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Las medidas extremas de José Luis Villanueva para viajar a Norteamérica en familia

José Luis Villanueva (@joselovillanueva) caminó por las calles de Miami esquivando personas como en sus mejores tiempos de futbolista. Los rivales del ahora comentarista de ESPN no eran defensas, sino transeúntes sin mascarilla en plena pandemia de Covid-19. "Jose se cambiaba de acera cuando veía personas sin protección", cuenta su esposa Fernanda Bunzli (@ferbunzli). "Y los miraba feo", añade el propio Villanueva.

El ex delantero de la UC acaba de regresar a Chile luego de cumplir el sueño de viajar a Disney con toda su familia: su mujer Fernanda y los dos hijos de la pareja, Augusto (11) y Pedro (9), además de José (19) y Asunción (1 5), hijos de la anterior relación de Villanueva. "Sé que no todos tienen la posibilidad económica de viajar, pero nosotros nos sacamos la mugre para disfrutar este momento y tomamos todas las medidas, sobre todo considerando que mi señora tiene una condición al pulmón", reflexiona José Luis.

Hace diez años, Fernanda fue diagnosticada con bronquiectasia, una enfermedad de origen poco claro. "Yo era asmática y con el tiempo me detectaron esto. Tengo lesiones en ambos pulmones, además de un lóbulo con heridas. Si me resfrío tengo que estar atenta y si me da fiebre, debo ir al doctor para tomar antibióticos para que no se convierta en neumonía. Hemos aprendido a vivir cuidándonos", dice ella.

-¿No era arriesgado viajar a Estados Unidos en plena pandemia y con la condición de Fernanda, José Luis?
-Hemos hecho lo que hay que hacer. Mucha gente dice que toman medidas, pero andan con la mascarilla abajo o se tocan los ojos. Las medidas son claras y fáciles de seguir. En el avión usamos mascarillas, las K95, un protector facial, nos lavamos las manos después de usar el baño y también nos poníamos alcohol gel. Solo nos sacábamos la protección para comer.

El clan Villanueva gozó de tres semanas en Norteamérica, entre Miami, Orlando y Puerto Rico. Para asegurarse de viajar sanos, la familia se aisló cuatro semanas en casa y se realizó los PCR 72 horas antes del vuelo. "Otra medida que intentamos inculcarles a los niños es andar con las manos en los bolsillos para que no toquen nada. Pedro, el más chico, era el encargado de mantener la distancia de dos metros con el resto de la gente. Nos movía hacia atrás si la persona de adelante no respetaba", dice Villanueva.

El contraste del tratamiento estadounidense del Covid los sorprendió al aterrizar. "Me choqueó ver a la mitad de la gente sin mascarilla en las calles, pero no puedo cuestionar su cultura. Lo que sí podíamos hacer era ser cautos, por ejemplo, con las comidas. Arrendamos una casa a través de AirBnB (aplicación de hospedajes), que tenía cocina y preparábamos todo ahí. Solo salíamos a comer a cadenas que sabíamos que no iban a poner en juego su reputación por contagios de Covid", cuenta Fernanda.

En Puerto Rico arrendaron en las mismas condiciones: casa con lavadora. "No queríamos departamento u hotel para no tener contacto en los ascensores con nadie", explica Villanueva. 'Y la lavadora era clave. Cada vez que llegábamos a la casa, nos sacábamos la ropa y la lavábamos. También dejábamos los zapatos afuera, pero eso lo venimos haciendo hace tiempo", añade Fernanda.

-¿Las playas de Puerto Rico estaban llenas como las que se ven en Chile, Fernanda?
-Nooo, para nada. Googleé las más solitarias y en realidad no había mucha gente. Además, respetaban las normas de mascarilla. El quitasol más cerca estaba a 50 metros. Otra cosa que hicimos fue llevar colaciones de la casa, para no comer en cualquier lado.

El remate del viaje fueron tres días en Disney, Orlando. Se subieron a todos los juegos, casi como si tuvieran el recinto para ellos solos. "Todo estaba impecable. Tenían abierto para el 30 por ciento de la capacidad, así que las colas eran cortitas. Nos sobraba tiempo hasta para volver a casa y ver una película. Y tampoco había gente colándose en las fotos, jajajá", bromea Villanueva.

Antes de despedirse de sus vacaciones, la familia repitió el ritual de cada semana en Norteamérica: PCR. "Era más que nada por precaución, para andar tranquilos y porque Puerto Rico lo exigía para entrar", dice Fernanda. "El último antes de volver a Chile fue divertido", cuenta Villanueva.

-¿Por qué, José Luis?
-Fuimos a un lugar en Orlando custodiado por militares. Había personal médico, pero estaba detrás de una protección y te guiaba con instrucciones. Uno mismo tenía que hacerse el PCR. Se los hice a los cuatro niños, pero Fernanda quiso hacérselo sola.

-¿Tiene buena mano?
-Fui suave, jajajá, aunque no es cómodo que te metan un palito una pulgada por la nariz. Creo que tuve mejor mano que la última enfermera. Son los costos de viajar seguros. Estar guardados o encerrados es decir que no tenemos la capacidad individual de tomar las medidas. Se puede viajar, pero hay que estar informado.

Fernanda comparte el pensamiento. "Al final uno elige cómo vivir y yo elegí vivir sana. Estoy consciente que soy de riesgo por mi condición, pero nos cuidamos mucho", cierra.

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