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Cisnes de cuello negro rompen la cuarentena en Valdivia
La ingeniera comercial María Dolores Barría, quien vive en Valdivia, Región de Los Ríos, conducía este jueves cuando se topó con una insólita escena que la hizo detener su auto. Una pareja de cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus) reposaba en la orilla de la ruta T-350, camino a Niebla, en el Puente Estancilla.

"Eran unos pájaros gigantes que estaban descansando en una posa de agua. Formaron un taco, porque los autos no se atrevían a avanzar por miedo a atropellarlos. Fue emocionante verlos tan cerca, generalmente están en los ríos y humedales, pero uno los mira desde lejos", cuenta Lola, por estos días reconvertida - por la pandemia- en emprendedora de pisco sour (@cabrachicasour).

Ese jueves en Valdivia cayeron 36,2 milímetros, según datos de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC). Estas precipitaciones son parte de un sistema frontal que afecta al sur del país, y que en esa ciudad ha provocado cortes de luz, anegamientos y caída de árboles.

Ignacio Rodríguez, director ejecutivo del Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral, teoriza acerca de los cisnes en la ruta. "Yo pienso que ellos se estaban refugiando porque corría mucho viento a ese hora. Entonces vieron las posas de agua grandes, producto de la lluvia, y creyeron que el pavimento era una extensión del humedal Estancilla, que está debajo del puente", dice.

Más allá de la anécdota, agrega Rodríguez, la foto es una "demostración de la importancia de la planificación urbana y de considerar el ciclo hidrológico en ella; no se trata de que se deje de construir, pues en algún lado tenemos que ubicar las casas, pero sí de hacerlo bien".

"Por una extraña razón, pareciera que los ingenieros y arquitectos ignoran este gran detalle, que es la memoria del agua: esta siempre va a volver a escurrir por donde lo hizo antes, independiente de la infraestructura del lugar; y eso siempre es en las zonas bajas", comenta.

Recuperación del hábitat

Oscar Acevedo, magíster en conservación de la biodiversidad y profesor universitario de ecología y etología en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Mayor, plantea que "el crecimiento de la ciudad a través de sus bordes, la sequía, la falta de recursos alimenticios y la menor actividad de los humanos debido a la cuarentena, son factores que explican que animales y aves avancen hacia territorios urbanos".

Para Ignacio Rodríguez, del Centro de Humedales Río Cruces, estos avistamientos y otros se repetirán mientras "las planificaciones urbanas no contemplen las características del territorio ni de los ecosistemas. El agua tarde o temprano vuelve a recuperar su lugar y con ella regresan las aves, especies acuáticas y también vegetales, a reclamar su espacio perdido".

Acevedo, quien también es director de la fundación Natural Mente, aporta que esta recuperación de hábitat de animales silvestres se está viendo en todas partes del mundo.

"La Universidad de Washington, Estados Unidos, realizó un estudio en el 2011 en zonas silvestres y zonas residenciales, donde monitorearon el movimiento y uso del espacio de pumas con radio collar. El resultado fue que estos felinos usaban de la misma forma ambos ambientes. Es decir, el hallazgo fue que la tasa de movimiento y uso del espacio en zonas silvestres y zonas residenciales era similar", cierra.

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