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Covax Facility
¿Qué pasaría si los países más poderosos compraran de una sola vez vacunas contra el nuevo coronavirus para todos sus habitantes? Fácil: el resto del mundo se quedaría sin ninguna y demasiada gente seguiría muriendo. Eso se llama nacionalismo vacunatorio y los epidemiólogos lo conocen bien.

"Esta mirada nacionalista, en términos de salud pública, no es recomendable", dice la doctora María Paz Bertoglia, académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile y presidenta de la Sociedad Chilena de Epidemiología. Ningún país puede erradicar el nuevo coronavirus de su territorio sin la ayuda de los demás, porque las fronteras volverán a abrirse.

La Alianza Mundial para la Vacunación y la Inmunización (GAVI), la Coalición para Innovaciones de Preparación para Epidemias (CEPI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) crearon la estrategia Facilidad de Acceso Global a Vacunas COVID-19, conocida como Covax Facility o simplemente Covax.

"Lo que pretende es aumentar la equidad de acceso a muchas más poblaciones que tienen menor poder de negociación directamente con los laboratorios que están produciendo las vacunas", cuenta la doctora Bertoglia.

Covax tiene un fondo para estimular el desarrollo y la adquisición de las vacunas en forma equitativa entre países, sean desarrollados o no. Su objetivo inicial es asegurar dos mil millones de dosis para fines de 2021 y vacunar al 20 por ciento de la población de cada país, partiendo por adultos mayores, personas con enfermedades crónicas y trabajadores de la salud.

"Las dosis serán distribuidas equitativamente, a medida que estén disponibles, entre los países que pagan por ellas y entre países en desarrollo que de otra manera serían incapaces de pagarlas. Una pequeña proporción del total será reservada para ayudar a contener brotes esporádicos y para respuestas humanitarias", dijo Seth Berkley, director de GAVI, en un comunicado el 26 de junio.

Cada país debe comunicarle a Covax su intención de participar: 75 ya lo han hecho.

La doctora Bertoglia cree que países como Chile deberían preferir la estrategia Covax y no pensar en estos momentos en acuerdos individuales con farmacéuticas, porque las vacunas están todavía en desarrollo. "¿Qué pasa si esa vacuna no demuestra ser segura y efectiva? Esos países van a quedar muy desfavorecidos para optar a dosis de vacunas que sí funcionan", explica. Tendrían que negociar solos con otra farmacéutica, que seguramente tiene destinada su producción a otros mercados.

El Gobierno comenzará a probar en Chile la vacuna de la farmacéutica china Sinovac Biotech, que es una incertidumbre. Covax garantiza acceso a vacunas que completen exitosamente todo el proceso de pruebas, no importa cuál sea el nombre. "No tienes que depender del éxito de algunos ensayos clínicos en los que tu país va a participar", explica.

El doctor Rodrigo Cruz, infectólogo y académico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso, dice que Chile no debería hacer sólo una apuesta. "Si la vacuna por la que hay un compromiso para que nos pasen una cierta cantidad de dosis no es efectiva, no nos va a servir de nada. Tendríamos que comprar otra y pagar lo que van a cobrar, que no va a ser barato", explica.

La farmacéutica Moderna anunció que espera poder vender cada dosis de su vacuna, ARNm-1273, a un precio entre 32 y 37 dólares. Como esta vacuna es de dos dosis, el precio completo sería de alrededor de 70 dólares, 54.237 pesos chilenos. La vacuna de Pfizer y BioNTech costará 16,5 euros cada dosis y también está pensada en dos, es decir su precio completo sería de 30.331 pesos chilenos. Jansen aseguró cien millones de dosis a Estados Unidos por un costo de mil millones de dólares. Eso significa diez dólares cada dosis. Como también es una vacuna de dos dosis, el precio completo sería de casi 15.486 pesos.

Cruz dice que las farmacéuticas no son entidades de caridad. "Quieren hacer su negocio y es legítimo. Ellas van a cobrar todo lo que costó producir una vacuna y además ganar dinero", explica. Muchas de ellas han ampliado su cadena de producción sin saber todavía si su vacuna va a ser efectiva.

Eso se sabrá en un año más, cuenta. Los estudios de fase tres de las vacunas, es decir sus pruebas masivas, recién están comenzando. "Ese seguimiento por lo menos dura un año. El próximo año, en esta fecha, se van a analizar los datos para saber si la vacuna es efectiva o no. De ahí tiene que venir la producción masiva", cuenta.

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