después de eso se mantiene firme en su decisión y ya no se acuerda de aquellos años en que llegó a fumarse un paquete diario. "Ya ni se me pasa por la mente volver a encender un tabaco", confiesa Vitamina, quien además de dejar atrás el cigarrillo se tatuó una estrella con el número 13 (por 2013). También cuando llegó probó algo nuevo. "Nunca había comido palta y es riquísima", dice.

-¿Le costó dejar de fumar?
-No fue para nada fácil. Cuando dejé el fútbol me desbandé con el tabaco. A mis hijas siempre les preguntaba qué querían de regalo de cumpleaños y me decían que dejara de fumar. Y eso se dio en forma natural aquella vez que subimos con la U de Concepción. Me costó y me puse a comer para matar la ansiedad.

-¿En sus años de jugador también se fumaba su puchito?
-Como muchos jugadores, pero de vez en cuando. Mira, yo siempre supe que fumar hace daño para la salud, pero uno como deportista tiene que saber llevarlo. Con el alto rendimiento uno lograba limpiarse, pero es algo que pasa. Y a mis jugadores les pregunto si es que lo hacen y no para retarlos, sino para tener cercanía. Si se toman su trago, me parece bien. Todos los excesos son malos, pero esto de fumar no es algo nuevo en el fútbol.

-¿Y qué dijeron sus hijas cuando les comunicó que dejaba el cigarro?
-No me lo podían creer. Yo sabía que era malo, pero me cargaba que me lo dijeran. Una de mis hijas fuma, pero jamás le he dicho que le hace mal. Seguramente se dará cuenta, pero no me gusta andar llamándole la atención.

-¿Siempre quiso ser futbolista?
-Buena pregunta. Rápidamente supe que siempre quise ser futbolista. Sn embargo, hay muchos jugadores que tampoco saben a qué se habrían dedicado. Yo con los años me he inclinado por eer mucho de la historia del mundo. Me gusta la ficción épica. La historia del amor durante la Primera y Segunda Guerra Mundial es un tema que me apasiona.

-En sus redes sociales se nota que le gusta el tema del amor.
-(Ríe) Pero en serio. Me encantan esos temas. De hecho, no descarto en ser profesor de historia. Y no sé si para dedicarme a eso, pero es algo que lo he pensado muchas veces. Claro que en estos tiempos uno deja un poco la lectura por ver series. A mi me encantan las series españolas, como "El tiempo entre costuras", "Vivir sin permiso" con el personaje de Ferro. Me divertí demasiado también con "Ocho apellidos vascos". ¿Hablamos de fútbol?

-Y de la vida también. ¿En qué equipo cree usted que ha podido plasmar mejor su estilo?
-En Everton. Clasificamos a dos copas después de vanos años. Bueno, después me fui a Iquique y ahí no se pudo. Pero rescato muchas cosas de todos los equipos que he dirigido en Chile, ya sea la U de Concepción, O'Higgins, Everton, Iquique y Audax.

-Se nota que se siente cómodo en Chile.
-Chile es un país que me ha dado muchas cosas. He realizado prácticamente toda mi vida como entrenador. Muchos me preguntan cuándo voy a volver a Argentina a dirigir. Y les respondo que para qué si en Chile estoy bien, muy bien, y me siento reconocido.

-Bueno también lo liga un tema sentimental.

-Dijimos que íbamos a hablar de fútbol, eh.

-Seguro. ¿Pero qué hay de malo al preguntarle cómo se complementan con Carolina, su novia?
-En verdad, no me gusta hablar mucho de esas cosas. Pero claro que tengo una novia chllena y estoy muy contento. Disfruto estando con ella, me acompaña y disfrutamos juntos. Estuvimos juntos en Bolivia. ¿Qué más te puedo decir?

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