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una casa destruida se convierte en proyecto inmobiliario

El 2016, tras denuncias de vecinos, fueron desalojados los ocupantes ilegales de la casa ubicada en Lazo 1385, San Miguel, que data de 1963. ¿Qué pasó después? "Yo la compré con la idea de arreglarla y arrendarla en el futuro", recuerda Francisco Aguayo, inversionista cuyo proyecto que se enfrentó a la burocrática realidad.

"Hubo que gastar mucha plata para regularizar ese terreno. Era parte de un lote más grande y no estaba bien legalizado. Incluso había problemas notariales de mala redacción", cuenta Aguayo, quien entre el gasto y el tiempo perdido decidió finalmente vender la propiedad.

Más lucas

"Nuestro trabajo es buscar alguna propiedad que esté en malas condiciones, hacer la oferta correspondiente y llevar a cabo las mejoras necesarias", describe Patricio Mella, dueño de Inversiones Las Barrancas y quien hace poco más de un año adquirió el chalet de Aguayo.

"La casa estaba muerta. Las maderas podridas, los cielos rotos, los muros destrozados. Las instalaciones habían sido destruidas", cuenta Álvaro Araya, arquitecto miembro del equipo de Mella y quien estuvo a cargo de la remodelación.

"La idea original era mantener la estructura completa. Pero revisamos el diseño de la casa original, que desarrolló Benjamín Paz, fundador de Paz Corp, y no estaban unas casetas del fondo, que eran unos baños y otras cosas. Como esa distribución estaba en muy mal estado, se botó todo y se mantuvo la estructura original de la casa", agrega Araya.

Los trabajos

"La propiedad constaba de un primer piso con dos habitaciones más una galería, donde luego construyeron habitaciones en el patio. Y el segundo piso, con una entrada totalmente independiente, tiene tres habitaciones, todas con tabiques de madera tinglada", explica Mella.

"Se reforzó el segundo piso con unas vigas de metal que sostienen las enormes vigas de roble originales y que siguen en buen estado. Por debajo las crucé con vigas de acero para sostenerlas. Y sobre esa estructura se le colocó una losa de hormigón celular", detalla Araya, quien junto a su equipo logró mantener la estructura original.

"Se mantuvo la distribución de primer y segundo piso, pero con tres departamentos independientes por cada piso. Es decir, seis departamentos independientes con sus respectivos baños y cocinas, además del patio central para uso común con servicios como lavandería", agrega Mella.

El proyecto, además de los $110 millones que costó la propiedad, suma cerca de $45 millones en arreglos.

"Tenemos un proyecto de arriendo como home studio, oficinas para pequeños emprendedores o profesionales. O quizás departamentos compartidos con áreas comunes para estudiantes. Acá la idea es que esté semiequipado, con internet, etcétera. El foco es ese", proyecta.

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