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Mujer relata cómo fue el asalto donde la tomaron como rehén en Independencia

El apacible almuerzo familiar del domingo 18 se transformó en una pesadilla para la familia Veas de Independencia. La colombiana Offir Ossa (41 años) recuerda que "recién habíamos levantado los platos, mi suegra estaba en la cocina, mi esposo y mi cuñado se quedaron en el living viendo televisión y yo me fui al cuarto para hacer una videollamada con mi mamá".

Un ruido proveniente del living la alertó. "Escuché un grito y entonces se abrió la puerta del cuarto, entró un tipo con algo en la mano, que yo pensé que era un arma, y me gritópásame eso ". Con los nervios Offir - cuyo nombre es de origen hebreo- sólo atinó a arrojar el celular hacia su cama. "Quedó tapado con una sábana, mientras la videollamada seguía activa, por lo que mi mamá escuchaba de lejos los gritos", continúa.

En apenas unos segundos la mujer fue arrastrada por el intruso hasta la calle. "Recuerdo que había un auto esperando y que se marchó. El hombre me arrojó al suelo y me pegó un puntazo con su arma en el cuello", relata Offir, que fue grabada por una vecina. El video fue mostrado este martes en el matinal de Chilevisión.

-¿El hombre entró a su pieza para tomarla como rehén?
-Claro. Ingresaron dos hombres a la casa. El primero llevaba un arma (un revólver calibre 22) con el que apuntó a mi suegra, mi esposo y mi cuñado. El segundo tenía un destornillador, aunque eso lo supe después, y entró a mi cuarto. Me puso el arma en el cuello y le gritó a su compañero "voh dale nomás, que yo agarro a esta..!'. Me arrastró hasta la entrada y me arrojó al suelo. Yo gritaba con la esperanza que los vecinos avisaran a Carabineros.

-¿Qué hacía él mientras usted gritaba?
-Me decía "cállate, cállate" y un montón de groserías. En ese momento, mi suegro despertó, salió de su cuarto y se tiró encima del ladrón que estaba amenazando con un revólver a mi familia. Ahí empezaron gritos de allá y de acá. "Si tú no la sueltas, yo no lo suelto", gritaba mi esposo. Se dio como una negociación muy violenta. El hombre gritaba "suéltalo, sino la mato" mientras me pegaba puntazos con el destornillador. ¿Me entiendes? No sé cuánto duró eso, pero se me hizo eterno. Alguien me dijo después que todo demoró poco más de tres minutos.

Offir relata que nunca "dejé de gritan En un momento él me puso la pierna sobre el estómago y me quedé sin aire. En eso escucho que suenan dos disparos y pensé que mi esposo podía estar muerto. Ya no podía más de angustia y d010L Empecé a gritar suéltalo para que el hombre dejara de enterrarme el destornillador en el brazo y las costillas".

Los hermanos y sus papás soltaron al sujeto que tenían en el living, que salió corriendo para encontrarse con su compañero. "Llegó el auto con dos hombres arriba, ellos se subieron y se fueron. Recién entonces me enteré que mi esposo estaba herido. Uno de los disparos le rozó el muslo izquierdo. Le quedó una marca como si se hubiera quemado. Por suerte fue poco. Mi cuñado también quedó herido porque el ladrón le mordió la pierna", señala la colombiana.

-¿Qué siente ahora?
-Mucho miedo. Fue muy terrible y chocante. Nosotros fuimos después a constatar lesiones y entregamos en la comisaría el arma (revólver) y la mascarilla que se le cayó al ladrón que estaba en el living. Nosotros llevamos tres años casados, estábamos en Temuco y con la pandemia nos vinimos a vivir a la casa de mis suegros. Este era un barrio muy tranquilo, pero en el último año se ha vuelto muy vulnerable.

Offir relata que ambos sujetos entraron luego de romper la cerradura de la reja del jardín. "La puerta de la casa estaba semiabierta, por lo que entraron con facilidad. Lo raro es que nunca nos dijeron que les pasáramos dinero o trataron de llevarse la televisión, ¿me entiendes? Mi suegro fue muy valiente porque si él no se hubiera tirado encima del ladrón no sé qué historia estaríamos contando ahora".

-¿Qué le dijo a su mamá después?
-Por suerte la videollamada se cortó y ella me empezó a llamar. Después le conté, pero le pedí que no le dijera a mi papá, porque él está enfermo del corazón. Yo soy de un barrio popular de Palmira, que queda a 20 minutos de Cali, donde hay mucha delincuencia. Pero nunca viví una situación parecida.

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