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Eduardo Fuentes relata sus aventuras futboleras

Eduardo Fuentes (46), conductor del programa "Mentiras Verdaderas", de La Red, vive el fútbol de manera intensa. Es hincha de la Universidad de Chile y aplicado defensor del club Los Diablos, formado hace cinco años por amigos y vecinos de condominios de Colina, donde reside.

Su afición por el balompié y el deporte, en general, lo ha llevado a incursionar en espacios dedicados a la actividad física, como "Más que deporte", que se transmite de martes a jueves, a las 19 horas, por el Instagram del Ministerio del Deporte.

También lo ha enfrentado a situaciones límites. Hace una década sufrió graves fracturas de tibia y peroné y, hace cuatro años, "por jugar fútbol casi me pierdo el nacimiento de mi hija (Alma)" dice.

"Un día nos comenzamos a organizar por Facebook para juntarnos a jugar pichangas. Así fuimos creando lazos de amistad y creamos Los Diablos, que fue creciendo. Compramos camisetas, contratamos un técnico y nos metimos en las ligas Británica y Santa Ester", explica.

-¿Cómo se lesionó?
-Eso fue hace más de diez años, cuando José Miguel Furnaro, conductor de TV+, me invitó a jugar por su equipo, Juventus. A los 1 5 minutos, me fracturé tibia y peroné. Estuve dos meses con fierros y me sometí a cirugías. Quedé con miedo. Me costó mucho volver a jugar. Pensé que no lo volvería a hacer, pero al final se me pasó el miedo y terminé jugando igual.

-¿Sintió mucha angustia?
-Estaba en los programas "En boca de todos" y "Tres por tres". Fue a fines de febrero y me tuve que comer un reto de mi jefe porque no estaba en condiciones para el comienzo de temporada. Más que angustiante, fue aburrido. Para apaciguar su sentimiento de culpa, Furnaro me llevaba videos de "Lost" para que me entretuviera. No había Netflix.

-¿Cómo es como jugador?
-Rústico, pero malo, con más empeño que otra cosa. Mi fortaleza en el fútbol es que me gusta pasarlo bien y que lo pasen bien quienes juegan conmigo.

Lo más al límite que le ha tocado experimentar tuvo que ver con el nacimiento de su hija.

"Faltaban como dos semanas para el nacimiento de mi hija y mi mujer, Andree Burgat, me dijo que había roto bolsa. Un sábado, a las seis de la mañana, partimos a la clínica. Nos dijeron que Andree se iba a quedar en trabajo de parto y que, en seis horas más, nacería Alma. Llamé a mis compañeros de Los Diablos para decirles que no iba a ir a jugar. Estábamos en instancias finales del campeonato. Me voy con Andree hasta la sala donde haría su trabajo de parto. Me dijo que necesitaba estar tranquila y que no era necesario que me quedara todo el día en la clínica, que mejor fuera a jugar fútbol. Le pregunté como tres veces si estaba segura. Llamé a mis amigos para decirles que iba, porque el nacimiento sería al atardecer. Me pasaron a buscar. Fui a la cancha, con el celular encendido todo el rato. Al terminar el primer tiempo, vi un mensaje de Andree: Vente ahora mismo, porque será cesárea'. Y no andaba ni con auto. Un amigo me prestó el suyo", relata.

-¿Qué pasó después?
-Llamé a mi suegra, Daniela Mena, que estaba en mi casa y le digo: "Daniela, por favor, no me alcanzo a bañar, será cesárea, déjame la ropa en la puerta". Me cambié de ropa, me bañé en desodorante y rajé a la clínica, recriminándome porque por pelotudo y juguito de pelota me iba a perder el nacimiento de mi hija. Llegué. Me estaban esperando, me duché, me puse la ropa indicada y entré. Si bien había prisa, no era tan urgente, por lo que sí estuve en el nacimiento de Alma.

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