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Chilena viajó a Dublín a estudiar inglés y terminó en prisión
"Lore, no me dejaron ingresar. Explícale de la mejor manera a mi mamá. Cuando pueda comunicarme, les cuento". El mensaje de audio de WhatsApp no duró más de 15 segundos. La chilena Estefany Alquinta González, de 33 años, había estado viviendo los últimos dos años y medio en Alemania y en Dinamarca, con visas working holiday, y apenas tuvo tiempo de contarle a su hermana Lorena que le habían impedido el ingreso a Irlanda. Era el 2 de julio pasado y todavía estaba en el aeropuerto de Dublín, la capital de ese país.

"En Dinamarca había expirado su visa cuando empezó el tema del Covid-19. Entonces ahí le dieron otra de turista con una extensión. Ella hace meses ya pensaba que se iba a ir a Irlanda, para hacer un curso de inglés", cuenta Lorena.

Estefany había preguntado en el Departamento de Asuntos Exteriores de Irlanda (DFA) si podía tener problemas para ingresar a ese país, debido a la pandemia o a alguna otra razón, y le dijeron que no. Entre sus documentos llevaba una copia escrita de la conversación con un oficial de esa repartición, su pasaporte, el comprobante de pago del curso en una escuela de Dublín y el contrato de arrendamiento de una cabaña para hacer cuarentena por su cuenta durante 14 días.

"Empezamos a comunicarnos al aeropuerto y lo único que nos decían era que la habían trasladado a una prisión, pero que la iban a devolver a Dinamarca. Nos dieron hasta los datos del vuelo que la iban a hacer abordar", cuenta Lorena. Los amigos de Estefany la fueron a buscar al aeropuerto de Copenhague, la capital de Dinamarca, pero no llegó.

"Ahí empezó de nuevo nuestra odisea, porque no sabíamos dónde estaba", cuenta. Al final estaba bajo custodia de la Garda, la policía irlandesa.

Los oficiales de Inmigración en el aeropuerto de Dublín no le dijeron que estaba detenida. "No ocuparon esas palabras. Después de eso todo se volvió súper confuso. Me dijeron que me negaban el ingreso a Irlanda porque las escuelas estaban cerradas, a pesar de que yo tuviera toda la documentación", cuenta Estefany.

La ingeniera civil ambiental fue enviada al Centro Dóchas, una prisión de seguridad media para mujeres, dentro de otra prisión, la de Mountjoy, en Dublín. Hace dos meses su padre murió de Covid-19 en Calama y el recuerdo estuvo muy presente durante el encierro.

"Cuando me llevaron a la prisión, no entendía nada. Empezaron a pasar los días y lo único que preguntaba era cuándo voy a salir de aquí, si yo no he hecho nada. Lo más difícil era no tener información, no saber a quién recurrir y que todos me dijeran no, es que no sabemos nada", cuenta Estefany.

Sólo tenía contacto con los guardias y con el personal de la prisión a través de la puerta de su pieza. "Ellos se portaron muy bien conmigo. Nunca me trataron mal. Siempre fueron muy amables, pero igual es estar en una prisión, es no poder llamar a tu familia. Solamente tenía derecho a una llamada cada día, por seis minutos cada una", recuerda Estefany.

"Se le negó la entrada al país basado en que ella representa una real e inmediata amenaza a la política fundamental de intereses del Estado", publicó el diario irlandés "The Journal".

La familia de la chilena se contactó con abogados en Irlanda que fueron a verla inmediatamente a la cárcel. Su celular, su pasaporte, su ropa, todo estaba en Inmigración en el Aeropuerto de Dublín.

El lunes pasado hubo una audiencia en la High Court o Tribunal Superior de Irlanda. En ella, Estefany recordó sus conversaciones con el Departamento de Asuntos Exteriores. "La señorita González dijo que un oficial de ese departamento le había dicho que se le permitiría entrar a Irlanda, para estudiar inglés, a pesar de que el curso fuera impartido online", publicó el martes pasado el diario "The Irish Times".

Los abogados de Estefany le pidieron al juez una "inquery" o investigación, para que el Estado respondiera formalmente por qué ella había sido enviada a prisión. El juez accedió. En vez de responder, el Estado decidió ponerla en libertad.

"Estoy bien, un poco abrumada, eso sí, porque ha sido mucha información para procesar. Esto ha aparecido en todos los diarios. Me siento súper cansada", cuenta Estefany.

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