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Magdalena Max-Neef

Isabel Pérez apareció en la vida de Magdalena Max-Neef cuando ella apenas tenía dos meses. Fue quien la crió y la persona con la que vivió hasta que un cáncer de páncreas se la llevó, a los 84 años, en 2010.

La actriz de la película "Consuegros" habló de Isabel en "Sigamos de largo", de Canal 13 refiriéndose a "mi nana". Eso provocó que algunos criticaran la denominación. Molesta ante los prejuicios decidió hacer un video en su cuenta de Instagram para explicar el contexto.

Tras la repercusión, Magdalena Max-Neef reflexiona: "No sé en qué minuto la palabra nana se volvió tan ofensiva. Más allá de cómo llames a las personas que trabajan en tu casa, lo importante es el trato que les des a las personas que trabajan contigo. Reivindiquemos el sueldo y la pieza en la que duermen, no les puedes tener una pieza que parece un clóset. Eso es indigno". La intérprete cuenta que "mi nana siempre tuvo una pieza tan buena como la de cualquiera, siempre comió con nosotros y si íbamos al cine ella también iba. Era de verdad un miembro más de la familia y me parece que no es ningún mérito, es lo que corresponde".

Explica, además, que "yo le digo así desde el cariño, es como decir mi mamá porque mi mamá y mi nana están exactamente en la misma categoría. Fue alguien con quien compartí mi vida, ¿por qué debería ser diferente? Ella me aportó un tremendo soporte emocional, porque mis papás viajaban mucho, y el sentido del humor. Hacía cosas muy divertidas. Antes existía una radio que sólo daba la hora, se llamaba Cronos y ella bailaba escuchando la hora". "Tengo el humor que tengo y una gran estabilidad gracias a ella", recalca.

La actriz de la compañía Teatro Aparte recuerda otra anécdota que describe cómo era Isabel: "Cuando yo empecé a salir con mi actual marido (Juan Bennett) tenía 38 años y una vez se topó con mi nana a las dos de la mañana. Ella le dio un discurso de que no eran horas para que estuviera ahí. Después se adoptaron mutuamente y hasta viajaron juntos a Argentina. Mi suegra se llevaba súper bien con ella y en un momento que tuvimos más recursos mandamos a las dos viejas a Europa. Lo pasaron chancho".

Magdalena Max-Neef reconoce que en su casa mantiene las cenizas de Isabel Pérez porque aún no puede desprenderse de ellas, pese a que en vida le pidió que las lanzara en el lugar donde veraneaban. "Tal vez haga un ritual, las esparza y me deje un poco para mí".

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